miércoles, 30 de octubre de 2024

Tuli Márquez: El Dia de la Independència

Idioma original: catalán

Año de publicación: 2024

Valoración: muy recomendable

¿Ha jugado al clickbait Tuli Márquez con ese título, con esa portada? Quizás en alguna entrevista promocional alguien haya pensado en formular la pregunta. Como gran narrador, cosa que a la altura de la cuarta novela no merece la más mínima duda, y como gran perceptor de lo que pasa (y de lo que pasó) en la sociedad en que vive, en la ciudad, los barrios, los bares y los despachos, como narrador moderno que sabe que el lector que se acerca a sus libros ya sabe ciertas cosas, los silencios de esta novela y sus omisiones son importantes, son vigas silenciosas que sostienen una monumental capacidad de visión de conjunto, da en el clavo otra vez. Cosa que definiría como una cabronada. 
Tenemos algunos, de escritores cabroncetes, por aquí. Te venden una novela como la historia casi cotidiana de dos ancianas que han decidido vivir juntas, las vueltas que da la vida por parafrasear otra novela de Márquez, Marga, abogada viuda que dejó su carrera en el despacho de su marido para poder criar a su hija, con la que tiene una difícil relación, que compensa (aunque suena a dulce represalia) llevándose de maravilla con Lucas, nieto al que escucha y atiende, mostrándose proclive a financiar alguna estrafalaria idea. Solamente ahí, Márquez nos ha colocado a tres generaciones en distintos puntos vitales. Una combinación de temor a la soledad y conveniencia mutua hace que Pepi, maestra jubilada, conviva con ella, en una de esas relaciones extrañas que surgen en las postrimerías de la existencia. Pues carecen de ningún otro vínculo que la semejanza en la edad, a pesar de lo cual están ahí, en ese piso de la parte alta de Barcelona, propiedad de Marga. Nuevo elemento del escenario: la fecha. Estamos en los dos días que preceden al referéndum del 1-O, fecha a la que, ya que soy catalán y escribo esto, deberíamos aportar algo de desinflamación. Ni el triunfo aplastante de la voluntad de un pueblo (pues esa voluntad fue adulterada con rapidez por políticos apropiacionistas y timoratos) ni la terrible afrenta al sistema político español que provocó, y provoca, invención de delitos a medida con obvios tintes vengativos. 
Pero esas fechas son otro elemento de la novela, casi sin querer. Los preparativos de la consulta forman parte del escenario, como si llenaran a la vez un vacío existencial o, peor porque parece que los hechos posteriores han acabado por confirmarlo, un aburrimiento propio de ciertas edades. Ahí la novela adquiere una faz de humor negro que no sé si es premeditado. Pepi se ha implicado en lo concerniente al referéndum, Marga, cuya evolución vital (básicamente una alternancia de ilusiones y renuncias) se muestra en los párrafos iniciales de cada capítulo, brega con su difícil relación familiar y con lo que parece manifestarse como un declive de su condición mental.
Entonces no, Márquez no ha jugado a confundir al lector con las intenciones de su obra, sino más bien, en la que es su novela más crepuscular, en hacer que se establezcan símiles y se proyecten éstos en las escalas que uno quiera. Desde la problemática de la generación sandwich hasta la espeluznante incidencia de la gentrificación en las ciudades de enorme atracción turística, hasta los laberínticos vericuetos de la mente madura. Enorme novela.

Otras obras de Tuli Márquez reseñadas en ULAD: aquí

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Ni el triunfo aplastante de la voluntad de un pueblo".
Debemos vivir en planetas distintos, porque lo que yo vi esos días es que la mitad de la población de una región acudió, al amparo de unas normas contrarias a la legalidad vigente, a participar en una consulta ad hoc y sin garantías, con el ánimo de romper el Estado. Vamos, lo que se conoce como un golpe.
Cuídense por allí del ascenso de la ultraderecha, más que de seguir soñando, que tienen la desgracia de tener a los partidos españoles de esa ralea y también a la Silvia Orriols.

Anónimo dijo...

Jobá, que aburrimiento, otro libro más de literatura catalana, que seguro que está genial, pero apenas hay nada gallego, apenas nada extremeño, nada de nada, y ello pese a haber obras monumentales como Nembrot o escritores excepcionales como Hidalgo Bayal, por citar ejemplos de las comunidades mencionadas...

A modo de ligera crítica, me gustaría recordar que también hay literatura actual fuera de Madrid y Barcelona, y que hay mas escritoras que Sara Mesa e Irene Solá.

Anónimo dijo...

Ah, y lo de la invención de delitos. Como si no hubieran estado en el Código Penal y no hubieran sido establecidos en los tribunales correspondientes. Otra cosa son las reformas penales posteriores, los indultos, la amnistía y otras hierbas.

Anónimo dijo...

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