martes, 14 de agosto de 2018

Clive Barker: Sortilegio


Idioma original: Inglés
Título original: Weaveworld 
Traductor: Roger Vázquez de Praga 
Año de publicación: 1987
Valoración: Entre recomendable y está bien 

Clive Barker ha tocado todo tipo de disciplinas: ilustración, teatro, cine... Y literatura. Es un excelente narrador; si a eso le añadimos que tiene una imaginación tan fértil como retorcida, debemos admitir que estamos ante uno de los titanes del horror actual. A él le debemos los magníficos Libros de sangre, una de las mejores antologías de terror contemporáneo. 

No es el terror, pero, el único interés literario de este escritor. Barker ha navegado, también, por la fantasía. Hasta aventuraría que ha ayudado a moldear la llamada fantasía oscura. Sólo hay que ver su saga, Imajica (su obra más ambiciosa y de la cual está más orgulloso), para percatarse de la solvencia con la que es capaz de transitar por este terreno. 

Aunque, vayamos a la novela que nos ocupa: Sortilegio. Un mundo mágico palpita bajo una alfombra. Cal Mooney y Suzanna Parrish se ven atraídos hacia ese fascinante lugar, colmado de promesas, magia y conocimientos arcanos que escapan a la comprensión humana. Lo que ignoran es que se verán forzados a ser partícipes de un conflicto de grandes magnitudes que se libra en esa alucinante tierra; una guerra entre, ni más ni menos, el Bien y el Mal. Este maniqueísmo (con algún que otro claroscuro) erosiona parte del potencial de la novela, pero no es demasiado molesto y se puede ignorar.  

Sortilegio es un libro que podríamos inscribir en el género fantástico. No obstante, en él gravitan escenas y conceptos del de terror. De forma muy intermitente, es cierto, pero que suponen un problema, porque fuerzan situaciones y desarrollos de los que se podría haber prescindido perfectamente. Y es que incluir elementos y escenas propias del género de terror en esta novela la hace parecer algo extraña y excesiva, como si Barker buscara complacer a sus seguidores, como si quisiera poner en ella todo lo que se le da bien; claro, el terror, pues, no debe faltar. Y, debo decir, en esta ocasión le sale el tiro por la culata. Otras veces ha logrado entremezclar ambas temáticas de forma más limpia, pero no es el caso. 

A este desafortunado hecho hay que sumarle otro tropiezo: Barker ha recurrido a tantas ideas que no puedo evitar pensar que habrían llegado a mejor puerto por separado, divididas en varias historias. Su creatividad es tal que ha saturado la novela de paisajes, personajes y situaciones que merecerían un trato más íntimo y minucioso. 

Pese a estos inconvenientes, la novela es muy disfrutable. Plagada de fantasía, terror, surrealismo onírico y erotismo, como el resto de trabajos en los que el escritor está más en forma. Aquí veamos a un Barker que siembra y experimenta con varias ideas, y saber que en un futuro recurrirá a los frutos de esta cosecha, más comedido, más experimentado, no tiene precio. 


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