Año de publicación: 2016
Valoración: recomendable
Internet ha supuesto, es ya, un gran avance para la comunicación entre la quisquillosa especie humana, gracias al cual, por ejemplo, podemos soltar aquí nuestras parrafadas y que alguien luego las lea (eso espero). También ha conllevado un cambio en la creación y, sobre todo, en la difusión cultural; la literatura, en especial, ha encontrado todo un mundo nuevo para expandirse y gracias a la red muchos autores han conseguido una mayor repercusión de la que tendrían en el mundo analógico o incluso han surgido directamente en ella. Sobre todo ha sido un terreno fértil en el que prosperar para la lírica y para el relato corto -por no hablar de lo que conocemos como "microrrelatos"-, seguramente porque sus dimensiones se adecuan bien a la cada vez más dispersa atención que padecemos los ¿autodenominados? internautas.
Uno de los autores que utiliza internet para expresar y difundir sus cuentos es Guillermo Gómez Muñoz, que ahora ve publicados en un libro los que ya podíamos leer en su web www.segundasoportunidades.net . Se trata también de relatos breves, casi telegráficos en algún caso, y que , aunque guarden todos el indudable aire de familia que otorga la misma paternidad, presentan una cierta variedad de registros, desde el humorístico -aunque, en realidad, el toque de humor sea una costante en la mayoría de los relatos- al de terror: hay una serie de variaciones sobre el desasosiego que se puede producir en los espacios cotidianos, entre los que destacan, a mi entender, los magníficos ¿Quiere ver el trastero? o Un zapato pulcro y elegante, sin olvidar el turbador relato vampírico Sed. Lo que podríamos llamar "surrealismo doméstico" está presente en muchos de los cuentos, como los divertidos El viernes que me declaré independiente o Estocadas piscícolas... por no hablar de las pluriempleadas ocas de La crisis. Pero en general en todo el libro encontramos la voluntad de explorar las posibilidades narrativas e incluso poéticas de la cotidianeidad: muchas veces el protagonista es un hombre joven -que bien podríamos identificar con el autor-, que vive en la ciudad de Bilbao -o que podríamos identificar como tal-, sus relaciones femeninas -sobre todo- se van repitiendo a lo largo de los diferentes cuentos, aun con variantes: Laura, Inés, Julia, hasta que al final del libro casi nos queda la sensación de haber leído una suerte de memorias, algo dislocadas y dispersas, incluso surreales, de un solo personaje.
Algo similar puede decirse acerca del estilo con que están escritos los relatos, que es natural y accesible, pero sin renunciar a su condición literaria. por lo que hace un uso inteligente de todos los recursos necesarios para lograr su fin; excelente es la utilización de la sinestesia, por ejemplo, en Paredes blancas o en Arco iris homicida. De igual forma, el autor juega con los puntos de vista para lograr efectos de sorprendente vigor... así ocurre en veinte puñaladas, una interesante crónica de uno de los asesinatos más célebres de la Historia. Igual ocurre con la divertida visión del Génesis que encontramos en la serie Creación imperfecta, ci¡on un Dios no demasiado satisfecho de cómo le habían (-amos) salido los humanos.
En fin, sin duda, entre los 66 relatos que componen el libro seguro que cualquier lector encontrará alguno que le complazca. ¿Mis favoritos? Pues dejando aparte los ya mencionados (y podría señalar muchos más), quizás sean aquellos que tienen un aire más agridulce, nostálgico incluso, o tierno, como el emocionante El niño que soñaba que era Superman o el que da título al volumen, Segundas oportunidades (también con un niño como protagonista). Esperemos, en cualquier caso, que las segundas oportunidades no sean las últimas y haya al menos unas "terceras". O las que hagan falta... ; )
Nota: La portada mola lo suyo (¿que no?), pero que nadie se asuste, que la cosa no va en plan gore... bueno, casi nunca.
Algo similar puede decirse acerca del estilo con que están escritos los relatos, que es natural y accesible, pero sin renunciar a su condición literaria. por lo que hace un uso inteligente de todos los recursos necesarios para lograr su fin; excelente es la utilización de la sinestesia, por ejemplo, en Paredes blancas o en Arco iris homicida. De igual forma, el autor juega con los puntos de vista para lograr efectos de sorprendente vigor... así ocurre en veinte puñaladas, una interesante crónica de uno de los asesinatos más célebres de la Historia. Igual ocurre con la divertida visión del Génesis que encontramos en la serie Creación imperfecta, ci¡on un Dios no demasiado satisfecho de cómo le habían (-amos) salido los humanos.
En fin, sin duda, entre los 66 relatos que componen el libro seguro que cualquier lector encontrará alguno que le complazca. ¿Mis favoritos? Pues dejando aparte los ya mencionados (y podría señalar muchos más), quizás sean aquellos que tienen un aire más agridulce, nostálgico incluso, o tierno, como el emocionante El niño que soñaba que era Superman o el que da título al volumen, Segundas oportunidades (también con un niño como protagonista). Esperemos, en cualquier caso, que las segundas oportunidades no sean las últimas y haya al menos unas "terceras". O las que hagan falta... ; )
Nota: La portada mola lo suyo (¿que no?), pero que nadie se asuste, que la cosa no va en plan gore... bueno, casi nunca.
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