Año de publicación: 2022
Traducción: Inga Pellisa
Me la juego. Quedan más de 2 meses para que termine el año, pero me atrevo a decir que Ahí fuera estará en mi lista de lo mejor de 2024, al menos en la categoría de relato. Y es que el primer libro de Kate Folk ha sido toda una sorpresa: relatos con arriesgados y originales puntos de partida, con comienzos de esos que te agarran por la solapa, con buen desarrollo de las tramas y subtramas y finales a la altura.
La casa necesitaba humedad. Eso le dijo a Karl (comienzo de La casa húmeda)
Tengo la idea esta de meterme en el bosque y que me peguen un tiro (comienzo de Ojos de cierva)
Por la noche, los huesos se nos disuelven en la sangre como azúcar en el te (comienzo de El pabellón óseo)
Quince son los textos que componen Ahí fuera, un volumen en el que se aprecia unidad temática y estilística, algo que no siempre ocurre en los libros de relatos. Temas como la soledad, el amor (o la búsqueda de amor), la inseguridad, la incomunicación o el dolor recorren la práctica totalidad de unos textos protagonizados, en su mayoría, por mujeres de unos 30-40 años que viven en mundos aparentemente distópicos (¿quién no se enamoraría de un blot, eh?) pero terriblemente reales, mundos grotescos y absurdos que no dejan de ser la otra cara (¿o tal vez la misma) de mundos interiores en derrumbe.
En el aspecto genérico, Folk juega con lo distópico, lo terrorífico y lo grotesco, si bien comenzando casi siempre con toques de humor negro. Pero la sonrisa inicial se va borrando a medida que avanzamos en los textos y da paso a una sensación más bien desasosegante, por la tristeza infinita que van dejando a su paso.
Como ocurre con toda colección de relatos, la valoración de la misma vendría a ser algo así como una media aritmética. En el caso de Ahí fuera, creo que los textos más extensos tienen un nivel general superior a lo más breves. Pese a que las 10 páginas de Ojos de cierva o que las 4 páginas de Tu novio el sonámbulo resultan impactantes en sus diferentes exploraciones sobre la búsqueda de sentido y resultan notables, los textos que rozan (o alcanzan) el sobresaliente son aquellos en los que la autora opta por un mayor desarrollo de los personajes, por la introducción de diferentes capas, por la utilización de contextos y subtextos tan importantes como los más "visibles".
Así, Kate Folk consigue con Ahí fuera y El Big Sur (me gusta esa circularidad del libro), El refugio, El pabellón óseo o La esposa del viento esas atmósferas turbias y extrañas que, sea o no de forma imperceptible, nos rodean y condicionan.
Para terminar, y por si alguien necesita referencias, tres son los autores que me vienen a la cabeza: Shirley Jackson, Mariana Enriquez y Edmundo Paz Soldán. ¿Podéis imaginar los motivos?
2 comentarios:
Pues nada, otro la la lista de lecturas pendientes ...
Harás bien, harás bien
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