lunes, 25 de mayo de 2020

Michelle Roche Rodríguez: Malasangre

Idioma: español
Año de publicación: 2020
Valoración: recomendable si no esperas una historia de terror

Historias de vampiros, al menos desde el siglo XVIII, ha habido infinidad y con toda clase de variantes, que van desde lo sublime a lo chusco, pasando por la hormona adolescente, lo cómico, lo distópico o lo algodonosamente infantil... En esta Malasangre nos encontramos con una propuesta bastante original, al menos hasta donde yo conozco: una novela de vampirismo tropical, latinoamericana y, para más detalle, totalmente enraizada en la Historia de Venezuela, donde se desarrolla. para más concreción, la novela transcurre en la Caracas de 1921, en plena dictadura del general Juan Vicnte Gómez, cuando el país -o al menos sus dirigentes y la red familiar y clientelar tejida a su alrededor- comienza a enriquecerse gracias a la explotación , aun por parte de compañíaas extranjeras, de los fabulosos yacimientos de petróleo que se iban descubriendo en su geografía. En ese contexto, la adolescente Diana Gutiérrez, hija de un arribista llegado a la capital trass participar en la "Revolución Liberal Restauradora" (sic) que había llevado al poder al general Castro, y luego a Gómez, y de una joven de buena familia caraqueña venida a menos, descubre que ha heredado de su padre la hematofagia, una terrible sed de sangre, aunque aún no evolucionada hasta el vampirismo... de momento.

Podemos decir que la novela discurre en diferentes niveles, que se entrecuzan: por una parte, la trama o peripecia en sí misma, la historia de la joven Diana, que al dejar la niñez se ve impelida por las ambiciones familiares y las convenciones sociales a buscar marido, comportándose como una recatada señorita casadera, al tiempo que debe asumir -y controlar- su condición de hematófaga, de mujer aviesa y rendida a los instintos animales... una "malasangre", que dice su madre. Mientras que la aaspiración de Diana es abrirse a las posibilidades que ofrece a las mujeres un mundo en proceso de cambio hacia la modernidad (posibilidades entonces bastante relativas, ya lo sabemos, pero al menos diferentes del tradicional papel que tenían reservado como esposas, madres y objeto de cambio para los intereses masculinos).

Por otro lado, encontramos la trama histórico-política en la que se ve envuelta nuestra protagonista, de ella, junto con una ambientación que cabe suponer apropiada, me parece destacable la claridad con que la autora explica las coyunturas política, social y económica de la época, algo a lo que, en un principio, supongo ajena a la mayoría de lectores no venezolanos. Cierto es que quizás la atención que le presta a esta faceta de la novela haga decaer un tanto el aspecto  más "gótico" de la narración (no olvidemos que, después de todo, se trata de una historia de vampiros... perdón, de hematófagos), pero ello también le permite entroncar Malasangre, o eso creo yo, con el ya clásico subgénero latinoamericano de "novelas de dictadores", con cierta conexión, puesto que la protagonista es también una mujer que cuenta las vicisitudes de su juventud, con La fiesta del chivo, de Vargas Llosa.

A un nivel más simbólico, hay una evidente analogía, reiterada a lo largo de la novela, entre el ansia por la sangre y el deseo (llegando al desenfreno) sexual, más aún cuando el descubrimiento de ambas circunstancias le sobreviene a Diana al poco de comenzar su pubertad. Ahora bien, el vampirismo supondría un paso más allá: la asunción de su naturaleza lúbrica, incluso bestial, por parte de la persona afectada; en el caso de las mujeres, la elección de una vida "indecente", "torcida", "viciosa"... es decir, convertirse en una malasangre. De un modo más general, también se vería como tales a las mujeres que querían liberarse de las ataduras de la sociedad tradicional: las sufragistas, feministas, contestatarias... Con otro sentido simbólico, aunque de una forma menos evidente, el vampirismo también se podría considerar aquí una alusión a la extracción de la riqueza petrolífera del país por parte de los extranjeros, y de la riqueza en general por la oligarquía política y financiera, tanto la de toda la vida, el "dinero viejo", como la de los "chácharos" que medraban con los gobiernos de Castro y Gómez.

En suma, la novela toca y trata varios temas, quizá hasta en demasía para su no excesiva extensión; tal vez también, y como ya he señalado, eso vaya en detrimento de la vertiente más gótica, más propia de una historia de terror; pero aunque no sea tal, sensu stricto, sí que se puede considerar una variación interesante del género, refrescante, incluso (si es que se puede utilizar tal adjetivo, en este caso). Sobre todo, y de cualquier manera, se trata de una novela no sólo apreciable, sino recomendable, que, presumo, es además de las que dejan poso en la memoria lectora. Y que espero no sea la última de esta apreciable escritora venezolana, aunque el listón se lo ha puesto ella misma bastante alto. Aguardaremos a ver si lo supera...

6 comentarios:

joanra dijo...

Gracias por la recomendación, suena muy bien y original este libro. La combinación de historia, Latinoamérica y vampiros me atrae.

Juan G. B. dijo...

Hola, Joanra:
Ojalá te guste, si lo lees. Gracias pir tu visita.

Victor dijo...

Gracias por la reseña, yo siendo venezolano no conocia a la autora sino hasta hace par de semanas. Espero poder leerla

Juan G. B. dijo...

Gracias a ti, Víctor. No sé si esta autora será muy conocida o no en vuestro país, porque ésta es su primera novela, aunque parece que también tiene algún que otro libro de relatos breves.
Un saludo y gracias por visitarnos.

joanra dijo...

Ya lo estoy leyendo y me está encantado. Gracias por el descubrimiento. Te leo cada día. Saludos desde México.

Carolina Alcalá dijo...

Muy acertada reseña. He pensado lo mismo, esta novela es del tipo de obra que queda en la memoria del lector y ciertamente Roche Rodríguez se ha dejado un listón bastante alto para su siguiente novela.

Yo espero que Malasangre entre dentro del canon literario de mi país y de la región.

Saludos desde Caracas.