jueves, 16 de agosto de 2018

Charles Bukowski: La máquina de follar

Idioma original: inglés
Título original: Ejaculations, Exhibitions and General Tales of Ordinary Madness 
Año de publicación: 1974 (como libro) 
Traducción: J. M. Álvarez y Ángela Pérez 
Valoración: entre recomendable y está bien


No soy un devoto de Charles Bukowski (*), aunque claro, allá por mi desencantada juventud sí que leí, al menos que yo recuerde,  un par de libros de este autor (de la serie de su alter ego Chinaski, para más señas). Vamos, como todos, al menos todos los jóvenes varones que aspirábamos a una vida de emociones fuertes, siquiera a través de la palabra escrita. Después, sí que he leído algunos poemas del viejo Hank Bukowski, en mi opinión bastante buenos y en los que demostraba una sensibilidad... digamos más afinada que en su prosa. Pero hasta ahí. Lo que pasa es que, reconozcámoslo, el título de este volumen de relatos es irresistible: esto lo tenía que reseñar mientras aún me quede un rescoldo de ímpeto juvenil y alguien, aunque sólo sean ya las octogenarias, me siga llamando "este chico"... (que lo hacen, eh, a ver qué os pensáis).

La máquina de follar, por lo demás, es en realidad el título del último cuento o relato que componen esta recopilación, cuyo título en inglés, de todas maneras, resulta no menos sugestivo. Eso sí, el título que se le puso en castellano resulta no poco pertinente, porque aquí otra cosa no, pero no se para de follar. Bueno, de follar y de cumplir con todo tipo de funciones corporales sobre las que se suele guardar un cierto recato. Y también de beber, porque el personaje protagonista de todos los cuentos que encontramos en este libro -que son bastantes- es el típico personaje bukowskiano: alcohólico irredento, bala perdida, jugador y mujeriego. Vamos, como se supone que era el propio autor de los mismos... de hecho, en la mayoría de ellos el protagonista se llama también Bukowski, aunque en otros ha tenido el detalle mínimo de cambiarle el nombre. Es más, algunos de estos relatos  -Ojos como el cielo, Notas sobre la peste, Un hombre célebre- parecen una crónica de cómo eran los días de este escritor famoso por su malditismo, con otros poetas o profesores universitarios visitándole mientras él sólo quería hundirse en su propia miseria alcohólica-; otros también parecen tener una impronta autobiográfica importante, en los que cuenta su estancia en hospitales -Vida y muerte en el pabellón de caridad-, sus desesperanzadas visitas al hipódromo -Caballo florido-, sus opiniones (no demasiado entusiastas, sobre el LSD y el cannabis, en Un mal viaje y El gran juego de la yerba,sus escarceos sexuales, mediante pago o no -Tres mujeres, Reparando la batería- o sus vagabundeos por América, como en los tristísimos Lo toma o lo deja y Un lindo asunto de amor; este último relato animado por una ternura insólita, pese a estar protagonizado por el característico personaje que ya conocemos, cínico y que trata las mujeres con un desenvuelto pero impostado 8por temeroso) desdén.

Cuatro cuentos, no obstante, se salen un poco de la tónica general, aun compartiendo el cutrerío ambiental: los tres últimos, La manta, Animales hasta en la sopa y La máquina de follar, entrarían en el registro, y de forma más bien divertida, del género erótico-terrorífico-fantástico (seguro que existe un nombre más corto para esto). El otro relato que destaca del resto, en este caso por su crudeza añadida, es El malvado, la descarnada descripción de un pederasta, que, más que como un intento de epatar o escandalizar al lector, quizás sea más bien un remedo sarcástico (y por tanto crítico, podemos suponer) de la célebre, y más por aquella época, puesto que su adaptación al cine era relativamente reciente,  Lolita.

Luego está, claro, la cuestión del estilo de este escritor. dinámico, burlón, arrebatador.... Más clásico en ocasiones o al borde del stream of conscieousness en otras (la desaparición de las mayúsculas o la alternancia aparentemente espontánea de la primera a la tercera persona y viceversa acentúan esta impresión): es lo que ocurre con Yo maté a un hombre en Reno, por ejemplo. ¿Los mejores relatos del libro? Pues aparte de alguno de los ya mencionados, como Un lindo asunto de amor, yo diría que alguno más que incide en su más que recurrente "senda del perdedor", como Veinticinco vagabundos andrajosos. O una supuesta estancia en un psiquiátrico (no se si el Bukowski real llegó a vivirlo) en Púrpura como un iris, sin duda uno de los más destacados relatos de esta pasmosa y muy particular antología.

(*) Casualmente, hoy sería su cumple, así que ¡felicidades y buena borrachera, allá donde se encuentre!


Otros títulos de Charles Bukowski reseñados en Un Libro Al Día: El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barcoPulp, Cartero

13 comentarios:

Lupita dijo...

No sé qué decir: me gusta a ratos y a ratos le odio. Su estilo cansa cuando se lee muy seguido, y no estoy hablando de la temática.
Hay en todo lo suyo un poso de decadencia y hastío que en grandes dosis puede hartar.
A todo eso se le une que Chinaski, junto a Harry el sucio y James Bond, reúne todo lo que puedo odiar en un hombre.
Leí mucho toda su poesía, que me gusta más, y aun así, me cansé.

No sé, me parece interesante, un gran escritor del llamado realismo sucio,pero que no es de mis favoritos.

Y lo del sexo en ocasiones parece enfermizo..aunque me hace gracia como a Chinaski le pide caña su parienta.

Muy buena reseña, Juan. Ahora Bukowski no apetece.
Saludos

Anónimo dijo...

Aunque no soy muy de Bukowski recomiendo "La senda del perdedor". Posiblemente su mejor novela. Un saludo

Juan G. B. dijo...

Hola a los dos:
Ya digo que hace mogollón de tiempo que no leía la prosa de Bukowski, así que por eso me ha sorprendido gratamente no tanto la temática de sus relatos, que ya me esperaba, como su estilo y sobre todo, el magnífuco domibio del ritmo que transmite. De hecho, creo que esta vez no tardaré tanto en repetir con él.
De todos modos, creo que uno de los "bukowskis" que leí en mi cada vez más lejana juventud fue, justamente, "La senda del perdedor", así que tal vez me decida por otro título.
Un saludo a ambos y gracias por los comentarios.

Anónimo dijo...

Putero, alcohólico y ludópata. El sueño de cualquier mujer.

Juan G. B. dijo...

Pero lo compensaba todo con su físico digno de Adonis, que las traía loquitas...

Lupita dijo...

En la peli Factotum, Chinaski era Matt Dillon. Eso sí compensaba. Por cierto, lo hacía muy bien, daba asquito como persona..

Juan G. B. dijo...

Mucha licencia artística me parece esa... ; )

Lupita dijo...

Eso mismo pensé yo..pero la verdad es que bordaba el papel.

Pepe Pótamos dijo...

Pues el tío sí ligaba (él era el primer sorprendido), lo cuenta en su novela "Mujeres", para mí la mejor junto con Factotum. Curiosamente, Juan, Bukowski supongo que sería un representante de eso que tan poco te gusta que es la literatura del yo, lo que pasa es que él tuvo una vida tan alucinante que se lo podía permitir (su única novela que es ficción pura y dura fue Pulp, que es novela negra y que por cierto también está muy bien). Saludos

Juan G. B. dijo...

Hola Pepe:
Sí , tienes razón: Bukowski sería un ejemplo perfecto de esa literatura contra la que no hago más que despotricar...y que no sé cómo, pero no hago más que leer, de unos u otros de sus representantes.
Lo cierto es que a veces me planteo cómo asumir esa contradicción, aunque aún no lo he resuelto.
Un saludo y gracias por tu visita.

Pepe Pótamos dijo...

Yo creo que un escritor puede hablar de sí mismo o de sus experiencias siempre que lo que cuente es interesante, a mí Bukowski sí que me gusta por la vida que llevó, pero al igual que tú, de la mayoría de los que hacen literatura del yo, no puedo decir lo mismo. Saludos!

Angelica dijo...

La senda del perdedor es muy buena, me parece muy sincera, hasta le agarre cariño.

Juan G. B. dijo...

Hola Angélica:
Sí, es cierto, a Bukowski se le agarra cariño quieras que no. Es entrañable...
Un saludo y gracias por la visita.