viernes, 15 de julio de 2016

Jon Krakauer: Mal de altura

Idioma original: inglés
Título original: Into thin air
Año de publicación: 1998
Traducción: Luis Murillo
Valoración: Muy recomendable

Hubo una película allá por los 90. El turista accidental, se llamaba. Algo aburrida, protagonizada por William Hurt, que encarnaba a un escritor de guías de viaje... que no había visitado los países que describía en sus libros. Lo único que recuerdo (puede que saliera Geena Davies, la de Thelma y Louise).

El caso es que, urbanita decidido como resulto ser, leer a Krakauer escribiendo en primera persona, y de una experiencia, como adelanta en los primeros párrafos, extrema, dura y trágica, es impactante. Sin necesidad de invocar al sensacionalismo, simplemente dejando fluír el relato de unos hechos que, paradójicamente, de puro vividos parecen ficción. Pero no. Las muertes son reales como lo es el dolor y el sufrimiento: también el de los sherpas para los que el Himalaya es su medio de sustento; recibir a todos los aventureros del mundo entregados a ese absurdo juego de superación en que se han convertido algunas actividades humanas. Subir al Everest es una de ellas.

Y Mal de altura adquiere tintes melvillianos. No me extrañaría que los pesados que se empecinan en incorporar elementos de management a todo acaben clavando las zarpas, descubriendo hitos elementos de benchmarking y cosas de esas en este texto, inicialmente un reportaje para una publicación especializada, luego reconvertido aquí en una fascinante y valiosa crónica, cuyos millones de copias vendidas no deben engañar a nadie.

Hablamos de un tema muy atractivo tratado de un modo muy cercano, pues Krakauer evita adentrarse en ejercicios de estilo o en valoraciones acerca de lo que acontece. Lo cual, aunque no sea la intención, no deja en muy buen lugar al alpinismo en general, al orientado hacia las grandes cumbres en particular. De afición de locos románticos que adoran la naturaleza a obsesión complementaria de cierto tipo de individuos con posibles y muchas ínfulas y lucrativo negocio para los aprovechados de turno. Y yo no voy a comprarme crampones ni chaquetas de GoreTex. Me conformo con ver algunos vídeos de YouTube sobre los hechos descritos o sus escenarios y pensar en el humor que hay que tener y en lo calentito que se está en casa. Egoísmo, locuras, la propia y la inducida por las circunstancias: el lector se obsesiona con la lentitud y la dureza del ascenso, con los cambios súbitos de clima, con las botellas de oxígeno y las válvulas obturadas, con los periodos idóneos de aclimatación, con la funesta apariencia de las extremidades congeladas, con la pérdida de conciencia propia de las altas cotas.

Mal de altura es más que el relato de una aventura que acaba fatal: es casi una parábola de que la mente humana es capaz de convertir en insano algo tan sano como la fascinación por la montaña y la naturaleza. Es una muestra de lo perverso del espíritu competitivo. También es conradiana, todo se vuelve oscuro y enfermizo aunque sea unas decenas de metros más arriba.

Krakauer no descubre nada nuevo, pueden narrarse desde esta perspectiva conflictos bélicos, desastres naturales. El añadido aquí es la predisposición de las partes a entregarse de forma voluntaria a una situación tan extrema, la aparente indiferencia con la que se relatan las bajas y la sensación, incómoda sensación, de que la vida propia es un precio que se acepta pagar a cambio de cierta experiencia única.

8 comentarios:

María dijo...

Un magnífico libro, de un buen escritor. Al acabar el libro piensas que, "la falta de oxígeno", no solo se produce en las altas montañas ya que el comportamiento humano, a menudo, no es precisamente humano. Muy recomendable también "hacia tierras salvajes". Una historia que narra la "aventura" de Cristhoper McCandless un joven que decide irse a Alaska y espabilarse en la naturaleza.

Ulises dijo...

La visión de Krakauer es incompleta si no se lee "Annapurna 1996" del incomparable Anatoli Boukreev, tristemente desaparecido. Su lectura es muy recomendable.

Marià Cerqueda dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Adriana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Adriana dijo...

No termino de entender la relación entre "El turista accidental" y el libro reseñado. Pero, quisiera aclarar que, al menos en el libro de Anne Tyler (no recuerdo en la película), el autor de las guías de viaje sí viaja a los lugares de los que escribe, solo que son guías para gente que odia viajar porque los viajes están llenos de imprevistos (algo que aborrece el autor de las guías por un trauma que sufrió. etc. etc.). Sí es correcto que trabajaba Geena Davies en la peli, aunque esto no tenga absolutamente nada que ver con nada.

Francesc Bon dijo...

Buenas: gracias por los comentarios y perdón porque ciertos problemas técnicos (discos duros vitales que se niegan a funcionar) me hagan tener los comentarios un poco abandonados. Pues me acordaba menos de la película de lo que me pensaba. Gracias por la puntualización. Referente a la diferente literatura sobre el incidente, Krakauer ya menciona el texto de Boukreev, y Araceli Segarra es mencionada un par de veces y sale en la lista de agradecimientos. Respecto a la temática concreta, aclarar que aunque se trate de un libro "de género" publicado por una editorial especializada, lo veo capaz de franquear barreras.

marcus dijo...

Cuando no has escalado más que el muro de la casa de enfrente y un libro es capaz de hacerte sentir como un cherpa es que es un muy buen libro. En él se basa la película Everest, estrenada hace poco, y que nunca llega a la intensidad y dramatismo del original. En fin, una buena reseña.Gracias

Francesc Bon dijo...

¿El muro de la casa de enfrente? Uh, algunos ni eso. Buen libro, sí, y gracias por el comentario!