Año de publicación: 1990
Valoración: Recomendable
Esteve Riambau, aparte de prolífico traductor, es uno de esos tipos que parece respirar cine, y no sólo eso, sino que se nos aparece en lugares quizá inesperados: lo encontramos en una extraña edición del guión de Babaouo, de Salvador Dalí, que andaba por casa desde hace décadas, por ejemplo.
En este caso nos disecciona al gran Kubrick, nada menos. Podría decirse que se trata casi de un manual, una sinopsis rápida sobre la trayectoria del insigne director desde sus comienzos como fotógrafo, que repasa variadas (y a veces ácidas) opiniones de algunos de sus colaboradores en distintas etapas, y termina, como no podía ser de otra forma, con interesantes reseñas de cada una de sus obras.
Desde los comentarios a sus primeros cortos, hasta el punto final de Eyes Wide Shut se va desgranando la peculiar personalidad del cineasta neoyorquino, sus búsquedas, su obsesión perfeccionista. Y página tras página se nos van pasando por la memoria innumerables imágenes de esas películas vistas una y otra vez, y vamos aprendiendo, entendiendo y encontrando claves, descifrando lenguajes… y topándonos con nuevos enigmas. Claro, sin ellos estaríamos ante obras planas, como tantísimas de consumo rápido que se nos ofrecen a cada paso, y el maestro era otra cosa muy diferente.
Trabajos memorables como Senderos de gloria, Dr. Strangelove, 2001, La naranja mecánica o Barry Lyndon nos van mostrando gracias a Riambau perspectivas insólitas, secretos sorprendentes que nos impulsan a disfrutarlos una vez más.
El libro de Riambau me parece consistente y suficientemente objetivo, compacto hasta resultar a veces escueto, como un aperitivo de algo que nos apetecería más sustancioso. Pero, ante todo, se le debe agradecer que no caiga ni en arrebatos apologéticos ni en las divagaciones supuestamente cultistas que tanto gustan a algunos críticos y ensayistas. Entiendo que precisamente aquí radica el mérito del libro: información coherente y directa para que conozcamos más sobre la materia, y nos llame a profundizar un poco más y a deleitarnos con el arte de uno de los genios de la historia del cine.
Lástima que por la fecha del libro (reeditado en 1999) nos quedamos sin un comentario sobre el proyecto que Kubrick preparaba cuando pasó a mejor vida, y por tanto, permanece sin resolver la duda de si el peñazo de A.I. es sólo atribuible a Spielberg, o el buen Stanley tuvo también algo que ver en ello.
Firmado: Carlos Andia
3 comentarios:
El "prolífico traductor" era mi padre. También fue él quien tradujo el guión de "Babaouo" e incluso una biografía de George Cukor. Gracias por los comentarios sobre el libro de Kubrick.
Disculpa no haber visto el comentario antes ¿Entiendo entonces que tú eres el autor del libro? En tal caso, felicitarte por el excelente trabajo.
Un cordial saludo.
Si,yo soy el historiador de cine. Gracias!
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