martes, 24 de enero de 2017

Mijail Saltykov (Schedrín): La familia Golovliov

Idioma original: Ruso
Título original: Господа Головлёвы
Traducción: María García Barris
Año de publicación: 1875-1880
Valoración: Muy recomendable

Hay que tener muy mala pata para ser ruso, dedicarte a esto de la escritura y que te toque ser coetáneo, entre otros, de Tolstoi, Dostoyevski, Gogol, Chejov o Turguenev. Porque la sombra de estos auténticos monstruos de la literatura es más que alargada. Y es posible que esa sombra haya hecho permanecer en el más absoluto de los olvidos a autores como Schedrín, cosa que, tras leer "La familia Golovliov", me parece sumamente injusta.

Es "La familia Golovliov" una novela muy rusa, muy decimonónica. Ambientada en los años anteriores y posteriores a la abolición del régimen de servidumbre (1861), se trata de una novela psicológica con aspectos de crítica social que narra el lento e irreversible deterioro y descomposición de una familia, los Golovliov, y de una clase social, la de la pequeña nobleza campesina.

En el caso de los Golovliov, la familia está marcada por tres rasgos fundamentales:  la ociosidad, la incapacidad para realizar cualquier tipo de trabajo y la excesiva afición por la bebida. Estos rasgos serán causa de la superficialidad y vacuidad que dominan los pensamientos y acciones de los personajes.

El único personaje que trata de oponerse a ese destino familiar será la madre, la avara y mezquina hasta extremos insospechados Arina Petrovna Golovliovo, verdadero motor de la familia, manejadora de los negocios y propiedades de la misma (llega a poseer hasta 4000 almas), pero incapaz de transmitir ese carácter a sus descendientes, salvo en lo referente a avaricia y mezquindad. Frente a ella, su esposo Vladimir, de carácter desordenado y escandaloso, está completamente fuera de la vidad social y familiar.

Esa descendencia está formada por cuatro hijos, dos nietas y dos nietas, ocho seres absolutamente infelices. De sus hijos, Porfiri (el sanguijuela, el Judas) será el heredero de la fortuna familiar y del carácter de Arina y será, además, el principal protagonista de la segunda parte del libro. El resto de los hermanos, necios algunos, absolutamente abúlicos otros, infelices todos, irán sucumbiendo a las vicisitudes de la vida y a su incapacidad para afrontarlas.

Otro tanto ocurre con los nietos y nietas, especie de contrapeso en la novela respecto a los protagonistas de la generación anterior, que tratan de romper el círculo en el que está envuelta la familia, de huir hacia una libretad apenas entrevista, pero a los que el peso de la educación recibida y la superficialidad y vacuidad de la que hablábamos conducirán a un destino trágico.

Por tanto, es "La familia Golovliov" es un inventario de seres en plena liquidación, una gran novela, densa, oscura y trágica, con ecos de Gogol, por las coincidencias temáticas con Almas Muertas y por la ironía con que retrata a los personajes, y de Dostoyevski, por esa naturaleza casi autodestructiva de sus atormentados protagonistas. Una novela que, pese a las inevitables comparaciones, posee por sí sola la suficiente fuerza como para ser considerada un clásico a tener en cuenta.

4 comentarios:

Marcela dijo...

Hola Koldo! Estaba justo, en el momento de decidir qué libro seleccionar para leer y ahora con tu reseña, pues. listo ✅ Lo buscó, lo compro y lo leo.
La literatura rusa, ha sido últimamente lo que más me atrae . Y en buen momento, recomiendas a Shedrín. Gracias y Saludos.

Koldo CF dijo...

Hola! La verdad es que los rusos del XIX rara vez decepcionan, aunque por aqui haya alguna reseña un poco discordante. Espero que, este en concreto, te guste casi tanto como a mi. Ya nos dirás.
Gracias, como siempre, por el comentario.

Cristina dijo...

¡Muy interesante! Hace unos años me interesé por este libro, pero apenas encontré opiniones en la red. Ya veo que puedo comprarlo sin miedo. Un saludo.

Emanuel Bravo dijo...

Wau. Esperaba por esta reseña porque hace una semana me compré esta novela y tenía muchas ganas de comenzarla. Los rusos nunca decepcionan.