lunes, 10 de noviembre de 2014

D.T. Max: Todas las historias de amor son historias de fantasmas -David Foster Wallace, una biografía

Idioma original: inglés
Título original: Every love story is a ghost story. A life of David Foster Wallace
Año de publicación: 2013
Traducción: María Serrano
Valoración: imprescindible para cualquiera (pero los seguidores de DFW no habrán  ni llegado a esta frase, ni falta que les hace conocer la valoración que para ellos puede tener esta maravilla)

Hace muchos años que dejé de tener pósters en las estancias que habito. Así que mi mitomanía queda atrás. De hecho, creo que la última foto que desprendí de una pared fue de otro David, Sylvian, cantante de la banda de glam futurista Japan. Un tipo que se maquillaba y se acicalaba como una mujer para acabar peleándose con otros miembros de la banda por asuntillos de faldas. De mujeres, más concretamente.
Pero os juro que recaería en esa costumbre con este otro David. Aunque realmente es una cuestión que me viene a oleadas, que son agotadoras, cada acercamiento a su obra o a su persona me hacen admirarlo con más convicción. Claro que es muy fácil caer en esa necrofilia, más potente aún que la que rodea a Bolaño, pues no es lo mismo caer víctima de una enfermedad que suicidarse. Ya es decisión de cada lector si esa certeza (perdón, puede que algún astronauta no sepa que Foster Wallace puso fin a su vida a los 46 años, víctima de la profunda depresión de la que le era imposible salir) nos conduce inexorablemente por las páginas y nos condiciona a interpretar cada una de sus acciones como etapas de acercamiento a su determinación final. 
Pero usemos la clave que queramos para sumergirnos, sea la de lectores despistados pero curiosos, sea la de fans bregados a la búsqueda de piezas que completen el rompecabezas, sea la de escépticos profesionales que consideran la obra del escritor estadounidense como palabrería sobrevalorada, sea cual sea nuestra elección, veo imposible salir defraudado de este excelente trabajo de composición (casi oficial, pues dispone de toneladas de información solo accesible a través de correspondencia privada del autor) que no solo hace las veces de presentación del escritor y su método creativo (las menciones a todo el proceso son constantes, valiosas, interesantes, fascinantes) sino que también traza una especie de suspense en crescendo, donde conocemos y valoramos tanto al hombre como al escritor, y no podemos por menos que reconocer que su inmenso talento era a la vez salvavidas y lastre de su personalidad. Y si somos capaces de verlo atravesar noches enfebrecidas entre alcohol, fármacos y marihuana, en las que era capaz tanto de devorar lectura tras lectura como de poco menos que enloquecer escribiendo hasta el amanecer, si somos capaces de asimilar las dificultades de relacionarse con personas que comprendieran su necesidad y su obsesión, debemos agradecerlo tanto a los generosos y brillantes extractos de sus obras que inveteran sus más de 400 páginas como a la solvencia de D.T, Max como transcriptor, como selector, como comentarista sin dejarse llevar por la fácil alabanza o la conmiseración. Nada de eso. No es que nos lleve de la mano a un final en que no vemos otra salida, es que vivimos la intensidad de su mundo interior, nos extenúa y nos atrapa de tal forma que nos llevaría a cualquier lado, pasando antes, eso sí, por la librería.
Hace unas semanas decidí calificar como imprescindible Lo que tiene alas, de un autor relativamente poco conocido como Eduardo Jordá: lo hice porque representaba uno de los sueños que yo concibo para quienes acuden a internet y a blogs como este a la búsqueda de lecturas, que es la posibilidad de expandir de forma inabarcable el abanico de lugares literarios donde podemos obtener placer. Pues bien, este libro lo es, de la misma manera. Leerlo me ha abocado a hacer consultas descabelladas. He mirado fotos, a ver si Elizabeth Wurtzel estaba tan buena como para obsesionar a Wallace de manera instantánea con ella. He mirado si Mark Leyner, que a ratos parece complemento y a ratos antagonista, tiene algo traducido al español. He considerado si no es hora ya de dar nuevas oportunidades a escritores que he vilipendiado, pero que son defendidos por Wallace, como Pynchon o DeLillo. Las respuestas, por cierto, han sido tres Sí. Con los de hoy, 9 de noviembre, ya van cinco Sí. La cosa es que, a pesar de que este libro estimula poderosamente la curiosidad de cualquiera hacia la obra de Wallace, siempre habrá quien diga si esto no es una obsesión, si esto no es necrofilia, si esto no es, más que una ampliación del campo de batalla, una concentración excesiva de esfuerzo orientada hacia una sola finalidad. La verdad, para el que esto escribe es que, tanto leer a Wallace a pelo, como hacerlo a través de este fastuoso y serio trabajo dedicado a su persona, acaban condicionando no solo futuras lecturas y escrituras sino hasta meras formas de abordarlas. Tal es su influjo.
Con lo cual, de momento, creo que lo he dicho todo.

De o sobre David Foster Wallace en UnLibroAlDía: El rey pálidoHablemos de langostasEsto es aguaAlgo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer. Ensayos y opinionesEntrevistas breves con hombres repulsivosEncarnaciones de niños quemadosLa escoba del sistemaEn cuerpo y en lo otroConversaciones con David Foster Wallace

13 comentarios:

Juan dijo...

he de decir que el título es magnífico

Francesc Bon dijo...

Pues el título es justo la antesala, Juan. Qué valiosa esta biografía. Y cómo hace palidecer otras cosas por contraste.

Anónimo dijo...

Muy bien Francisco, ya nos hemos enterado de que has votado en la pantomima esa del 9N, si, la encuesta esa de las cajas de galletas reconvertidas en urnas, esas en las que podía votar Winnie the pooh y Superman. Tú habrás leído mucho, pero no te ha servido de nada. No te has enterado de lo que ha pasado el siglo pasado en Europa ni te afecta lo más mínimo. Pues nada, espero que sepas perdonar a este pobre español que no ha tenido la suerte de nacer en Cataluña.

Anónimo dijo...

De nada, no se ha enterado de nada. Venir aquí a presumir de independentismo ante aquellos de los que se quiere independizar es de "género tonto"

Francesc Bon dijo...

Hola! Me llamo Francesc, por cierto! Si vamos a cambiar los nombres, os puedo llamar Anònim a los dos? Solo una cosa: estoy contento, sí, de haber opinado a través de algo que metí en un sitio y luego alguien apuntó en un resultado. No fui el único, y mi alegría se manifiesta en esa pequeña, y esperaba que inofensiva, mención. En fin, lo siento, y supongo que para seguir aprovechando este bilingüismo que me he labrado, podríamos, queridos Anónimos, hablar de todas las líneas restantes de la reseña, las que dedico a glosar esta maravilla? Un poco de paciencia, señores! Y gracias por leernos.

Anónimo dijo...

Siempre me había imaginado a los Anónimos más leídos e inteligentes.
De la puerta de su casa no pasan por las opiniones expresadas por tales srs Anónimos.
Lean la prensa extranjera, tal vez entiendan alguna cosa sobre la cuestión.

Mireia

Paulo Kortazar B. dijo...

Jo crec que el llibre està sobrevalorat, que és un altre document a la mitomania cap DFW. Però tampoc crec que el llibre és dolent.

Y ya, dejo de fingir con el google translate. Un saludo.

Encanto dijo...

De David Foster Wallace hace unos meses intente leer Hablemos de langostas, y no acabo de convencer. Pero entiendo este punto mitomano que tienes, a mi me pasa con otros escritores/escritoras.

Francesc Bon dijo...

Creo francamente que esta biografía está por encima incluso de cómo uno valore la obra de DFW. Es un monumental estudio sobre un escritor y el proceso de su obra dentro de su trayectoria vital.
Gracias por los comentarios!

Aida (meriendolibros) dijo...

Leer "La broma infinita" fue para mí una inmersión, a ratos dolorosa, en un universo significante y complicado. Durante un par de meses me absorvió y su estela aún está conmigo. Estoy deseando leer esta biografía. Gracias por la reseña.

Anónimo dijo...

Francesc ?qué libro te gustó más, este o conversaciones con DFW? Un saludo

Francesc Bon dijo...

Uhhh! Yo no puedo elegir entre dos libros tan magníficos. Obviamente, al ser este más reciente en mi memoria, sería fácil inclinarme por él. Pero el otro es una maravilla, no hay por qué restringirse a uno, claro, con excepción de una decisión de compra. He de decir que tengo la suerte de haberlos leído los dos a través de mi Biblioteca.

Javi dijo...

Lo acabé hace 2 días. Una biografía que bien puede ser una novela o al revés, broma que quizá le gustara a Wallace. Un libro duro y que provoca angustia conforme se acerca el inevitable final... Lectura más que recomendable.