Idioma original: español
Año de publicación: 2014
Valoración: Se deja leer
Empiezo aclarando que esta no es propiamente una contrarreseña, sino más bien una sobrerreseña, una confirmación o una reiteración de lo que Álex Azcona dijo, sucinta e irónicamente, en la suya. Pero es que me acabo de terminar este libro, y me han entrado ganas también de dar mi opinión, o mejor dicho desahogarme, soltar bilis. Hacerme un Murakami, por decirlo así.
Voy a resumir el argumento por si a alguien no le apetece irse a leer la reseña de Álex Azcona: a un escritor, que sin duda debemos pensar que es Vila-Matas, le invitan a que acuda a la edición de 2012 de documenta, la mítica exposición de arte contemporáneo que se celebra en la localidad alemana de Kassel desde 1955. La propuesta, que parte de las co-curadoras del evento, consiste en que el escritor se siente en un restaurante chino a las afueras de la ciudad y se pase una semana escribiendo.
Es un buen punto de partida: un planteamiento original y con muchas posibilidades, para el humor absurdo o autoirónico, para la reflexión sobre la condición del arte contemporáneo, sobre el papel de la literatura en relación con otras artes, o también sobre la conceptualización de Europa, unas ideas con las que se juega pero no se llega a profundizar demasiado.
El problema es que, en esta obra como en otras recientes de Vila-Matas, el ego del escritor lo ocupa todo. Vila-Matas parece haber encontrado el "método Vila-Matas" de escribir novelas, que consiste básicamente en divagar sobre lo divino y lo humano, soltar unos cuantos nombres de personas reales (preferiblemente, escritores famosos o artistas), mezclar citas y referencias literarias con gusto, agitarlo todo con su enorme personalidad como disolvente, y suponer que eso va a ser lo suficientemente interesante para el lector. Porque Vila-Matas (eso parece pensar por lo menos Vila-Matas) es un ser fascinante y con ideas interesantísimas.
Pues a mí, personalmente, me ha perdido como lector. No, Vila-Matas no es Murakami: lo he admirado mucho, lo he defendido mucho, lo he puesto varias veces en la lista de mejores escritores españoles contemporáneos; pero creo que ya no voy a darle más oportunidades. Se ha convencido demasiado de su propia genialidad (que existe, o por lo menos existió, eso lo reconozco), y ahora escribe novelas de 300 páginas como churros, sin esforzarse demasiado, o eso me lo parece a mí.
Y lo peor de todo: una novela sobre un escritor confinado en un restaurante chino en el contexto de una exposición de arte contemporáneo, ni siquiera resulta divertida. Que era lo mínimo que se le podía pedir.
En fin, como bien dijo Alex Azcona: una tontería.
Mucho Vila-Matas ya en UnLibroAlDía: aquí
3 comentarios:
El libro será un churro, pero la portada mola.
Aunque prefiero los comités centrales que tienen como único propósito perder la dirección del partido, me apunto a la lista. Decidí empezar con Vila-Matas después de ver una divertida intervención suya en YouTube. Corrí a una librería, adquirí El mal de Montano y me pasé varias tardes, algunas con sus respectivas noches, tratando de descifrar si yo era un pésimo lector o si me había equivocado de autor. Pero no, en la contraportada aparecían muy claros su nombre y su foto. Hasta que un día me rendí y le busqué un mejor lugar en mi vida a ese Mal. Desde entonces, cada vez que deseo quedarme inmediatamente dormido porque no tengo mucho tiempo para una siesta, vuelvo a empezar con El malo de Montano. A mis neuronas les sienta muy bien. Saludos desde Alemania. hjorgev.wordpress
Vila-Matas llega hasta Doctor Pasavento, quizás Exploradores del Abismo; lo que viene luego es barroco. Copia de la fotocopia.
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