lunes, 15 de octubre de 2012

Colaboración: Mo Yan, Premio Nobel 2012

La narrativa de países lejanos es siempre para mí una fuente de estímulo, ya que me permite conocer una parte de la realidad de otros seres humanos, de sus países, sus problemas, su historia, países a los que, probablemente, nunca llegue a ir; por eso la literatura se convierte en una forma maravillosa de viajar, de descubrir algo más de este mundo en el que vivo.

China es un país que sí he tenido la oportunidad de visitar varias veces y atisbar solo un poquito del modo de vida actual, de su cambio continuo; un gigante que parece crecer casi sin medida. Mi interés en acercarme a los escritores chinos contemporáneos ha tenido como objeto comprobar si la literatura china actual es un producto más de se ese crecimiento desorbitado, o si es también es capaz no solo de contarnos el presente, sino de imbricar en la narrativa su acerbo cultural, su rica, y también atormentada, historia.

Empezaba el mes de noviembre de 2010 cuando el Centro de Estudios de Asia Oriental de la Universidad Autónoma de Madrid y la Asociación de Escritores Chinos, inauguraban el I Encuentro de escritores chinos y españoles, con la intención de debatir sobre los puntos de vista de la literatura española y china. Los invitados, por la parte china, eran todos escritores de reconocida fama en su país como Tie Ning, Xu Kun, Li’Er, A Lai o Mo Yan. Yo había leído a otros autores chinos, pero de todos ellos solo había leído a Mo Yan. Los meses anteriores había devorado dos de sus novelas y después de esa experiencia, la curiosidad por conocerlo estaba servida.

Su aspecto de hombre sencillo y bonachón, de buen carácter y mejor humor (aunque estoy segura de que las sutilezas de sus bromas se perdían en la traducción) ya me predisponía de antemano a ser todo oídos. A lo largo de su conferencia, sus palabras no hicieron más que ahondar en esa sensación certera de tener ante mí a ese gran escritor que había descubierto recientemente.

Se preguntaba Mo Yan sobre la necesidad de la narración y él mismo se respondía que ésta tenía por objeto superar la riqueza de la propia vida, puesto que la literatura viene de ella. Y es esta la premisa con la que urde sus novelas, llevándolas más allá de la realidad, pues sus personajes responden a un realismo que a menudo raya en lo cruel y despiadado: unos seres que nacen de una mente muy imaginativa también, muchas veces fantásticos, y en el sentido más clásico de la palabra, mitológicos. Personajes que están enraizados en esa sociedad rural que tan bien describe, y en las tradiciones chinas.

Las novelas de Mo Yan son historias duras, llenas de infortunios, como en las tragedias griegas, con algo de autobiográfico (él vivió en carne propia las hambrunas que provocó el plan de industrialización que planificó el régimen maoísta y que resultó fallido), pobladas de personajes muy reales detrás de los cuales se esconden símbolos: una mezcla de fantasía y realidad muy al estilo de la narrativa latinoamericana (no en vano él es un gran admirador de García Márquez).

La semana pasada, Mo Yan se convertía en el segundo premio Nobel chino después de que en el año 2000 lo ganase Gao Xingjian, exiliado en Francia, así que podríamos decir que es el primer escritor chino que, viviendo en China, consigue este premio. Todos hemos leído a autores de ascendencia china, los llamados por los propios chinos, chinos de “ultramar”, como Amy Tan, pero la literatura china actual sigue siendo una gran desconocida en España.

Espero que a raíz de este premio, ahora esté más cerca del público occidental y que ello sea una fuente de enriquecimiento para todos a los que nos apasiona una buena novela, sea de donde sea…

Firmado: Chincoa

10 comentarios:

Anónimo dijo...

China actualmente no puede avanzar hacia ninguna parte porque es una dictadura. Si a Mo Yan le hubiesen tratado como a Liu Xiao nos tirariamos todos de los pelos. Este señor viviendo en ese pais y asistiendo a homenajes de dictadores anteriores no me merece ningun respeto.

Montuenga dijo...

Gracias, Chincoa, por haberte tomado el encargo con esa pasión, por emplear en ello un buen pedazo del puente, por darnos el doble de lo que te pedimos (parte de lo cual publicaremos muy pronto), por leer diez veces más que cualquiera y, sobre todo, por haberlo hecho tan bien.

Un abrazo

Maese_Salakov dijo...

Es un error muy común —y me refiero a este Anónimo que últimamente pulula por aquí, troleando— confundir un autor con su obra.

Así, insinuar que Mo Yan no merece el premio Nobel —y no sé si lo merece, pues no lo he leído— por su aquiescencia política, es querer mezclar una cierta sensibilidad literaria con la ideología del poseedor de esa sensibilidad. Y son dos cosas distintas, me parece a mí.

Pero claro, aquí nunca falta la policía de lo correcto para señalarnos que Céline era pro-nazi, que Borges se alineó con las dictaduras de Videla y Pinochet, que Cela era tan conservadoramente rancio como parecía, etecé, etecé.

¿Y qué?, pregunto yo. ¿Os gustan sus obras? Pues valoradlas como tal y las personas dejadlas a un lado, que en muchos casos es mejor; además, nadie os ha pedido que os caigan bien, ni que seáis amigos, ni que os vayáis de copas, ni nada...

Ni un carajo que les importará esto a los autores, presupongo.

Anónimo dijo...

Llevo años leyendo el blog y lo de troll ofende. En ningun momento he hablado sobre su obra, mas que nada porque no tengo el gusto de conocerla.
Estamos hablando de un regimen que castiga y tortura cualquier manifestacion critica. En su dia un grande como Stefan Zweig tuvo que suicidarse por la represion de un regimen dictatorial.
Liu Xiabo esta siendo torturado a diario y este señor vive en China tan pancho.

Paula dijo...

Anónimo, creo que te hemos confundido con otro anónimo... :-)

Santi dijo...

Efectivamente, el anónimo de las 12:11 ha termiando pagando las culpas del otro anónimo, que efectivamente sí anda troleando nos últimos días.

Sobre el tema de fondo, efectivamente los escritores en cuanto escritores deben ser valorados por lo que escriben, y no por sus posturas políticas. Ya se habló de esto cuando el Premio Nobel lo ganó Vargas Llosa, un escritor no precisamente comunista.

Sobre Mo Yan hay cierta división: está claro que no es un autor directamente opositor al régimen, porque si no no habría podido publicar -ni vivir tranquilamente- en China. Sus defensores dicen que quien lea las obras verá un cierto nivel de crítica en sus obras (el nivel permisible por el propio régimen), y que de hecho Mo Yan ha realizado declaraciones en apoyo de opositores encarcelados, entre ellos Liu Xiao.

En cualquier caso, como decía antes, y como decía Maese Salakov, para juzgarlo como escritor lo que importan son sus escritos.

Francesc Bon dijo...

Bueno: pues resulta que aunque estoy de acuerdo con que una cosa es el autor y otra la obra, la literatura no es la pintura ni el rock. A través de la obra muchos autores acaban transparentando partes de su personalidad. Con personajes interpuestos, con los recursos que sea, a más extensa es la obra de un autor más pistas nos desvela sobre su personalidad, y más preciso es ese cuadro. Ese es el motivo por el que me inclino por saber poca cosa de los autores, la menos posible para no enturbiar mi juicio, y es el motivo por el que no pienso leer a Cela en mi vida: franquista, delator de sus compañeros, pudo escribir lo que quisiera que jamás dejaré de ver esa faceta tras cada una de sus palabras. Mo Yan, entonces, me interesa relativamente, pues me gustan los escritores con cierta sintonía rebelde hacia lo establecido. Y si son ateos, mejor.

gonzalo (madrid) dijo...

Alguien ha leido a Yu Hua (Brothers) ? merece la pena ? Gracias

Anónimo dijo...

No, por Júpiter, yo no digo esas cosas, Salakov, yo soy de tu misma opinión. Amiga Paula, por favor, que la primera letra de mi nombre sea capital. Así, Anónimo. Gracias. :-)

Anónimo dijo...

he leido la mitad de Brothers y es dura pero muy recomendable.
gran escritor Yu hua. ¡Vivir! tambien me pareció muy buen novela.