Año de publicación: 1999
Valoración: recomendable (muy recomendable para interesados en la historia (con h minúscula) de México)
Una de las primeras novelas de Enrique Serna, y sin duda una de mis favoritas. Esta obra fue concebida inicialmente como un guion para una telenovela de época. Afortunadamente, el proyecto de rodaje fue cancelado, lo que permitió a Serna repensar y redirigir su enfoque. En lugar de abandonarlo, transformó la idea original en una novela, con gran acierto, convirtiendo la vida del dictador mexicano del siglo XIX, Antonio López de Santa Anna, en una obra literaria que combina el formato de falsas memorias con la novela histórica. De esta manera, Serna explora a fondo la complejidad del personaje y del contexto histórico en el que se desenvolvió, algo que posiblemente habría quedado limitado en formato de culebrón.
Enrique Serna construye a Santa Anna (o hace que se muestre a sí mismo) como un hombre de contrastes, una figura carismática (como todo buen dictador) que cautiva a quienes lo rodean, pero al mismo tiempo, un egocéntrico impenitente, capaz de manipular a todos a su favor sin el menor escrúpulo. Serna nos muestra a Santa Anna como un maestro de la política y la seducción, alguien que entiende y explota las debilidades de quienes lo rodean para mantenerse en el poder. Aunque su narcisismo lo lleva a cometer errores fatales impulsados por su vanidad y ansias de protagonismo, llevándolo a tomar decisiones que, aunque momentáneamente le benefician, acaban destruyendo su legado y su reputación. A lo largo de la novela, Santa Anna se revela como un hombre ambicioso, cuyo talento para las hazañas heroicas es equiparable a su capacidad para las traiciones más profundas.
Bien establecido el papel de villano de Santa Anna (hecho que es inculcado a todos los mexicanos desde la más tierna infancia), Serna nos deja ver, de igual manera, sus momentos de duda, sus miedos y su humanidad, lo que hace que el lector lo entienda, incluso haya algunos que lo justifiquen. Este enfoque en la ambigüedad moral del personaje principal es uno de los puntos fuertes de la novela, mostrándonos la fragilidad del ser humano ante la tentación de la gloria y el control absoluto (¿Qué hubiera hecho yo estando en su lugar? Tal vez lo mismo).
Como en la mayoría de sus libros, Serna se distingue por su uso mordaz del sarcasmo y la ironía, lo que le permite criticar no solo a Santa Anna, sino también a la sociedad que lo creó y lo apoyó, resultando en una obra que es tanto entretenida como intelectualmente estimulante.
Por último, cabe mencionar que, para los mexicanos, para quienes Santa Anna es el arquetipo de la traición, este libro es particularmente interesante. Sin embargo, para aquellos que lean el libro sin ese rencor, tal vez les cueste involucrarse emocionalmente con el protagonista. No estoy del todo cualificado para decir sin prejuicios que la novela se sostenga por sí misma. Pero apostaría a que sí.
Otras obras de Enrique Serna reseñadas en ULAD: Lealtad al fantasma
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