jueves, 2 de enero de 2020

James M. Cain: El cartero siempre llama dos veces

Idioma original: inglés
Título original: The postman always rings twice
Año de publicación: 1934
Traducción: Federico López Cruz
Valoración: Recomendable

Parte del impacto que suscitó la publicación de El cartero siempre llama dos veces tiene mucho que ver con el hecho de ser una de las primeras novelas que integraba un sesgo hardboiled, con escenas altamente violentas o de contenido sexual. Otra gran baza de la novela reside en el hecho novedoso de que los delincuentes fueran personas ajenas al mundo del crimen que se ven abocadas a ello; la indagación en sus motivaciones y en el sentimiento de culpa era una óptica aún poco explorada. 

Resumen resumido: Frank Chambers es un buscavidas que de manera casi fortuita acaba trabajando en una cafetería de carretera, regentada por Nick Papadakis y su bella esposa Cora. La atracción irrefrenable que estallará entre Frank y Cora desencadenará una serie de oscuros acontecimientos que cambiará el rumbo de sus vidas. 

En El cartero siempre llama dos veces, la trama, los personajes y sus conflictos tienen un potencial narrativo indiscutible que sumado a los dos factores novedosos que comentaba al principio: la adopción del hardboiled y el crimen perpetrado por personas de a pie, la ha llevado a ser considerada un clásico imprescindible de la novela negra. 
  • La trama es muy clara y en coherencia con la poca extensión de la novela (sin subtramas), se caracteriza por el predominio de la acción. Los giros están estratégicamente bien situados y sorprenden al lector.
  • Los personajes del trío protagonista (Frank, Cora y Nick) resultan muy creíbles y el lector los va conociendo a partir de cómo interaccionan entre ellos y llega a comprender fácilmente sus conflictos internos con poquísima información.
  • La relación entre Frank y Cora funciona como un potente detonante del conflicto externo que impulsa a los personajes hasta sus últimas consecuencias.
«El amor es como un potente motor de avión con el que puedes volar hasta lo más alto de la montaña; pero si ese motor, en lugar de en un avión, lo pones en un Ford, lo despedaza en unos segundos. Nosotros no somos más que eso, Frank: un par de Fords. Dios se estará riendo de nosotros allá arriba.»
  • La voz narrativa es la de Frank en primera persona relatando los hechos de un pasado reciente. Es una voz directa y poco dada a los detalles por lo que el lector, aunque confía en Frank, sospecha que se puede estar perdiendo algunas cosas. No sé hasta qué punto es una decisión deliberada para que el lector desconfíe automáticamente de Cora, que acumula todas las papeletas de mujer fatal, o si es en parte consecuencia de la narración apresurada y excesivamente parca en detalles. 
A pesar de todos esos elementos que juegan a favor, en la novela se pone de manifiesto una serie de deficiencias narrativas que, en el caso de una trama y personajes con menor empaque, habrían podido decantar la balanza hacia el fracaso. El ritmo narrativo, como ya hemos dicho, está anormalmente acelerado como si hubiera cierta premura para explicar los acontecimientos. 
  • Los hechos se apelmazan unos contra otros y no dejan espacio para la distensión, para que la trama respire y la lectura inconsciente le dé a cada acontecimiento la importancia que merece. He leído en varias reseñas que El cartero siempre llama dos veces esgrime tres críticas feroces sobre algunas lacras del momento: el racismo, la religión y las compañías de seguros. Pues bien, hay que hacer una lectura muy consciente y reposada para detectar esas críticas y mucho más para percibir su ferocidad. Pasan tantas cosas y tan rápido que algunos elementos como esos pueden quedar como simples anécdotas a ojos del lector.
  • Los giros, aunque su concepción sea muy acertada y sean verosímiles, resultan demasiado abruptos por una falta de indicios o detalles que refuercen su papel dentro de la trama y aporten una mayor riqueza al texto. El lector los acepta pero en ocasiones puede llegar a pensar que se ha saltado algún párrafo.
  • Los diálogos son prácticamente estilo directo sin acotaciones. Eso otorga mucha frescura, naturalidad y agilidad al texto pero por otra parte deja al lector un poco a la deriva en momentos en los que sería interesante tener más información sobre el tono, las expresiones faciales o el lenguaje no verba de los personajes. 
Por tanto, creo que la novela merece un Recomendable pero de haberle dado más tiempo de maduración y de haberse pulido el texto con algo de mimo y astucia, podría llegar a ser hasta un Imprescindible. Me pregunto a qué venía tanta prisa y, sobretodo, me pregunto dónde estaba el editor.

El título de la novela, El cartero siempre llama dos veces, ya es todo un icono en sí mismo pero que no guarda ninguna relación directa con la historia. Indagando en los motivos que pudieran llevar a James M. Cain a elegir ese título para su novela, he encontrado la siguiente reflexión: cuando el cartero trae algo para ti, llama dos veces para asegurarse de que no estás. Es una buena metáfora sobre la implacabilidad del destino, en este caso el de Frank Chambers. Como diría una abuela refranera: «El que mal anda, mal acaba.»

También de James M. Cain en ULAD: Pacto de sangre

6 comentarios:

Diego dijo...

Vi la película con Jack Nicholson hace mil años. Recuerdo que me gustó pero solo al final de ella comprendí el título... o, mejor dicho, me di una respuesta sobre el título que me convenció. Tiempo después solo recordé la historia por esto. Algo así me pasó con El nombre de la rosa. En fin, para mí "el cartero" se viste de negro y tiene mucho que ver con ese viejo mensaje de que nunca es fácil, sino imposible, el "borrón y cuenta nueva".

Un gran título, sí señor.

José L. Solé dijo...

Entiendo tu duda sobre el Recomendable y el Imprescindible, pero me temo que pasado el tiempo de maduración que otorga el recuerdo de la novela es posible que tires más hacia la 2ª opción, al menos ese es mi caso una década después de su lectura; en el fondo creo que Cain se marcó una pulp para salir del paso... y pasar a la siguiente (hizo unas cuantas del estilo duro, claro y conciso sin regodeos literarios) y es que en el fondo con tan poco ingrediente como el "Twin Oaks", un griego casposo pero amigable, un buscavidas que expulsan de un camión de paja (Frank Chambers) y una femme fatale como Cora ya es capaz de montarse una epopeya de grandes dimensiones en el universo noir... ¿paquémás si el artefacto funciona a las mil maravillas?

Buena reseña. Salut!

Richard Ford dijo...

Por qué nombrar solo a Jack Nicholson y omitir a la extraordinaria Jessica Lange? Machismo, tal vez?

Diego dijo...

No, arrobamiento. Cuando reseñen El buen Alemán volveré a ser sincero y mencionaré que recuerdo una película con Cate Blanchett.

Richard Ford dijo...

Gracias x dejarme enseñarte.

Beatriz Garza dijo...

Diego, coincido plenamente contigo en que el título no es directo pero evoca muy bien el mensaje de lo inevitable.
Muchas gracias por comentar.

Krust, creo que estamos diciendo lo mismo: el artefacto es implacable e inmejorable. Solo que en mi caso considero que para un "imprescindible" la factura debe tener una mayor calidad literaria.
Un saludo.