Año de publicación: 2025
Valoración: Muy recomendable
Una advertencia previa si se animan a leer este libro: resulta aconsejable que lo
hagan provistos de chubasquero, porque la lluvia inunda las páginas de esta
novela. Como dice uno de sus protagonistas: “Llueve de lao, llueve parriba.
Llueve y te cala, te deja empapao. Llueve y no t´enteras de ca llovido hasta que
yaa parao”.
Estamos en un pueblo costero de Cantabria y, como nos indica uno de
los protagonistas, salvo siete u ocho días al año llueve continuamente. Esa lluvia fina, pero persistente, de ahí lo de calabobos, condiciona las vidas de
los aldeanos, que se toman la lluvia como una especie de maldición bíblica. La otra presencia ineludible es la del mar. Los protagonistas
mantienen una intensa relación de amor-odio con el mar. Dependen de él, en
algunos casos para subsistir, pero son conscientes de que en cualquier momento
les puede arrebatar la vida.
Uno de esos días de lluvia inmisericorde desaparece una adolescente, Mariuca.
Rápidamente se moviliza la familia para buscarla, especialmente su hermano,
protagonista de la novela, que nos va trasladando en
esa búsqueda frenética de una punta a otra del pueblo. En ese itinerario se va
cruzando con otros aldeanos y salen a relucir todos los trapos sucios de una
convivencia que dista mucho de ser idílica. Hay mucha violencia soterrada, odios
no resueltos y envidias ancestrales que condicionan las vidas de unos y otros.
Para contar la historia, Luis Mario deja a un lado el lenguaje convencional,
y utiliza un lenguaje en que la oralidad pasa a ser protagonista. Efectivamente, el autor trata de trasladarnos la forma de
hablar habitual de los aldeanos, y en esa forma de hablar se prescinde de
terminaciones, se utilizan apóstrofes, se recortan palabras, se conjugan mal los
verbos, etc. Precisamente ese uso del lenguaje es una de las mayores bazas de
este libro, pero hay mucho más. Luis Mario introduce muchos elementos de la
mitología cántabra y tiene una forma muy poética de retratar el paisaje: el mar,
las montañas, los cielos cubiertos son tan protagonistas como los habitantes del
pueblo. Impagables son los cuchicheos de los mejillones con los que comienzan
algunos capítulos.
Sin contarles el final, sí les diré que está a la altura del
resto del libro y, afortunadamente, concluye de una manera tierna y delicada una
historia que, previamente, tiene muchos momentos de dolor y crueldad.
Sin duda, una de las mejores novelas de autores españoles de este año.

No hay comentarios:
Publicar un comentario