Título original: El lugar sin límites
Año de publicación: 1966
Valoración: está bien
Hay momentos en la historia de la literatura que nos dejan grandes nombres que coinciden en el tiempo, como por arte no sé si de magia, pero sí porque escriben de una manera diferente y hacen de la literatura un hito, algo destacable, perdurable y reconocible años después. A los ya muy conocidos Gabriel García Márquez, Cortázar o Varias Llosa, al conocido boom latinoamericano se les unen otros escritores como Carlos Fuentes, pero también José Donoso, y mi experiencia lectora debía remediar no haber leído nada de él.
En esta breve novela, Donoso nos sitúa ya de entrada en una casa de alterne, donde trabajan la Manuela y su hija la Japonesita entre otras mujeres. El autor retrata perfectamente, con pocas palabras y bastante diálogo, la situación en la que se encuentran, no únicamente en la casa, sino también respecto a la sociedad del momento. Así, la narración parte de la convivencia de esas mujeres y del hartazgo y menosprecio hacia los hombres que solicitan sus servicios, en un lugar ya decadente y sin muchos visos de progreso.
Con este escenario, el libro empieza con mucha tensión, con un ambiente cargado, claustrofóbico y abrumador, con la Manuela sufriendo porque Pancho Vega, un hombre con el que tuvo una relación en el pasado, ha vuelto al pueblo y nada presagia que tenga buenas intenciones, vista su personalidad, su pasado y el de ellos dos. Esta relación y este sobrecogimiento tiene preocupada a Manuela, y la narración apasionada y empática nos pone en situación y nos contagia esa inquietud que se convierte en uno de los ejes sobre los cuales gira el relato exponiendo la necesidad de afecto de Manuela (y también de sus empleadas) porque, a pesar de todo, a pesar de maltratos, «un año llevaba soñando con él. Soñando que la hacía sufrir, que le pegaba, que la violentaba, pero en esa violencia, debajo de ella o adentro de ella, encontraba algo con que vencer el frío del invierno». Esa es la tristeza profunda que narra el libro, la desesperación que llega a buscar la compañía, incluso si va acompañada de maltrato, afirmando incluso que «si Pancho Vega no fuera tan bruto entonces ella se enamoraría de él y sería su amante un tiempo hasta que la dejara para irse con otra». Así se evidencia el carácter, dominante él y sumisa ella por la falta de futuro y aspiraciones de quien solo ve en la vida infortunio y desespero, extensivo a muchas de esas mujeres de la sociedad que el libro refleja, totalmente eclipsadas por sus maridos, que hacen lo que quieren, y ellas resignadas, «que hicieran las mil y una, hoy no importaba con tal que las hicieran con el señor» porque el «verdadero coto de campaña era la casa de la Japonesa. Allí se reunían los cabecillas, de allí salían las órdenes, los proyectos, las consignas».
El segundo eje es la figura de Don Alejo, el hombre poderoso, el que domina la situación y controla las riendas que conducen la vida de los ciudadanos y el porvenir del pueblo. Él mantiene vivas sus ilusiones, hace y deshace a su voluntad e interés. Donoso sabe describir perfectamente la necesidad del pueblo en confiar en alguien que tenga una mínima intención (real o no) de soportar el peso de una tierra que va cayendo del tren del progreso, irradiando un desánimo global en sus habitantes que, como clavo ardiendo, necesitan buscar algo que les ofrezca un agarre al que aferrarse, que les sostenga, que les arrope. Alguien que se preocupe por ellos, un protector.
Con este contexto, en «El lugar sin límites», Donoso nos refleja una sociedad hecha trizas, una mentalidad derrotada y triste, una población que idolatra a quién viene con aires de futuro, que muestra una cara solidaria pero tiene alma avariciosa, que comparece con un ofrecimiento irrenunciable de llevar con él, bajo su protección y pretendido altruismo, una promesa, una oferta de mejora tan incuestionable como la llegada de la electricidad que viene con forma de progreso e ilusión de nuevos tiempos, de cambios en una sociedad con dificultades y anquilosada, también en costumbres. Como dice Manuela, que heredó de su madre el burdel, y que afirma que «mi madre murió de pena. De pena porque la Estación del Olivo se iba para abajo, porque ya no era lo que fue». La añoranza a una época donde su burdel se llenaba de muchachos y obreros. Una tierra en estado de dejadez, «El Olivo no es más que un desorden de casas ruinosas sitiado por la geometría de las viñas que parece que van a tragárselo».
Lamentablemente, pese a la adecuada ambientación y la fuerza del inicio de la historia, la evolución de la misma es desigual, con momentos realmente interesantes, pero con cierta repetición de conceptos y personajes desaprovechados que, añadiéndolo a un estilo con el que no he llegado a conectar, hace que la lectura del libro sea algo farragosa. Es posible que la corta extensión de la novela haya contribuido a querer condensar en ella mucha carga y contribuir así al ambiente opresivo, pero intuyo que una extensión más amplia hubiera permitido al autor desarrollar más los personajes y aprovechar la historia planteada.
A pesar de ello, el libro ofrece reflexiones interesantes, pues Donoso ha escrito un libro en el que refleja la soledad y tristeza de la sociedad, narrándonos las tensiones de una comunidad pequeña, unas tensiones relacionadas con el poder y la ambición, económicas y sentimentales. Una tensión que se centra en Manuela y la compleja relación con su hija por la diferencia de ambiciones e ilusiones, pero también en la tensión con Alejo por la desconfianza que su pasado le acarrea, así como tensiones emocionales con Pancho, que viene también de tiempo atrás; son tensiones, en definitiva, con la propia vida y la ausencia de un futuro halagüeño y prometedor. Ya lo expone el propio autor afirmando, en voz de Manuela, que «No quedaba ni una esperanza que pudiera dolerle, eliminando también el miedo. Todo iba a continuar así como hasta ahora, como antes, como siempre». Hay tierras por las que el tiempo parece no pasar, o puede que simplemente las evite, por infértiles o por abandonadas al egoísmo de quien puede cambiar su rumbo, si le conviene.
Otros libros de José Donoso en ULAD, o sobre él: Coronación, Correr el túpido velo, El lugar sin límites (contrarreseña)
En esta breve novela, Donoso nos sitúa ya de entrada en una casa de alterne, donde trabajan la Manuela y su hija la Japonesita entre otras mujeres. El autor retrata perfectamente, con pocas palabras y bastante diálogo, la situación en la que se encuentran, no únicamente en la casa, sino también respecto a la sociedad del momento. Así, la narración parte de la convivencia de esas mujeres y del hartazgo y menosprecio hacia los hombres que solicitan sus servicios, en un lugar ya decadente y sin muchos visos de progreso.
Con este escenario, el libro empieza con mucha tensión, con un ambiente cargado, claustrofóbico y abrumador, con la Manuela sufriendo porque Pancho Vega, un hombre con el que tuvo una relación en el pasado, ha vuelto al pueblo y nada presagia que tenga buenas intenciones, vista su personalidad, su pasado y el de ellos dos. Esta relación y este sobrecogimiento tiene preocupada a Manuela, y la narración apasionada y empática nos pone en situación y nos contagia esa inquietud que se convierte en uno de los ejes sobre los cuales gira el relato exponiendo la necesidad de afecto de Manuela (y también de sus empleadas) porque, a pesar de todo, a pesar de maltratos, «un año llevaba soñando con él. Soñando que la hacía sufrir, que le pegaba, que la violentaba, pero en esa violencia, debajo de ella o adentro de ella, encontraba algo con que vencer el frío del invierno». Esa es la tristeza profunda que narra el libro, la desesperación que llega a buscar la compañía, incluso si va acompañada de maltrato, afirmando incluso que «si Pancho Vega no fuera tan bruto entonces ella se enamoraría de él y sería su amante un tiempo hasta que la dejara para irse con otra». Así se evidencia el carácter, dominante él y sumisa ella por la falta de futuro y aspiraciones de quien solo ve en la vida infortunio y desespero, extensivo a muchas de esas mujeres de la sociedad que el libro refleja, totalmente eclipsadas por sus maridos, que hacen lo que quieren, y ellas resignadas, «que hicieran las mil y una, hoy no importaba con tal que las hicieran con el señor» porque el «verdadero coto de campaña era la casa de la Japonesa. Allí se reunían los cabecillas, de allí salían las órdenes, los proyectos, las consignas».
El segundo eje es la figura de Don Alejo, el hombre poderoso, el que domina la situación y controla las riendas que conducen la vida de los ciudadanos y el porvenir del pueblo. Él mantiene vivas sus ilusiones, hace y deshace a su voluntad e interés. Donoso sabe describir perfectamente la necesidad del pueblo en confiar en alguien que tenga una mínima intención (real o no) de soportar el peso de una tierra que va cayendo del tren del progreso, irradiando un desánimo global en sus habitantes que, como clavo ardiendo, necesitan buscar algo que les ofrezca un agarre al que aferrarse, que les sostenga, que les arrope. Alguien que se preocupe por ellos, un protector.
Con este contexto, en «El lugar sin límites», Donoso nos refleja una sociedad hecha trizas, una mentalidad derrotada y triste, una población que idolatra a quién viene con aires de futuro, que muestra una cara solidaria pero tiene alma avariciosa, que comparece con un ofrecimiento irrenunciable de llevar con él, bajo su protección y pretendido altruismo, una promesa, una oferta de mejora tan incuestionable como la llegada de la electricidad que viene con forma de progreso e ilusión de nuevos tiempos, de cambios en una sociedad con dificultades y anquilosada, también en costumbres. Como dice Manuela, que heredó de su madre el burdel, y que afirma que «mi madre murió de pena. De pena porque la Estación del Olivo se iba para abajo, porque ya no era lo que fue». La añoranza a una época donde su burdel se llenaba de muchachos y obreros. Una tierra en estado de dejadez, «El Olivo no es más que un desorden de casas ruinosas sitiado por la geometría de las viñas que parece que van a tragárselo».
Lamentablemente, pese a la adecuada ambientación y la fuerza del inicio de la historia, la evolución de la misma es desigual, con momentos realmente interesantes, pero con cierta repetición de conceptos y personajes desaprovechados que, añadiéndolo a un estilo con el que no he llegado a conectar, hace que la lectura del libro sea algo farragosa. Es posible que la corta extensión de la novela haya contribuido a querer condensar en ella mucha carga y contribuir así al ambiente opresivo, pero intuyo que una extensión más amplia hubiera permitido al autor desarrollar más los personajes y aprovechar la historia planteada.
A pesar de ello, el libro ofrece reflexiones interesantes, pues Donoso ha escrito un libro en el que refleja la soledad y tristeza de la sociedad, narrándonos las tensiones de una comunidad pequeña, unas tensiones relacionadas con el poder y la ambición, económicas y sentimentales. Una tensión que se centra en Manuela y la compleja relación con su hija por la diferencia de ambiciones e ilusiones, pero también en la tensión con Alejo por la desconfianza que su pasado le acarrea, así como tensiones emocionales con Pancho, que viene también de tiempo atrás; son tensiones, en definitiva, con la propia vida y la ausencia de un futuro halagüeño y prometedor. Ya lo expone el propio autor afirmando, en voz de Manuela, que «No quedaba ni una esperanza que pudiera dolerle, eliminando también el miedo. Todo iba a continuar así como hasta ahora, como antes, como siempre». Hay tierras por las que el tiempo parece no pasar, o puede que simplemente las evite, por infértiles o por abandonadas al egoísmo de quien puede cambiar su rumbo, si le conviene.
Otros libros de José Donoso en ULAD, o sobre él: Coronación, Correr el túpido velo, El lugar sin límites (contrarreseña)
22 comentarios:
Cuando lo leí, me recordó a Juan Rulfo, con esos ambientes extraños, cargados y casi oníricos.
Olas de mar!! También opino que Donoso refleja bien la realidad chilena de entonces, realidad pienso se ha profundizado con los años.
De $hile, Manuel Rojas. Puedo cotizar, valorar a los demás, pero en novela y cuento, Manuel Rojas. Bastante desconocido incluso en su propio país, pero para mí Rojas y la pluma de la generación de escritorxs anteriores al boom Latam, fue mucho mejor.
Abrazos cariñosos y locos para todxs
Hijo de ladron es una excelente novela. Pero por España Manuel Rojas es poco conocido.
Jusn Manuel de Prada lo cita a menudo. Mayor Thompson
Ja,ja, gracias!! Que emocionante encontrarme con alguien que lo ha leído. Y es parte de una tetralogía:Hijo de ladrón, Sombras contra el muro, Mejor que el vino y La oscura vida radiante.
Hola a todos por los comentarios, que intentaré responder por orden.
1984, no he leído nada de Rulfo, pero puede que aquí Santi pueda darnos su visión, pues tiene reseñadas un par de obras del autor.
Antonieta, 1984, y Mayor Thomson, tomo nota de Manuel Rojas y estoy más que seguro que nuestro uladiano Koldo también, pues es bien conocida su predilección por los autores Latam.
Muchas gracias a todos por comentar, y sugerir interesantes lecturas.
Saludos
Marc
Pues he visto que en la biblioteca a la que solía ir (cuando la vida era normal) tienen "Hijo de ladrón" y en el EBiblio (pero odio leer en electrónico) están sus cuentos completos, así que me lo apunto. Hablando de Donoso, aunque con Marc ya lo comenté, leí hará unos 15-20 años "El obsceno pájaro de la noche" y lo recuerdo complicado y farragoso. Igual es que yo era otro lector y lo mismo lo leo ahora y me encanta, no sé.
Hala, abrazos desde la cueva
Una de las mejores plumas chilenas de todos los tiempos. Me extraña que tenga una valoración tan baja. En Donoso nada es lo que parece, porque es irónico, simbólico y voluntariamente hermético. No me extraña que pueda parecer farragoso porque es uno de los autores más difíciles de la literatura en nuestro idioma. En ello reside parte de su gloria, pero voluntariamente hermético es lo contrario de farragoso. Lo primero es bueno y voluntario, lo segundo malo e involuntario. Cualquier manual de Literatura chilena te lo explica. También es especialista en ambientes opresivo, muy bien señalado. Yo creo que el más difícil, simbólico y opresivo que escribió es "El obsceno pájaro de la noche", donde habla de la realidad de Chile a través de un asilo que es también orfanato. No se puede entender si no se conocen las claves previamente. También "Casa de campo" es totalmente simbólico y bastante difícil, porque para dar con su sentido hay que conocer a Donoso y conocer Chile. Donoso es uno de los pocos escritores que no se entienden a la primera, hay que acercarse a ellos con un bagaje previo. En realidad escriben para otros escritores. Donoso es literatura en estado puro. Por eso él y, por ejemplo, el español Juan Benet, aun siendo excelentes, no gustan a casi nadie.
Buenas, Marc. Esta vez no coincidimos, para mí esta novela es un Muy recomendable con mayúsculas.
Estamos de acuerdo, parece, en la capacidad de Donoso para crear un ambiente opresivo y cargado de desesperanza, pero no así en el resultado final del libro. Cosa que está muy bien, por otra parte.
No sé si lo has hecho a drede, como muestra de respeto a un colectivo, pero me resulta muy curioso que en toda tu reseña no aparezcan los términos homosexualidad o travestismo, y en cambio hables de mujeres.
Creo que uno de los aciertos del autor chileno es crear a Manuela en ese Chile rural, criollo y vacío de mitad de siglo, con todas las dualidades que un personaje así puede mostrar. El monstruo en el espejo, la capacidad de encontrar la dicha en migajas que no duran o siquiera son reales, creo que son el núcleo del cual Donoso va ramificando.
Me parece que el autor a escrito un wéstern en el que el héroe es una "maricona" y los perros del cacique no son únicamente los que van a cuatro patas.
Sobre esto último, los perros, ya había mucho en la literatura latinoamericana, pero Donoso llegó con "Manuela" y creo que el libro tiene mucho mérito por esa y otras cosas.
Gracias por la reseña y por escuchar las sugerencias. Da gusto intercambiar opiniones.
Un saludo.
Tampoco comparto lo de farragoso.
Hola, Diego.
Gracias en primer lugar por las sugerencias, siempre son bien recibidas, aunque en ocasiones el resultado no sea el esperado.
Celebro coincidir contigo en algunos aspectos, y es probable que mi valoración tenga algo que ver con lo que apunta el comentario del Anónimo, pues mi desconocimiento hacia la literatura chilena y mi poco bagaje en ese campo puede haber “ayudado” a que no haya disfrutado suficientemente del libro. Celebro por tanto el comentario, Anónimo, pues puede ser de ayuda también a otros lectores del blog que sí tengan ese bagaje y puedan disfrutar más del libro.
Sobre tu comentario, Diego, acerca de Manuela y mi elusión a la homosexualidad o travestismo, sí es adrede, por dos motivos: uno, para no explicar demasiado, otro por sensibilidad o respeto a ese colectivo, pues sí Manuela se siente mujer, mujer será y no seré yo quien hable de ella en otros términos ;-)
Y a Koldo, sabia que tardarías poco en localizar libros de Rojas. No esperaba menos de ti.
Gracias a todos por los comentarios que, también desde la discrepancia enriquecedora, son muy útiles, para mí pero también para nuestros lectores.
Saludos
Marc
Buena! Para quien tome el guante, sugiero comenzar por la novela que además inicia la tetralogía: Hijo de ladrón.
Buenas noches, estimados lectores:
Para mí ha sido un placer leer las críticas y los comentarios que hacen de esta obrita de uno de mis escritores favoritos, José Donoso.
Nunca suelo dejar ningún comentario, porque no siento que tenga mucho que aportar. Sin embargo, creo que una de las claves de Donoso, para poder leerlo bien, es la confusión de identidades. En todas sus obras, de un modo u otro, está el problema de la identidad. Los personajes de continuo pierden la frontera entre su "yo" y lo otro, de manera que se confunden, emborronan y por ser tan humanos, enloquecen. Creo que a Donoso le obsesionaba eso, la pérdida y deterioro de la propia conciencia.
Me parece, asimismo, que Donoso, por mucho que ahora sean teorías de gran gran vigor y de que en cierto sentido su importancia para el conocimiento es innegable, no debe ser interpretado desde la perspectiva sociológica, ni sus personajes únicamente analizados desde su propia sociogénesis.
Ya hubo quien en su vida intentó que él fuera la voz de los "rotos chilenos" pero Donoso bien era consciente de que iba más allá. Opino que en ese sentido va más allá del naturalismo decimonónico, y en algún sentido, lo sugiere pero dentro del propio deterioro de la vida humana.
La Manuela, más allá de un personaje deteriorado por su condición social de travesti en un pueblo olvidado y mal comunicado, es sobre todo ambiciosa en su deseo por otros varones. Tanto se remueve en su deseo del Pancho que termina como termina. Que es comprensible su situación desde una perspectiva sociológica de la"marica chilena" de los años 60, innegable, pero Donoso demuestra que la ambición de ser algo más, el deseo sexual de fundirse con lo otro, deforma todavía mucho más. Y en ese sentido me parece que Donoso es un escritor de los más potentes, pero por ello, de los menos leídos. No es fácil aceptar que los deseos no son progreso, sino obstinación en el deterioro. Por ello le doy a las gracias a Donoso y al autor del blog.
Podría añadir mucho más de mi amado escritor, pero como dijeron de otro, no quiero ser garbancero. ¡Ah! Y quiero expresar mi tristeza al ver que Manuel de Prada lo cita mucho. Es un escritor con el que no encajo en ningún aspecto y por supuesto, me queda muy lejos de Donoso, para mí el más "monstruoso escritor" de Hispanoamérica.
Un abrazo y gracias otra vez,
ALDES
Hola. Aldes.
Muy buena tu aportación a los comentarios y a la reseña, pues es cierto que el personaje de Manuela es complejo, interesante y muy profundo.
Y agradezco que te hayas decidido a comentar la reseña a pesar de no estar acostumbrado a hacerlo. Permíteme dudar aquí de que no tengas mucho que aportar en el resto de reseñas, pues ayuda comentario indica justo lo contrario.
Gracias por tu comentario, y por enriquecer esta reseña que, siendo honesto, creo que trata sobre un libro que se disfruta más conociendo Chile y sus particularidades. Siento en este aspecto no poder hablar del libro con más conocimiento del entorno.
Saludos
Marc
Buenas otra vez. Un gusto leer los comentarios, especialmente el de Aldes.
Marc, me la suda lo de ser políticamente correcto, aunque lo entiendo, pero de tu actitud me gusta más la parte que te lleva a elegir hablar así ya que entiendes que hay alguien, muchos, muchas, a los que les hace bien. Eres un buenazo. Pero que Manuela es un travesti es algo importante para el libro. Algo que eligió Donoso. Yo creo que cabe en la reseña.
De todas formas no es eso lo que vuelvo a aclarar, después del pedaso de opinión que dejó Aldes sobre Donoso, no podría ni intentar mejorarla. Lo que sí creo que tiene valor es, pensando en el posible lector que pase por aquí, aclarar que no es estrictamente necesario ser chileno para disfrutar de esta obra ni muchísimo menos. Sacaros esa idea. Yo creo que con una calle de tierra a donde da la casa de la Japonesita, la sabienda de que cerca está el casoplon de Done Alejo y que el camión de Pancho anda en las inmediaciones ya sobra para Donoso en cuanto a lo material. Podés poner los cuatro datos que acabo de dar en un pueblo semi vacío de cualquier parte del mundo o en una nube e igual la historia se va a sostener con la psicología de sus escasos personajes.
Yo no soy un especialista ni mucho menos, pero en la vida pisé Chile o me interesé por su historia particularmente y no me hizo falta para encontrar en Donoso a un escritor de los grandes.
Será otra cosa, seguro, la que no te dejó disfrutar del libro o apreciarlo o valorarlo como lo hacemos otros. Una cosa dentro de una incontable cantidad de cosas que son las que hacen que eso nos pase a todos con distintos autores.
Gracias, a Diego, por el comentario.
No sé si soy un buenazo o no, pero si intento respetar a todo el mundo ;-)
Saludos, y gracias de nuevo por tus apuntes. Espero que si, me acerco de nuevo a la obra de Donoso, pueda cambiar mi opinión (a pesar de que sí aprecio ciertas cosas del libro, no es que no me haya gustado en absoluto).
Saludos
Marc
Hola a todos:
Debo reconocer que no he leído nada de Donoso, y me está atrayendo mucho, pero ahora no es el momento de leer nada que exija mucho, al menos en casa, me parece una lectura "de río" (mi sitio favorito para leer sin interferencias, el río, bajo un árbol) Si es uno de los grandes de la literatura hispanoamericana, hay que conocerlo.
Diego, ¿ hacía falta que me "destriparas" el libro? jajaja.
Saludos a todos y felices lecturas.
Estimados lectores:
Primero, me gustaría agradecer las apreciaciones positivas a mi comentario. Por otro lado, me gustaría corroborar el mensaje de Diego. Creo que la obra "El lugar sin límites" puede leerse sin conocer la historia de Chile. Donoso escapa en ella de los acontecimientos históricos de su patria y se centra en la realidad social, pero también, interna del personaje. Creo que construye un universo asfixiante y lejos de toda solución, donde todo está abocado al sufrimiento y al deterioro.
Sin embargo, Marc Peig, partiré una lanza en tu favor, como suele decirse en estos casos, y es verdad que la vicuña de Don Alejo la desconocía como símbolo de poder social. Como europeo, no sabía de la existencia de tal animal andino, ni de las variedades de la llama, la alpaca...
Ya que sugieres tal posibilidad y tentado por la total pedantería, quiero decirte que en las obras de Casa de Campo o en El obsceno pájaro de la noche de este mismo autor, ahí, es necesario conocer cosas del mundo chileno para no perderse nada. Pero más que su historia, hay que conocer de su mitología, bastante particular, por otro lado.
Adentrarse en el mundo de los imbunches y las brujería es algo que exige Donoso, sobre todo, en la segunda obra mencionada. Pero más allá de estos elementos puramente chilenos, no me parece que Donoso pierda un ápice de universalidad. Es más, me parece que al hacerlos propios y obsesionarse con el fenómeno del imbunchamiento, que para muchos no ha sido más que el mismo cierre y hermetismo de las muchas novelas donosianas, sugerido en el universo único y distinto de la Manuela y compañía, cobran todavía mayor fuerza y sentido y no se ven impostados.
Finalmente, para cerrar e infundar ánimos a Lupita me gustaría decir que Harold Bloom, guste más o menos, escogió a Donoso como el mejor de los hispanomaericanos. Esto último lo veo discutible, porque hay muy buenos autores con los que compartió generación, y quizás tampoco sea necesario comparar. Simplemente, valorar lo que cada uno de ellos nos ha dado.
Mucho ánimo para esta cuarentena universal.
Ahora se dice "que me hicieras spoiler", dinosauria.
Donoso lo deja ver al principio de la obra, quién es Manuela para sí misma, también mismo. No es spoiler ni Destripar nada, dinosauria y bárbara. Jeje.
Diego:
No me haga adelantos en la materia, señor, y cometa un dislate; mire vuecencia que yo estoy algo versada en los menesteres verbales, y heme visto forzada, en más de una ocasión, a desquitarme con lengua viperina de ofensas mayores.
Hala, me voy a mandar un telegrama
Perdón por no coincidir con las críticas del responsable del blog. El lugar sin límites no es farragosa, desarrolla una trama en escenas y vueltas al pasado de los personajes hasta que finalmente el conflicto identitario y social concluye con la muerte de quien más luchó por asumirse y Con la ruina de un lugar al que un hombre rico y protector de su entorno termina por conducir al desamparo. Es una de las grandes novelas chilenas del siglo XX.
Hola, Josefina.
Muchas gracias por el comentario y por la discrepancia hecha desde la cordialidad y la argumentación. Por ello no es necesario que te disculpes, al contrario, pues la crítica constructiva (incluso hecha a la reseña) siempre enriquece y amplía la mirada.
Entiendo que has disfrutado el libro mucho más que yo, pues a mi me costó entrar en él y no me acabó de convencer. Es probable que tu valoración se acerque mucho más a la "contrareseña" del libro y que encuentres en ella más puntos de coincidencia. Si la quieres leer, puedes encontrar el enlace al final de esta misma reseña.
Dicho esto, me alegro de que te gustara el libro y muchas gracias nuevamente por leernos y por darnos tu opinión.
Saludos
Marc
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