Idioma original: español
Año de publicación: 2006
Valoración: Muy recomendable
Segundo libro seguido que reseño de David Toscana, y segundo "Muy recomendable" que le pongo; y este es un "Muy recomendable" un poco más alto que el anterior, muy cerquita del imprescindible. Hay varias cosas en común entre El último lector y El ejército iluminado. Para empezar, el situar la acción en el norte de México, cerca de la frontera con los Estados Unidos, en un Monterrey preindustrial y nacionalista. También el estilo, que es al mismo tiempo fluido y cuidado, y el sentido del humor, que en este caso es todavía más ácido y más irónico.
Pero la trama de la novela es lo que la distingue; la trama es una genialidad. El protagonista es Ignacio Matus, un profesor de escuela obsesionado por devolver a México su gloria, y por vengar la afrenta de los yanquis. Su primera tentativa consiste en correr un maratón en solitario, al mismo tiempo que se está celebrando el maratón de los Juegos Olímpicos de París de 1924 (una tentativa en la que saldrá bien parado, porque consigue mejor tiempo que el atleta estadounidense favorito, pero claro, nadie llega a saberlo).
Pero es el segundo intento el que centra la novela: en 1968, coincidiendo con los Juegos Olímpicos de México, Ignacio Matus tiene la quijotesca idea de crear un ejército con el que recuperar Texas de los yanquis. Y este ejército lo conforman cinco de sus alumnos: cuatro niños y una niña, con limitaciones intelectuales, de motricidad, de madurez, de todo. El primero de ellos, Comodoro, es un niño gordo, torpe y poco avispado; el Milagro no para de temblar; Cerillo es un chavalín siempre callado y vestido con una ridícula ropa blanca... Pero para los quijotes estas limitaciones físicas no son importantes: con este "ejército iluminado" Ignacio Matus se dispone a cruzar el Río Bravo, reconquistar El Álamo y empezar una revolución en la que el pueblo mexicano sin duda habrá de seguirle...
El ejército iluminado es en cierto modo una novela divertida y triste (como el Quijote, también): sus protagonistas están destinados a fracasar, pero en su fracaso hay más dignidad que en la victoria. Ignacio y sus cinco Sanchos creen en la empresa, y la persiguen aun sabiendo que les puede conducir a la muerte. Son ridículos, pero son honorables. Y mantienen su compromiso incluso cuando la realidad se les impone. La ternura que el narrador muestra hacia ellos los salva de ser personajes cómicos planos y desinteresantes: es imposible no querer a Comodoro, a Azucena, al Milagro, a Cerillo...
David Toscana ha dicho, en varias entrevistas, que cada novela suya es una reescritura del Quijote. En las dos novelas que he reseñado esto es muy evidente: en El último lector, el elemento cervantino adoptado es sobre todo el metaliterario; en El ejército iluminado, la figura del protagonista, enajenado por una fantasía y confrontado con una realidad mezquina pero tozuda. Si tuviera que elegir entre las dos novelas, elijo El ejército iluminado, quizás, precisamente, porque es menos literaria, más humana y también más política.
También de David Toscana en ULAD: El último lector
2 comentarios:
"David Toscana ha dicho, en varias entrevistas, que cada novela suya es una reescritura del Quijote. En las dos novelas que he reseñado esto es muy evidente". Apaga y vámonos.
Gracias por la recomendación, me ha encantado, como dices comparte el idealismo con el Quijote pero también tiene algo del humor amable de Steinbeck en Cannery Row. Sí que tiene voz propia.
Un saludo: Sol
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