Año de publicación: 1974
Valoración: Recomendable
El Diablo se ha enfadado con los siete demonios que encarnan los pecados capitales porque considera que se han "acomodado", así que les encarga la nada sencilla tarea de tentar con el pecado que cada uno representa a siete personas de tiempos y lugares diferentes. Para ello, Lucifer, Mammón, Leviatán, Belcebú, Satanás, Asmodeo y Belfegor se habrán de servir de todas sus tretas y contarán con la ayuda de mágicos artilugios y fantásticas cabalgaduras. Estos son los ingredientes de un "Viaje de los siete demonios" que es buena muestra de la imaginación desbordada y desbordante de un Manucho algo más juguetón que de costumbre.
Así, desde un inicial Infierno descrito con la habitual minuciosidad e ironía del autor, emprenderemos viaje por lugares y épocas tan alejadas entre sí como la Francia de 1443, la Pompeya separada de la virtud y dominada por el anhelo de poder y el hambre de prebendas del año 79, el Pekín de "El último emperador", la Potosí mezcla de lujo arcaico y pobreza inconcebible de 1879, la Venecia de 1764, las Antillas de 1647 o la imaginaria ciudad siberiana de Bet-Bet del año 2273. En cada uno de estos escenarios, los siete demonios habrán de desplegar todas sus artes ("sucias" o no) y astucias para llevar a los "elegidos" por el mal camino, artes y astucias que servirán para que la imaginación del autor se dispare y dé rienda suelta a su gusto por pretéritos lujos y miserias en forma de piratas "del Caribe", meretrices y patricios, reyes y príncipes del XIX, tiranos delirantes y petulantes, nuevos ricos, monseñores lujuriosos, etc.
Más allá del aspecto meramente "histórico" y del ya conocido barroquismo del autor en sus descripciones de ambientes y personajes, quisiera destacar un par de aspectos de este "El viaje de los siete demonios". El primero sería el humor. Ya desde las comentadas primeras páginas en las que se describen los dominios del Maligno se advierten la ironía, la mala baba y la tendencia a lo grotesco que no desaparecerán en toda la narración. El segundo, y quizá más sorprendente, sería el aspecto político que claramente se percibe en los sucesivos relatos. Los más claros ejemplos los encontramos en las luchas intestinas que recorren relatos como el de las Antillas o el del Pekin de finales del XIX y la aparentemente perfecta y maravillosa la siberiana ciudad de Bet-Bet. Ya en "Sergio" encontrábamos algún apunte "político", pero en este libro se ve con mayor claridad.
Resumiendo: "El viaje de los siete demonios" es un catálogo de miserias humanas de ayer, de hoy y de siempre que, seguramente, podemos considerar como una obra menor dentro de la bibliografía de Mujica (no tanto por su valor literario como por su "aparente" falta de ambición y por su menor "profundización"), pero es un texto que no decepcionará a quienes hayan podido disfrutar de sus obras mayores. A mi, desde luego, me ha gustado.
Otros libros de Mujica Lainez en ULAD: Un novelista en el Museo del Prado, De milagros y de melancolías, Sergio, Bomarzo, El escarabajo, El unicornio
4 comentarios:
Un gran escritor maltratado por una posteridad que parece haberse olvidado injustamente de él. Mujica era un caballero erudito, homosexual y de vasta y refinada cultura humanista; una rara avis en el panorama hispánico, en donde gustan los payasos, los eruditos a la violeta estilo Borges ( un genio, sin embargo) o los escritores comprometidos, siempre que sea con el comunismo y sus infinitas y engorrosas variantes. En este panorama, la prosa envolvente, onírica y como de anticuario de Mujica podía resultar cargante o pesada. Yo me leí hace años “Misteriosa Buenos Aires” y me encantó. Era un ramillete de cuentos sobre la fundación y desarrollo de la capital argentina desde sus orígenes coloniales hasta el siglo XX. Toda esta historia de Buenos Aires estaba envuelta en una orla de irrealidad mítica única gracias al peculiar estilo envolvente e hipnótico del maestro Mujica. Por la misteriosa Buenos Aires pasaban como un soplo del pasado indios, españoles, criollos, inmigrantes, obreros, estancieros, patricios, damas y hasta asesinos y compadritos. Al final, uno cerraba el libro con la cabeza atiborrada de imágenes sepia, como si nos hubiéramos pasado la tarde viendo fotos antiguas. El ambiente y el estilo eran capitales para Mujica; hay que contar una historia que sea bella estéticamente. Algunos podrán considerar amanerado a Mujica, con su estilo de camafeo repujado. A mí me encanta un escritor que sabe entretener y recrear como nadie el pasado, convirtiendo, como corresponde a un creador, ese pasado en un mito envuelto en brumas y misterios. Que sabe trascender la realidad. Tengo por casa Bomarzo y El escarabajo, tan bien reseñados en este blog. Ya no existe excusa para no leerlos.
¡Pintaza que tiene este libro, compañero! Muy al estilo "Good Omens", por cierto (o viceversa, en realidad)...
Pues sí, anónimo! 100% de acuerdo contigo. Habrá más Mujicas en breve.
La serie no he oído hablar de ella en mi vida, Hulio!!
¡Eh, que yo me leí el libro, como toca... nada de series!
http://unlibroaldia.blogspot.com/2019/08/terry-pratchett-neil-gaiman-good-omens.html
Publicar un comentario