martes, 2 de diciembre de 2025

Semana de la poesía: 101 + 19 = 120 poemas de Ángel González

Idioma original: Español 

Año de publicación: 2000

Valoración: Recomendable

101 + 19 = 120 poemas es una antología, publicada por Visor allá por el año 2000, en la que se recoge una muestra de los 10 poemarios publicados hasta ese momento por el ovetense Ángel González, a los que se añaden una serie de poemas inéditos, algunos de los cuales, por cierto, verían la luz en forma de libro años después. 

Lo anterior supone, por tanto, un recorrido simplificado a través de más de 40 años y hace que esta reseña y la valoración que la encabeza sean, a su vez, la simplificación de una simplificación, pero allá vamos y que sea lo que Dios quiera.

Perteneciente a la generación del 50, Ángel González se caracteriza por el empleo de un lenguaje cercano a lo coloquial, por el tono conversacional e irónico y por situar sus poemas a medio camino entre la experiencia personal y la experiencia colectiva. Entre los temas que predominan en su obra cabe citar los "problemas metafísico - existenciales", las reflexiones sobre la poesía y sus mecanismos, lo político - social, el amor o el paso del tiempo.

En su primera etapa (desde Áspero mundo (1956) hasta Tratado de urbanismo (1967)), en la que se observa una clara vinculación con otros poetas de su quinta o ligeramente más mayores, como Blas de Otero, ocupan un lugar central los temas existenciales y políticos, si bien en ellos asoman ya el humor y las "torceduras" de la realidad (un ejemplo se puede observar en Ayer). Es la de esta época una poesía de la derrota y de esperanza oscura en la que el existencialismo de corte más individual da paso progresivamente a preocupaciones políticas y sociales.

Personalmente, esta es la etapa que más me interesa del autor, por la potencia y la fuerza de su imaginería, por su mayor conexión con inquietudes y preocupaciones atemporales, así como por una mayor musicalidad general en los poemas.

En la segunda etapa (desde Breves acotaciones... (1969) hasta Deixis en fantasma (1992)), ganan peso las rupturas de la lógica, la ironía y los motivos más "anecdóticos", hasta el punto de acercarse en ocasiones a lo meramente aforístico. Unido a esto, el paso del tiempo y la melancolía y el desencanto cobran mayor protagonismo, en especial en Muestra corregida... (1976). En este sentido, es revelador el poema Contra-orden (Poética por la que me pronuncio ciertos días), en el que dice...

(...)
Aquí esta permitido
fijar carteles, 
tirar escombros, hacer aguas
y escribir frases como

Marica el que lo lea,
Amo a Irma
Muera el ... (silencio)
Arena gratis,
Asesinos,
etcétera

Esto es un poema.
Mantén sucia la estrofa.
Escupe dentro.
(...)

Parece observarse, así, una desacralización de la poesía, en lo formal y en lo temático. Los poemas se vuelven prosemas y las piernas de una mujer, por poner solo un ejemplo, pueden ser su "leit motiv". No sé cómo lo veréis vosotros, pero yo me quedo con el Ángel González más cercano a lo clásico, el que delimita de forma más clara las fronteras. Vaya, que prefiero ese lenguaje más "elaborado", más "profundo", musical o rítmico, con mayor potencia en las imágenes, etc de la primera época. 

Y aunque, como he dicho, personalmente esta segunda etapa de la poesía del ovetense me parece bastante más floja, es innegable que Ángel González es uno de los poetas españoles más representativos de la segunda mitad del siglo XX. Además, como dice el refrán... "algo tendrá el agua cuando la bendicen". Por algo será que a Ángel González le dieron el Príncipe de Asturias de las Letras en 1985 o el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996, ¿no?

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