Idioma original: español
Año de publicación: 1983
Valoración: Muy recomendable
Esta es una de esas novelas que no recuerdo cómo llegaron a mis manos: la encontré la semana pasada en mis baldas, y ni siquiera recordaba si la había leído o no. A lo mejor la compré en su momento porque me llamó la atención el nombre sonorísimo del autor (Mempo. Giardinelli. Mempo Giardinelli), o su título, Luna caliente, que anuncia de forma muy adecuada una trama al estilo de Fuego en el cuerpo; o porque es una novelita corta, de unas 150 págians con letra grande y muchos espacios... No creo que fuera por la portada kitsch de la edición de Alianza, en unos tonos grises y rosas que no hacen justicia en absoluto a la crudeza del texto.
En fin, que la compré por lo que fuera; me la encontré en la balda la semana pasada y decidí leérmela. Y chico, qué gustazo. Luna caliente es, efectivamente, una novela negra "con ribetes eróticos", como se suele decir, situada en un tórrido verano en el Chaco argentino. El protagonista, el joven Ramiro Bernárdez, se ve arrastrado a la pasión y al crimen por la irresistible lolita / femme fatale de turno, la niña Araceli (¡trece años!), en el ambiente corrupto y opresivo de la dictadura. Las primeras cincuenta páginas de la novela son apabullantes, precisas, agobiantes. La historia tiene un aire de inevitabilidad casi demoniaca; el estilo es preciso y concentrado, sin desfallecimientos; casi podemos sentir el calor, la sensualidad animal que invade a los personajes. Nos parece, sí, estar viendo una película clásica del mejor cine negro americano. La trama incluso contiene algunas sorpresas y personajes memorables, como el inspector Almirón o la propia Araceli, incomprensible y casi sobrenatural.
Luego, la novela tiene algunos pocos descarrilamientos que hacen que me decida a no ponerle el "Imprescindible"; quiero decir que si Mempo Giardinelli hubiera sido mi amigo y me hubiera dejado leer la novela antes de publicarla, le habría dicho: "Esta es una obra magnífica, impresionante, eres un grande; pero, por favor, quita esos cuatro o cinco párrafos de erudición libresca que no vienen a cuento". Porque, sí, Ramiro Benítez es un hombre educado en París y por lo tanto culto y leído, pero no tiene sentido que en plena fiebre sexual y criminal se ponga a pensar que "Primero fue De Quincey [...] y luego Dostoievski, los que señalaron que los humanos, en alarde de cinismo o de ociosidad, gozamos con el crimen"; o que acosado por el remordimiento, el miedo y la culpa se ponga a pensar en la Divina Comedia, a metaforizar con Paolo y Francesca y a hacer juegos de crítica literaria. Ahí, en esos pasajes, amigo Mempo, te has dejado llevar por tu orgullo de escritor y has puesto una pequeña mancha en la novela.
Pero vamos, es una mancha pequeña, casi mínima. Luna caliente sigue siendo una novela excepcional, magnífica por su ambientación y por su tensión casi constante; por su retrato de un individuo corrupto en una sociedad corrupta; y por su estilo concentrado y riguroso (descarrilamientos aparte) que nos llevan de la mano a un mundo sucio en el que no nos gustaría vivir, pero que resulta de lo más seductor.
3 comentarios:
Yo no tengo un ejemplar de ese libro: cuando me lo recomendaron, estaba agotadísimo, así que esa misma persona me pasó una fotocopia encuadernada. Aún la conservo.
Comparto contigo la opinión de que le sobran ciertas notas eruditas, pero en general la novela me gustó (aunque no tanto como para plantearme darle un "imprescindible".
A mí personalmente no me gustó mucho, tengo la impresión de que no logra contextualizarnos dentro de la dictadura argentina, no soy un asiduo de la novela negra, pero me parece que el final no tiene mucho sentido. De 1 a 10, 5
Sentí el calor del chaco en las noches de Diciembre, el hambre de saciar el instinto humano me llevo a intentar poseer a Aracelí para luego preguntarme porque lo hice.
Gracias por la recomendación de esta novela, soy argentino y por extraño que parezca no conocía la novela y el autor. Sigo el blog en forma obsesiva aunque no suelo publicar mis comentarios en el. El particular estoy encontrando mucho placer en las novelas cortas y esta fue muy placentera.
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