sábado, 5 de marzo de 2011

Andy Riley: El libro de los conejitos suicidas y El regreso de los conejitos suicidas



Título original: The Book of Bunny Suicides y Return of the Bunny Suicides
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 2003 y 2004
Valoración: Está bien

Hace unos cuantos años, durante una visita a una tienda de cómics (una de esas visitas que siempre comienzan con la engañosa premisa "entro sólo a mirar, no voy a comprar nada"), encontré un librito de tapas naranjas llamado El libro de los conejitos suicidas, en cuya portada se veía una tostadora por la que asomaban las orejas de un conejo. Intrigada por lo cafre de la imagen, lo cogí y le eché un vistazo. Para mi sorpresa, el dibujo de la cubierta no era nada comparado con lo que podía encontrarse dentro: conejitos construyendo intrincadas máquinas destinadas a matarlos, conejitos dejándose atravesar por jabalinas, suicidándose con sacacorchos, envenenándose, fastidiando a Sauron (!) para descargue su furia contra ellos... Toda una galería de barbaridades que hacían aflorar una risa floja al mismo tiempo que me hacían pensar "pero qué barbaridad".

Me compré el libro, sí, y me reí mucho (y me sentí un poco culpable por reirme), y no pude más queEl regreso de los conejitos suicidas, una compilación de historietas en las que los conejitos continuaban mostrando sus poco ortodoxos métodos para quitarse la vida. También lo compré y también me reí mucho. Y me volví a sentir culpable, porque, reconozcámoslo, las historietas que aparecen en ambos libritos son de lo más cruel.
sorprenderme cuando, al año siguiente, apareció ante mí

Quizá lo que ocurre es que son tan bestias como irreales y por ese motivo no parece tan malo reírse. Porque, al fin y al cabo, sabes que lo que ves ahí no es cierto. Porque si se pusiera en práctica cualquiera de esas formas de acabar con un conejo, no creo que nadie se riera lo más mínimo. Igual ocurre lo mismo que con Saw (salvando las distancias), que, a fuerza de intentar conseguir el acto más violento y desagradable que se pueda imaginar, ya no impresiona y apenas si hace gracia cuando debería dar miedo.

Pero los libros de los conejitos están hechos para que uno se ría. Y sí, te ríes. Cuando estás con el segundo librito el tema se hace un poco repetitivo (normal), pero hay que reconocer que Riley tiene muy mala leche y mucha, mucha imaginación. No es que ocupen un lugar privilegiado en mi estantería, pero oye, echarles un vistazo de vez en cuando y alegrarte el día es todo uno. Y eso se agradece.

2 comentarios:

Maese_Salakov dijo...

Están simpáticos los libros de los conejitos, entretenidos, cruelmente divertidos. Pero sin más.

Precisamente ando yo ahora también con un libro de ilustraciones mudas: "La edad del silencio", de Ops, alias El Roto, Andrés Rábago. Bastante más desasosegante su propuesta. Pero muchísimo más recomendable...

Andrea dijo...

Jajaja; reconozco que a mí me gustan mucho los conejitos suicidas...