miércoles, 20 de mayo de 2020

Yanina Rosenberg: La piel intrusa

Idioma: español
Año de publicación: 2019
Valoración: está bien

Vamos hoy con un libro de cuentos de corte más o menos fantástico, aunque enraizados en el realismo cotidiano,  de una escritora argentina actual... ¿Ana María Shua? ¿Mariana Enriquez, Samantha Schweblin? Pues no, se trata de Yanina Rosenberg, desconocida hasta ahora para mí, y a quien el año pasado Páginas de Espuma publicó este libro con catorcce relatos cortos que, en su mayor parte, no carecen de interés. El tono general, ya digo, es de impronta fantástica, pero a partir de la vida cotidiana, incluso doméstica; se trata de plasmar alteraciones de la normalidad, por decirlo así. Hay, sin embargo, algún relato que no sigue este principio -Como se debe- o lo hace de forma sutilmente desconcertante (o desconcertantemente sutil) como en Calor dolor rubor tumor. En otros, en cambio, su carácter fantástico se plantea de manera incuestionable, se diría que inevitable: es el caso de la mujer cubierta de césped -o pasto- de Septiempbre en la piel o el laberimto onírico de Los afueras. Pero en el resto, este elemento anómalo aparece como algo sorpresivo que, sin embargo, acaba por aceptarse -con mayor o menor alarma, pero con sordina- por las protagonistas de los cuentos, que en su mayoría son mujeres, incluso cuando la trama deriva hacia los terrorífico, como en Guazuvirá o Evelina.

No sé hasta qué punto pertenece al género fantástico, aunque sí, en cierto modo, al de terror, el que me parece mejor delos cuentos, El monstruo, un relato redondo que en muy pocas páginas, nos lleva del suspense al horroro y del humor a la ternura. Después, hay otras tres o cuatro historias también bastante conseguidas, como son las ya mencionadas, Septiembre en la piel, Como se debe y Evelina, así como Pajaritos de neón, otro de esos relatos, que casi se dirían ya una especialidad argentina, en los que los inverosímil asoma de una forma natural en medio de la cotidianeidad. En este cuento, además, aparece uno de los temas que se repite en varios de los reunidos en este libro: los hijos y sus vicisitudes. Tema combinado en ocasiones con otros que también se repiten, y nunca mejor dicho, como la posibilidad de los doppelgängers (admitamos que siempre queda bien poner una palabreja en alemán) o las tormentosas relaciones de pareja.

Sobre el estilo, debo señalar que Rosenberg escribe de una forma excelente, siempre ágil y accesible, sin perder la corrección ni en los momentos más coloquiales, que los hay. Ahora bien, debo señalar que, como suele suceder en estasa recopilaciones, encontramos cuentos mejor conseguidos que otros, algunos cuya idea original es interesante pero no han acabado de cuajar de la mejor manera y otros, como El cambiante sabor de la libertad o Los afueras, que han caído, creo, en el ambicioso y siempre difícil reto de reflejar una alteridad pesadillesca. No obstante, la impresión que me queda es que Yanina Rosenberg es una escritora a la que conviene seguir la pista, pues es muy probable que nos depare futuras alegrías a los lectores; al menos, condiciones tiene para ello.

5 comentarios:

Gabriel Diz dijo...

Hola Juan:

Lo anoto. Gracias por la reseña.

Saludos

PD: Le has quitado una reseña de escritora argentina a Koldo! Espero que no haya bronca. :)

Koldo CF dijo...

¡La habrá, Gabriel, la habrá (aunque mañana me desquite con la reseña de otro autor latinoamericano! De todas maneras, yo no sé que pasa por allá que parece que las buenas escritoras de relato se multiplican por esporas!

Juan G. B. dijo...

Je, je...sí, ya sé que me he metido en "territorio Koldo", pero prevengo que no será la última vez... De todos modos, en contrapartida yo le permito que reseñe novelas románticas de highlanders, por ejemplo, si él quiere...; )

Gabriel Diz dijo...

Hola Juan:

Acabo de leer el libro y uno de los cuentos que más me gustó es Guazuvira. Me parece que en este relato es más significativo lo que se omite que lo que se cuenta.

Muy de acuerdo en que la escritora vale la pena.

Saludos

Juan G. B. dijo...

Hola, Gabriel:
Sin duda, la veta argentina de estupendas escritoras (y escritores, claro) no tiene pinta de ir a agotarse... Por mi parte, seguiré leyéndolas y reseñándolas, espero.
Un saludo.