Título original: How to Write Like Tolstoi: A Journey into the Minds of Our Greatest Writers
Año de publicación: 2018
Traducción: Laura Ibáñez
Valoración: Interesante
Richard Cohen (*) ha sido editor, escritor y profesor de narrativa en la Kingston University de Londres. Hasta aquí, todo normal. Pero si añadimos que Richard Cohen también ha sido campeón de esgrima, que ha formado parte del equipo olímpico de UK hasta tres veces y que incluso ha participado en una película de James Bond, ya empezamos a sospechar que este autor se sale un poco del molde. Porque hay que ser necesariamente excéntrico y audaz para lanzarse a escribir un libro cuyo subtítulo es «Técnicas, manías y miedos de los grandes autores».
Resumen resumido: un repaso por los grandes temas narrativos que se abordan durante el proceso de creación de una novela, a partir de ejemplos reales de los grandes autores y sus obras.
¿Qué grandes temas narrativos? Se supone que aquellos que se consideran más relevantes desde el punto de vista de la narrativa de novela. El título de los capítulos ya aporta una información bastante concreta al respecto: 1. Atrapa, invita, cautiva: El inicio / 2. Las ruinas circulares: La creación de la personalidad / 3. Palabras robadas: Tres formas de plagio / 4. La clave: Los puntos de vista / 5. Hablemos: El arte del diálogo / 6. Trampillas secretas: El poder de la ironía / 7. El argumento viene muy a cuento / 8. Las olas de la mente: El ritmo de la prosa / 9. "La marca del zorro": Escribir sobre sexo / 10. Visión y revisión (Primera parte) / 11. Visión y revisión (Segunda parte) / 12. El sentido de un final.
Tengo que decir que el capítulo 9 me parece metido con calzador, pero aquí Richard Cohen juega con esa convención editorial de que toda novela debe tener al menos una escena de sexo y como buen ex editor que es, entiendo que no ha podido contenerse. Sin embargo —y díganme tiquismiquis— no concibo cómo no hay un capítulo específico dedicado a la cuestión ineludible del tiempo narrativo.
¿Cómo se abordan estos temas? Su tratamiento independiente mediante capítulos temáticos invita a un ejercicio de lectura self-service, cosa que de vez en cuando resulta saludable e incluso se agradece. Por otra parte, los temas se ilustran mediante la sucesión de ejemplos reales sobre autores y obras (más o menos) reconocidos. Richard Cohen no pretende defender ninguna tesis y por eso, de la lectura del capítulo 1 no deduciremos cuál es la mejor manera de iniciar una novela; la estrategia del autor es la de desplegar en cada caso una panorámica desde la sucesión de anécdotas reales que ilustran tanto aciertos como fracasos, y que sea el lector el que saque sus propias conclusiones. En términos generales, Richard Cohen pretende transmitir la complejidad del proceso creativo de la escritura, también el hecho de que no existen los aciertos ni los errores universales ya que cada obra tiene sus propios requerimientos y que cada autor tiene una voz y una mirada únicas por lo que nunca habrá dos obras iguales, incluso aunque se explique la misma historia. Cómo piensan los escritores no pretende otra cosa que introducir al lector en las decisiones técnicas que hay en la trastienda de las grandes obras, y que eso le resulte entretenido.
En relación a la forma, la estructura por capítulos da buen resultado pero el desarrollo de los mismos mediante numerosas anécdotas y ejemplos lanzados sin un hilo conductor me han abrumado un poco; sucede especialmente al principio del libro que el lector tiene la sensación de que no hay pausa para «descansar la oreja». En cambio, otros capítulos resultan mucho más hilados y amables a la lectura, como cuando el autor trata la cuestión de la ironía o cuando desarrolla —con un planteamiento maravilloso— el tema del ritmo. Y tómense estas afirmaciones como la percepción subjetiva que son.
Por otra parte, el hecho de que el autor sea anglosajón y la mayoría de sus ejemplos pertenezcan a la literatura inglesa o norteamericana hace que, por razones obvias, el lector en lengua castellana no alcance en algunos casos a interiorizar plenamente el mensaje que conllevan dichos ejemplos, muy a pesar de las minuciosas anotaciones a pie de página. Y no sé si no irá en una línea parecida la confusión que me ha suscitado el tratamiento que Cohen da al concepto de «ironía»; al principio sí desarrolla unas definiciones y ejemplos que conducen directamente a la «ironía» tal como la conocemos en nuestro idioma pero los ejemplos posteriores me inducen a pensar que se está refiriendo a la estructura profunda o subtexto, otra cuestión distinta y, a mi parecer, de mayor calado.
Por todo lo dicho, Cómo piensan los escritores es una lectura ante todo interesante sobre todo para quien quiera escribir y también para aquellos lectores curiosos y que ejercen una saludable lectura consciente. No es un libro para leer de un tirón, más bien es una invitación a degustar fraccionadamente los temas según la apetencia personal en cada momento. Y sobre todo, y a pesar de las objeciones puntuales que he ido exponiendo, me parece que Cómo piensan los escritores es un libro que debía ser escrito.
La cubierta es una de las grandes bazas, muy del rollo de Blackie Books con el añadido de que podemos adquirir esta obra tanto con un Mark Twain como con una Jane Austen, ambos con sus lápices colganderos en la boca, muy pensativos. Y lo que deduzco de esas ilustraciones tan originales es coherente con lo que me ha sugerido el contenido de la obra y es que ante la pregunta «¿Cómo piensan los escritores?» la respuesta no es otra que «Pues, mire usted, igual que los demás». Otra cosa distinta es que los escritores además sean obsesivos, tenaces y muy pero que muy observadores.
(*) No confundir a Richard Cohen con este otro Richard A. Cohen mucho más popular según Google. Lo digo por si os da por investigar, que no os llevéis el susto que ya me llevé yo.
4 comentarios:
La verdad es que es un libro al que le tengo el ojo echado desde hace algunas semanas, porque tenía la impresión de que más allá de lo bien o mal que estén planteados (que veo que bien, en cualquier caso) los temas, para las personas que escribimos (modestamente, cada uno con sus capacidades) podía ser una lectura motivante y que ayude a ver muchos elementos de la escritura desde una óptica más experta y exhaustiva. Me alegro de ver que es así.
Manuel, me alegra haberte dado un poco de luz. Para eso estamos.
Gracias por comentar
Muy interesante la reseña. Cuando una escribe es igual que cuando hace dieta, necesita lecturas de refuerzo, aunque le digan lo que ya sabe (que procure no ser una zampabollos) Tomo nota del libro.
Pilar, has acertado de pleno, hacer dieta y escribir son dos cosas que mucho fantasean con hacer y pocos lo logran. Celebro que la reseña te haya sido de utilidad.
Un saludo
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