lunes, 20 de agosto de 2012

Estampas veraniegas: Leer en el avión

Buenos días, Sras. y Sres. En nombre de Oceanic Airlines, el comandante y toda la tripulación, les damos la bienvenida a bordo de este vuelo con destino a Berlín, cuya duración estimada es de 3 horas y quince minutos...

Tres horas. Bueno. ¿Darán de comer? Voy a cruzar la pierna, a ver, así, aaaaaasí. Bueno, vamos a ello.

Pertenecía a esa clase de hombres vagamente anodinos...

Por favor, comprueben que su mesa está plegada, el respaldo de su asiento en posición vertical y su cinturón de seguridad abrochado. Les recordamos que no está permitido fumar a bordo.
..

Sé que no está permitido fumar a bordo, pero ¿estará permitido leer? ¡No se callarán estos condenados!

Hay seis salidas de emergencia: dos sobre las alas, dos en la parte trasera y dos...

Sí, sí. Ya.  

...Al margen de esos rumores poco generosos, en qué estado de gracia...

¿Es normal ese ruido? ¿Es normal ese ruido? Ese ruido no es normal. ¿Por qué a nadie más parece preocuparle ese ruido?

En el silencio de la habitación había más azoramiento que asombro.

Se me está durmiendo la pierna. Voy a cambiarla de lado... intentando no darle una patada al señor alemán que tengo al lado... ¡Uy! Perdón, señor. Sorry. Sorry.


Compró el billete y se instaló ante una mesa en el tren medio vacío.

En breves momentos comenzaremos a servir el almuerzo. Rogamos permanezcan en sus asientos y con el cinturón abrochado...

Pues ya empezaba a tener hambre. Pero ahora con la mesa a ver cómo leo... No huele mal. Ah, no, que esa es la comida de los de primera clase. Esta otra sí que huele mal. Gracias, gracias, obrigado, danke. Una coke, gracias.


No eran solo los hábitos antiguos lo que suscitó la impaciencia de Beard...

Sras. y sres., les habla el piloto. En estos momentos sobrevolamos España a una altura de 11.000 aproximadamente, con destino a Berlín...


¡Calla, que esto está interesante!
-Tonto. Te quiero. He dicho que estoy embarazada.
¡Toma!
El le rodeo el hombro con los brazos y los dos sortearon el revoltijo de las cosas de Beard...
Ya, ya, este Beard no sabe nada, el muy crápula...

Sras. y sres., en este momento comenzamos el descenso hacia Berlín...

¿Ya? ¡Pues todavía me quedan cincuenta páginas!

Les rogamos que regresen a sus asientos...

¡Eso ruégaselo a otros! ¡Que yo no me he movido de aquí! Venga que no me da tiempo...

Era una bendición que el bar fuese tan grande...

Y este avión tan pequeño...

Hammer se había levantado para pagar la cuenta...
Pues yo de aquí no me levanto hasta que no termine este libro.

Sres. y sras., bienvenidos a Berlín. En nombre de Oceanic Airlines...

¡Calla!

En medio de los aplausos y los vitores, Beard agarró la muñeca de Toby...
¿De verdad la gente está aplaudiendo al piloto por el aterrizaje, o esto está pasando solo en la novela?

Se señaló el hueco entre los dientes...
Pueden abandonar el avión por la puerta delantera...

¡Calla!

Beard estaba desplomándose en la silla...

¡Ya voy, ya voy, no hace falta empujar...!

Podía sostener que en Estados Unidos...
 Que sí, que sí, ¡qué prisas!

Buenos días, muchas gracias. Buenos días. Buenos días. Muchas gracias.

Gracias a vosotros, guapa. Y ahora...

...si intentaba que tomaran este impulso como un gesto de amor.

¡Ya! Justo a tiempo. Entonces, ¿qué deciáis que era esto? ¿Berlín?

2 comentarios:

Nur dijo...

Jamás he sido capaz de concentrarme en la lectura a bordo de un avión...nunca! Con tanta tensión no se puede leer, jeje. Así que me siento identificada con la descripción xD.

raquel.creatora dijo...

A mí me pasaba lo mismo, no conseguía concentrarme con ninguna novela en un avión, y en los viajes estos intensos de no parar, tampoco. Leía revistas, periódicos, pero echaba de menos mi dosis de ficción diaria. La solución me llegó hace apenas un par de años: los libros de relatos. Estupendos para los viajes, el avión, los trayectos entrecortados. No sé si le servirá el consejo a todo el mundo, a mí desde luego me ha salvado la literatura en las vacaciones...