viernes, 7 de junio de 2019

Eduardo Goldman: Como perro que aúlla en la oscuridad

Resultado de imagen de como perro que aulla en la oscuridad amazonIdioma original: español
Año de publicación: 2019
Valoración: Prescindible


Un título ciertamente impactante. Aunque lo sería más si se tratase de una metáfora del argumento o la descripción de algún personaje. Lamentablemente, el hecho que enuncia es literal. Hay perro, sí, y tiene la mala costumbre de aullar cuando se siente solo por las noches. 

No desvelo gran cosa si digo que el perro tiene un papel fundamental en la resolución del misterio e identificación de los culpables porque aparece en título y portada y, una vez metidos en harina, tenemos perro hasta en la sopa. Eso produce una curiosa asimetría entre lector y personajes: nosotros deducimos fácilmente algo que nuestros héroes no llegan ni a sospechar. Me dirán que, en ficción, no es la primera vez que ocurre esto, pero hablamos de una novela policíaca, de dos investigadores presuntamente expertos –un inspector de homicidios y su ayudante– y de un elemento –el can susodicho– cuyo rastro se persiguió hasta dar con él, precisamente, por si podía ser portador de alguna pista. ¿Lo encuentran? Sí. ¿Se lo quedan? También. Pero, pásmense, no tienen más remedio porque son incapaces de buscarle acomodo. Ante dos lumbreras de esa categoría no es de extrañar que el animal acabe resolviendo el caso en su lugar. De risa, ¡vaya! Quizá por eso, algún crítico ha querido ver humor en la novela. Y, reírse, puede que se rían, porque situaciones absurdas encontrarán bastante a menudo, aunque me da la impresión de que esas no han sido las intenciones de Goldman.

Como mandan los cánones (o los tópicos), nos encontramos con el típico policía amargado y escéptico, su encantador ayudante y el perro, ¡claro! La (nada trepidante) acción transcurre en un Buenos Aires al que podemos considerar su cuarto protagonista. ¡Ahh! Es cierto, me olvidaba de la chica. Porque esta es una trama clásica en el contenido, al estilo de los viejos mitos, los relatos infantiles y las novelas decimonónicas, o sea, es la típica trama que se ha repetido hasta ayer por la tarde: el varón salvador (uno o varios), la damisela en peligro y hasta la fiel esposa, a la que nunca veremos, pero cuyos sensatos consejos, emitidos sin moverse del hogar, nos son transmitidos puntualmente. Menos clasicismo encontraremos en una factura repleta de lagunas que está muy lejos de resultar irreprochable.

El factor psicológico se concreta en un persistente remordimiento cuyas causas y consecuencias quedan, como todo, en un simple esbozo. Tampoco puede faltar un amago de idilio y, para que no echemos de menos ni un solo ingrediente, cuenta también con su pizca de crítica social (mafias, corrupción en varios ámbitos, ineficacia policial) que da lugar a enriquecimientos ilícitos y su correspondiente rosario de cadáveres. Pero se trata de una crítica que no llega a ahondar en nada concreto, un tanto morbosa, truculenta, narrada apresuradamente y de forma bastante inverosímil. Esto último, probablemente, por dejar a la imaginación lo que ocurre en el interior de instituciones (policía, hospitales), que debería haberse investigado o haberlo hecho de forma más exhaustiva.

Concretando, si están buscando algo ligero con mucho detalle irrelevante, no olviden guardarlo en la maleta antes de salir de vacaciones. Se lee rápido y se olvida todavía más deprisa, pero textos así cumplen su función, que es la de entretenernos sin complicarnos demasiado la vida.

Y, a estas horas, el thriller que tiene todas las papeletas para encantarme, esperando su turno en la “nevera”.

7 comentarios:

Juan G. B. dijo...

Ja ja...por lo que cuentas, esta novela bien la podía haber escrito Pérrez-Reverte...; )

Lucas Despadas dijo...

Suena intenso...

Montuenga dijo...

Hola Juan. Por lo poco que conozco de los libros marca P.R., del que sólo leí 5 páginas de (si mal no recuerdo) El club Dumas hace unos mil años, más quisiera este autor que parecerse a él. Y conste que aborrezco los productos literarios porque la literatura es otra cosa, pero este es un producto menor. Vamos, que no creo que llegue ni a best-seller.
¿Qué tal, Lucas? Intensísimo, si: abre la puerta del coche, la cierra, enciende un cigarro, mira al techo, mira la hora, mira el horizonte... :) ¡Saludos!

Juan G. B. dijo...

Lo decía porque una de sus últimas novelas está protagonizada por perros, precisamente. En cuanto al nivel lterario, si es peor que el de P-R., apaga y vámonos..

Gabriel Diz dijo...

Creo yo ( para ganarme el enojo de Montuenga) que el Club Dumas no está tan mal. A mí me gustó 🙄

Montuenga dijo...

Para nada me enojo, Gabriel. Este blog es el vivo ejemplo de que para gustos están los colores. Aunque, en lo que respecta a P.R., parece que hay mayoría :)

Montuenga dijo...

Exacto: apaga y vámonos ;)