Idioma original: inglés
Título original: Solar
Año de publicación: 2010
Valoración: recomendable
Aunque no se note, porque por aquí no he reseñado ninguno de sus libros, me confieso seguidor de Ian McEwan: me lo recomendaron cuando trabajaba en Irlanda, si no recuerdo mal, y lo primero que leí fue la archifamosa Expiación; luego cayeron El placer del viajero (traducción no demasiado ajustada al original The confort of strangers); Amsterdam, Chesil Beach y ahora este Solar. En general, McEwan me parece un escritor de mérito, sobre todo en el planteamiento de situaciones y en la descripción psicológica de sus personajes; la primera mitad de Expiación es modélica en ese sentido.
En Solar, McEwan ha ido por otro lado, más cómico, satírico, caricaturesca, con un toque de Nick Hornby o de Tom Sharpe (mucho más sutil, por supuesto). Por el transfondo científico de la trama y las particulares obsesiones (algunas de ellas sexuales) del personaje, también podrían encontrarse una cierta similitud con Las partículas elementales de Houllebecq. La novela nos presenta las desventuras de un tal Michael Beard, premio Nobel de Física por su única gran contribución al campo (la "Combinación Einstein-Beard"), que ahora vive de las rentas intelectuales y académicas, y que en su vida personal es incapaz de mantener una relación sentimental adulta. Actualmente, Beard se ve involucrado, casi contra su voluntad, en un Centro para el Estudio del Calentamiento Global.
A diferencia de otras novelas de McEwan mucho más estructuradas (una vez más, Expiación es el modelo), Solar da varios bandazos genéricos: comienza con ese toque de sátira cínica, pasa luego por un breve paréntesis policiaco, unos toques de espionaje industrial, algo de novela psicológica... y mucho, mucho, de novela humorística. Parece, en cierto modo, una novela-collage, lo que puede ser una decisión consciente del escritor o una consecuencia de cierta precipitación. Por ejemplo, el capítulo sobre el viaje de científico-artístico al Polo Norte, que es de lo más divertido de la obra y que, según parece, pudo ser la primera inspiración del tema central, tiene una unión muy tenue con todo el resto. O la historia, ya mil veces contada, del protagonista que cree que un extraño se está comiendo sus patatas fritas, cuando en realidad es él el que se está comiendo las patatas del extraño...
No voy a decir que Solar no sea una novela divertida: tiene capítulos muy buenos, y un anti-héroe protagonista de manual: físicamente desagradable, psicológicamente inmaduro, cínico, tramposo, torpe. Pero predomina la sensación de falta de nervio, de ausencia de estructura. Incluso la actitud hacia el cambio climático (el tema-excusa argumental) parece frágil: parece apuntarse por un lado a la posibilidad de que sea un negocio, una manipulación o un engaño, pero se ridiculiza por otro lado a los negacionistas y a los lobbies del petróleo. Lo que queda, al final, es el humor corrosivo que se come todo lo que toca: los afectos, la ciencia o la literatura.
También de Ian McEwan en Unlibroaldía: aquí
4 comentarios:
Ok, Santi, acudiré a la biblioteca: aunque tenga mis reticencias pues nadie mejor que Houellebecq para hacer de Houellebecq. Sobre McEwan: Chesil Beach me pareció cursi y relamida, Sábado documentada y certera.
Lo tuve en las manos la semana pasada y no me decidí. Según dices parece entretenido y poco más.
Hola Santi. Aunque tu entrada es de hace más de un año, dejo mi comentario. Yo voy por la mitad del libro y me gusta. Coincido con algunas de tus críticas, pero creo que el mérito del libro está en las reflexiones más que en la trama.
Me gustó. No está en mi top ten, pero mantiene a Mc Ewan entre mis contemporáneos preferidos. Saludos
Me defraudó para lo que esperaba. Se deja leer y entretiene a ratos pero poco más. Me han comentado que no es ni mucho menos lo mejor de este escritor. Eso espero aunque es posible que tarde en darle otra oportunidad.
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