domingo, 31 de agosto de 2014

Colaboración: El tercer policía de Flann O´Brien


Idioma original: inglés
Título original: The Third Policeman
Año de publicación: 1967
Valoración: Imprescindible

Advierto por anticipado: no es buena idea leer este libro antes de dormir, como es costumbre de quien suscribe. Estamos ante un relato intenso y turbador y, si nos dejamos abducir por él, la pesadilla se nos puede presentar sin avisar.

La historia es en principio sencilla: un tipo sin nombre y con una pierna de madera se ve arrastrado a cometer un crimen. Cuando, tiempo después, va en busca del botín oculto, las pistas le conducen hasta una comisaría de policía en la que se investigan numerosas desapariciones de bicicletas. Hasta ahí, nada fuera de lo normal.

Pero pronto nos percatamos de que las cosas no serán tan sencillas. La relación que el protagonista mantiene con su misterioso cómplice empieza por mostrar elementos que desbordan lo acostumbrado. Los datos sobre el paradero de cierta caja negra los da alguien que no debía estar ahí, y que a su vez nos introduce en el mundo delirante que iremos descubriendo en adelante. La comisaría será un lugar donde las leyes de la naturaleza parecen no estar vigentes...

Nos encontramos en un entorno dominado por el absurdo, que lo mismo cobra tintes hilarantes (ahí la inenarrable bibliografía de de Selby) como provoca una ilimitada sensación de vértigo. Lo que sigue es por tanto una larga pesadilla que se extiende por innumerables recovecos, el viaje por un espacio torsionado donde confluyen imágenes imposibles, pensamientos errabundos y figuras grotescas, un delicioso cóctel que se mueve entre los mundos geniales y dislocados de Borges (¿conocía el argentino a O´Brien?), el arte de Moebius y las atmósferas enfermas de Faulkner.

Terminamos odiando y amando a Flann. Amándole (y por algún lado nos está esperando su ‘At swim-Two-Birds’) por haber sido capaz de crear algo de semejante potencia creativa. Y odiándole por haber recuperado para nuestra memoria consciente sensaciones propias de las fiebres de la infancia.

Con una bella estructura curvilínea, y con la gracia que a veces le confieren pequeñas imperfecciones técnicas, invito fervientemente a conocer esta extraña y fascinante novela, una joya injustamente olvidada que nadie debería perderse.

Firmado: Carlos Andia


8 comentarios:

Carolina dijo...

¡Hola! Te he nominado al premio Best Blog. Para más información lee esta entrada http://suenosdepapelytinta.blogspot.com.ar/2014/08/premio-best-blog_31.html


¡Saludos!

Anónimo dijo...

Bueno, supongo que esto va para los responsables del blog. Pero de paso aprovecho para mostrar mi satisfacción por poder colaborar en este invento.

Eso se llama hacer la pelota, sí señor, jeje.

Carlos Andia

Santi dijo...

¡Muchas gracias, Caro y Carlos! :)

Anónimo dijo...

Solo mencionar un detalle respecto a la pregunta de si Borges conoció la obra de O'Brien; el argentino hace una mención de At Swim-Two-Birds en un artículo publicado en la revista El Hogar el 2 de junio de 1939 con el título "Cuando la ficción vive en la ficción". El artículo en cuestión puede encontrarse en el volumen Miscelanea de Debolsillo Contemporanea que viene a ser una muy recomendable recopilación de críticas, prólogos y artículos sobre literatura del escritor argentino.

Carlos Andia dijo...

Pues es un dato realmente interesante. Con aportaciones como esta da gusto, amigo.
Muchas gracias por leernos. Un saludo.

Unknown dijo...

Una completa estupidez. Eso es ésta novela absurda. Totalmente prescindible.

Carlos Andia dijo...

Para gustos están los libros, claro, pero lamento que no hayas sido capaz de apreciarlo como merece.

Un saludo.

Carlos Andia dijo...

Acabo de ver con sorpresa y gran satisfacción que Nórdica ha editado (creo que en junio o julio) un volumen doble con 'El tercer policía' y 'En-nadar-dos-pájaros' (también reseñado aquí: http://unlibroaldia.blogspot.com/2015/08/flann-obrien-en-nadar-dos-pajaros.html). Así que una excusa menos para no conocer a este autor, que a mi me parece de enorme interés e injustamente olvidado.

Saludos, y enhorabuena a esta editorial (no me importa hacer publicidad, lo merece).