Título original: The Origin of Others
Traducción: Carlos Mayor Ortega (versión en castellano) / Ferran Ràfols Gesa (versión en catalán)
Año de publicación: 2017
Valoración: está bien
Poco se puede decir, a estas alturas, de Toni Morrison. Ganadora del Pulitzer y del Nobel de Literatura, la autora destaca no únicamente por la calidad de sus obras, sino también por el contenido de denuncia que incluye en ellas, en un activismo constante en la lucha contra el racismo y en favor del feminismo. Esta mentalidad crítica y luchadora se transmite en su literatura, y son pilares sobre las que se sustenta su obra.
En el libro que nos ocupa, la autora se centra especialmente en hablar sobre el racismo, y prueba de ello es que el relato empieza con un prólogo de mi admirado Ta-Nehisi Coates, del que ya reseñé su grandísimo libro «Entre el mundo y yo». En el prólogo, el autor nos pone en situación, explicando el momento en el que Morrison hizo las charlas que cubre esta obra y la situación de la sociedad norteamericana en ese momento. Coates, fiel a sus ideales, ataca el racismo existente y las políticas que, no sólo no ayudan a combatirlo, sino que lo fomentan. Así menciona en el prólogo los sucesos de Ferguson, Baltimore o Chicago, y la cultura racista de la sociedad americana, históricamente existente y defendida y protegida por el poder. Este prólogo sirve como introducción a lo que Morrison explica en el libro, y es ya de por sí solo una interesante lectura.
Morrison nos habla en este libro sobre la alteridad y la diferencia entre seres humanos por causa de la raza, tratando también sobre la tendencia del ser humano a separar y juzgar a los que no pertenecen a su mismo clan, considerándolos como los otros, el enemigo, alguien a quien se debe controlar. Así se establece la raza como elemento crucial de las diferencias entre personas, que de igual manera que la riqueza, la clase y el género, todos tienen que ver con el poder y la necesidad de control. Esta parte del libro es la más destacada, pues ataca a la raíz del problema y pone de relieve una serie de cuestiones y reflexiones que son de gran interés.
Situando siempre la raza como elemento nuclear del libro, la autora también nos habla de cómo la literatura, poniendo como ejemplo «La cabaña del tío Tom», se ha encargado a lo largo de los siglos de suavizar el impacto de las violaciones en las plantaciones, dándoles una capa de romanticismo que ocultara su extrema brutalidad, así como también la tendencia de cierta literatura de infantilizar los castigos a los niños, de suavizar los abusos cometidos para que los lectores (blancos) no se alarmaran ante tales hechos. Y en este análisis sobre cómo algunos autores tratan el tema de la raza, la autora nos habla de Faulkner y Hemingway, analizando en qué clave se tendría que leer su obra. También critica la visión que se ha tenido de África a lo largo de la literatura, bajo la visión de Conrad, Bellow, Hemingway, pues se la ha denigrado convirtiéndola en un territorio donde todo estaba por hacer, como un «feto que espera el momento de nacer».
En este análisis sobre como la literatura trata las razas, la autora aprovecha para hacer una revisión de algunos de sus libros, especialmente «Paraíso», y lo que pretendía contar con ello. También habla de la historia real de Margaret Garner que la impulsó a escribir su gran libro «Beloved», añadiendo párrafos del libro para comentarlos (con gran riesgo de que el lector caiga en una lectura accidental de spoilers que estropeen la lectura de su obra más conocida). A mí parecer, esta es la parte menos interesante del libro, pues a menos que se haya leído los libros que la autora incluye en su análisis, al lector le falta el marco de referencia a partir del cual analizar o profundizar lo que la autora expone; para un lector no conocedor de la obra de Morrison, el libro se hace cuesta arriba y pierde interés, pues la autora incide demasiado y abunda en el análisis de sus propios libros incluyendo párrafos en los que sustentar su opinión, para ampliarla y comentarla, para profundizar sobre cuál era su intención y propósito. Esta parte central y demasiado extensa, hace que el libro no avance con la fluidez de capítulos pasados y, a menos que se hayan leído los libros comentados, no aporta demasiado al conjunto.
Más interesante en su parte final, cuando habla de la globalización y sus consecuencias. Según la opinión de la autora, al idealizar el fenómeno de la globalización, no nos percatamos de cómo destruye las singularidades, como la eliminación de fronteras afecta a los territorios, como se debilitan las culturas y los territorios afectados por el fenómeno, y la migración masiva de ciudadanos.
Por todo ello, el libro está bien en una visión global, al tratar el enfoque que desde la literatura se ha dado a la raza negra, y a los abusos cometidos de manera repetida sobre ella a lo largo de la historia. Lamentablemente se centra demasiado en la propia obra de la autora y, a menos que un tenga especial interés en profundizar sobre ella, se hace algo repetitiva e innecesaria. Aun así, el análisis literario cuando lo abre a otros autores es interesante, y ahí radica principalmente el interés del libro, en cómo la literatura ha incidido e influenciado la visión que se tiene del continente africano y también de los negros, evidencia el poder de los mensajes, en qué se transmite y cómo; en este aspecto, nos percatamos de la importancia de la literatura (en positivo y en negativo), y es que la literatura conlleva una responsabilidad, pues su influencia en la sociedad es evidente. En este aspecto se hace evidente que debemos ampliar el abanico lector a otras culturas, a otros pueblos, a otras sociedades e incluso otras lenguas, pues toda imagen de la realidad es sesgada si solo se mira desde una única perspectiva. La cultura debe romper el cristal desde el cual nos protegemos para ver, sin acercarnos demasiado, un mundo que, aunque sea diferente, es más parecido a nosotros mismos de lo que creemos, o de lo que solemos pensar.
Podéis encontrar más reseñas sobre Toni Morrison en ULAD: aquí
En el libro que nos ocupa, la autora se centra especialmente en hablar sobre el racismo, y prueba de ello es que el relato empieza con un prólogo de mi admirado Ta-Nehisi Coates, del que ya reseñé su grandísimo libro «Entre el mundo y yo». En el prólogo, el autor nos pone en situación, explicando el momento en el que Morrison hizo las charlas que cubre esta obra y la situación de la sociedad norteamericana en ese momento. Coates, fiel a sus ideales, ataca el racismo existente y las políticas que, no sólo no ayudan a combatirlo, sino que lo fomentan. Así menciona en el prólogo los sucesos de Ferguson, Baltimore o Chicago, y la cultura racista de la sociedad americana, históricamente existente y defendida y protegida por el poder. Este prólogo sirve como introducción a lo que Morrison explica en el libro, y es ya de por sí solo una interesante lectura.
Morrison nos habla en este libro sobre la alteridad y la diferencia entre seres humanos por causa de la raza, tratando también sobre la tendencia del ser humano a separar y juzgar a los que no pertenecen a su mismo clan, considerándolos como los otros, el enemigo, alguien a quien se debe controlar. Así se establece la raza como elemento crucial de las diferencias entre personas, que de igual manera que la riqueza, la clase y el género, todos tienen que ver con el poder y la necesidad de control. Esta parte del libro es la más destacada, pues ataca a la raíz del problema y pone de relieve una serie de cuestiones y reflexiones que son de gran interés.
Situando siempre la raza como elemento nuclear del libro, la autora también nos habla de cómo la literatura, poniendo como ejemplo «La cabaña del tío Tom», se ha encargado a lo largo de los siglos de suavizar el impacto de las violaciones en las plantaciones, dándoles una capa de romanticismo que ocultara su extrema brutalidad, así como también la tendencia de cierta literatura de infantilizar los castigos a los niños, de suavizar los abusos cometidos para que los lectores (blancos) no se alarmaran ante tales hechos. Y en este análisis sobre cómo algunos autores tratan el tema de la raza, la autora nos habla de Faulkner y Hemingway, analizando en qué clave se tendría que leer su obra. También critica la visión que se ha tenido de África a lo largo de la literatura, bajo la visión de Conrad, Bellow, Hemingway, pues se la ha denigrado convirtiéndola en un territorio donde todo estaba por hacer, como un «feto que espera el momento de nacer».
En este análisis sobre como la literatura trata las razas, la autora aprovecha para hacer una revisión de algunos de sus libros, especialmente «Paraíso», y lo que pretendía contar con ello. También habla de la historia real de Margaret Garner que la impulsó a escribir su gran libro «Beloved», añadiendo párrafos del libro para comentarlos (con gran riesgo de que el lector caiga en una lectura accidental de spoilers que estropeen la lectura de su obra más conocida). A mí parecer, esta es la parte menos interesante del libro, pues a menos que se haya leído los libros que la autora incluye en su análisis, al lector le falta el marco de referencia a partir del cual analizar o profundizar lo que la autora expone; para un lector no conocedor de la obra de Morrison, el libro se hace cuesta arriba y pierde interés, pues la autora incide demasiado y abunda en el análisis de sus propios libros incluyendo párrafos en los que sustentar su opinión, para ampliarla y comentarla, para profundizar sobre cuál era su intención y propósito. Esta parte central y demasiado extensa, hace que el libro no avance con la fluidez de capítulos pasados y, a menos que se hayan leído los libros comentados, no aporta demasiado al conjunto.
Más interesante en su parte final, cuando habla de la globalización y sus consecuencias. Según la opinión de la autora, al idealizar el fenómeno de la globalización, no nos percatamos de cómo destruye las singularidades, como la eliminación de fronteras afecta a los territorios, como se debilitan las culturas y los territorios afectados por el fenómeno, y la migración masiva de ciudadanos.
Por todo ello, el libro está bien en una visión global, al tratar el enfoque que desde la literatura se ha dado a la raza negra, y a los abusos cometidos de manera repetida sobre ella a lo largo de la historia. Lamentablemente se centra demasiado en la propia obra de la autora y, a menos que un tenga especial interés en profundizar sobre ella, se hace algo repetitiva e innecesaria. Aun así, el análisis literario cuando lo abre a otros autores es interesante, y ahí radica principalmente el interés del libro, en cómo la literatura ha incidido e influenciado la visión que se tiene del continente africano y también de los negros, evidencia el poder de los mensajes, en qué se transmite y cómo; en este aspecto, nos percatamos de la importancia de la literatura (en positivo y en negativo), y es que la literatura conlleva una responsabilidad, pues su influencia en la sociedad es evidente. En este aspecto se hace evidente que debemos ampliar el abanico lector a otras culturas, a otros pueblos, a otras sociedades e incluso otras lenguas, pues toda imagen de la realidad es sesgada si solo se mira desde una única perspectiva. La cultura debe romper el cristal desde el cual nos protegemos para ver, sin acercarnos demasiado, un mundo que, aunque sea diferente, es más parecido a nosotros mismos de lo que creemos, o de lo que solemos pensar.
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