Idioma original: Francés
Título original: Albertine disparue
Traducción: Consuelo Bergés
Año de publicación: 1927
Valoración: Imprescindible
Dije en la anterior reseña de "En busca del tiempo perdido" algo así como ...CONTINUARÁ (después del verano).
Pues bien, soy una persona sin palabra. Lo admito. No he podido resistir a la tentación.
Terminábamos "La prisionera" asistiendo a la huida de Albertina de casa de nuestro héroe y comenzamos "La fugitiva", conocida en otras ediciones y en otros países como "Albertina desaparecida" (mucho más acorde al título original, por cierto), con la confirmación de esa huida.
Sí, Albertina se ha ido y con ello sume en la desesperación a Marcel. Pero al muy retorcido no se lo ocurre una idea mejor que no hacer nada para conseguir así la vuelta de su amada. Al ver que esta no vuelve no se le ocurre mejor idea que mandar a su amigo Saint-Loup "en comisión de servicio" para que hable con madame Bontemps, tía de Albertina, y así convencerla para que vuelva a su lado.
Claro, ¿Cómo va el señorito a mover un dedo por su propia cuenta?
En fin, todo sale al revés. Pasan los días. Albertina no vuelve pero comienza un breve intercambio epistolar, que se verá bruscamente interrumpido por la muerte de Albertina en un trágico accidente.
Y aquí empieza lo bueno. Los celos retrospectivos comienzan a aparecer, hasta el punto de enviar un emisario a Balbec a hacer averiguaciones sobre el pasado de Albertina o de mantener relaciones con Andrea, amiga de Albertina, para sonsacarla información. La memoria, el recuerdo y el olvido sobrevuelan todo el libro. Y el tiempo, que todo lo cura (¿o no?). Estos cuatro elementos se combinarán a lo largo de la obra y harán pasar a Marcel por diferentes estados de ánimo: desde la desesperación hasta la indiferencia, un poco al estilo de como le pasó con la muerte de su adorada abuela.
Páginas y páginas enteras de divagaciones (Marcel Proust en estado puro), acerca del amor, del recuerdo, de los celos y, sobre todo, acerca de cómo afecta el paso del tiempo al sentido y al valor que otorgamos a esos recuerdos y a esos sentimientos. Todo un tratado de psicología, y van seis.
Una vez alcanzado el olvido, nuestro protagonista vuelve a su vida mundana personajes del pasado volverán a aparecer en el libro. Nuevamente el marqués de Saint-Loup, Gilberta Swann (primer amor de Proust), Legrandin, la duquesa de Guermantes, etc. No podemos (ni queremos) escapar del tiempo, no podemos (ni queremos) escapar del entorno social en el que nos movemos y nos volvemos a encontrar con viejos conocidos en situaciones diferentes.
Y tampoco podemos escapar ya, a estas alturas, de esta barbaridad en forma de 7 libros, 7, que es "En busca del tiempo perdido".
Tocará ponerse con "El tiempo recobrado" y ver qué pasa, si es que pasa algo.
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El resto de "En busca del tiempo perdido" en ULAD:
En busca del tiempo perdido VII: El tiempo recobrado
En busca del tiempo perdido V: La prisionera
En busca del tiempo perdido IV: Sodoma y Gomorra
En busca del tiempo perdido III: El mundo de Guermantes
En busca del tiempo perdido II: A la sombra de las muchachas en flor
En busca del tiempo perdido I: Por el camino de Swann
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El resto de "En busca del tiempo perdido" en ULAD:
En busca del tiempo perdido VII: El tiempo recobrado
En busca del tiempo perdido V: La prisionera
En busca del tiempo perdido IV: Sodoma y Gomorra
En busca del tiempo perdido III: El mundo de Guermantes
En busca del tiempo perdido II: A la sombra de las muchachas en flor
En busca del tiempo perdido I: Por el camino de Swann
2 comentarios:
Buena reseña. Ánimo, que solo queda uno más.
Gracias!
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