Idioma original: español
Valoración: Muy Recomendable
«Cuando el caos se convierte en cotidiano», escribe Raich en relación al conflicto palestino-israelí, «el futuro deja de existir, la felicidad y la tristeza se miden en instantes y la vida se adapta al destino como el agua a su recipiente». Si esa es de verdad la definición de caos sostenible, caos al que, por cierto, podríamos entender no solo como una vorágine que se perpetua, sino también como una anarquía que las partes del conflicto palestino-israelí no cesan de defender, el libro de Raich merece sin duda su título. Ante esa ausencia de futuro, Raich capta un presente eterno y demorado, en el que individuos de todas las religiones —judíos, musulmanes, cristianos e incluso bahai— se resignan a la ausencia de paz, acomodándose como pueden a un estado de intransigencia belicosa. En medio de esa ocupación eterna en la que Gaza y Cisjordania no son más que apéndices del Gran Israel, unos y otros disfrutan de la vida o se lamentan por ella, sortean los obstáculos, tropiezan, se levantan y se afanan con tesón en construir grano a grano una cotidianeidad inexplicable.
Inexplicable salvo para Raich, claro, quien tras décadas recorriendo el mundo como trabajador humanitario —fue uno de los fundadores de Médicos Sin Frontera en España—, pero sobre todo como ese Ulises incansable que se entrevé en las últimas páginas del libro y para el que Ítaca, la casa, el hogar, lo conocido, no es más que el lugar en que fija la mirada, parece comprender íntimamente lo mejor y lo peor de la naturaleza humana.
El caos sostenible no es un libro acerca de la historia del conflicto en Oriente Próximo. Esos libros abundan y Raich lo sabe. En su lugar, El caos sostenible es una colección de crónicas sobre la vida diaria en aquel rincón del Mediterráneo: palestinos a los que la «valla de seguridad» —a la que el autor se refiere como «monstruo de hormigón»— les impide ir al trabajo o ver a sus familias, drusos extraviados en esa tierra de nadie entre Israel y Siria en la que acabaron convirtiéndose los Altos del Golán, judíos que se lamentan por el conflicto, soldados israelíes que lo fomentan, madres palestinas que van a visitar a sus hijos a prisión e intentan colar un teléfono móvil en el interior de una barra de pan cocido, etcétera.
«Somos esclavos de nuestra educación y de nuestro pasado», escribe Raich. Quizás ser consciente de ello es lo que permite al autor de estas páginas lanzar una mirada aséptica sobre el conflicto más politizado, y más mediatizado, de los últimos sesenta y cinco años. Raich afirma en su libro que todos somos instintivamente proisraelíes o propalestinos, o bien, antiisraelíes o antipalestinos. En un alarde de neutralidad, él no se declara ni lo uno ni u otro. Ahora bien, las escenas que describe dejan irremediable constancia de lo evidente: en esta larguísima sarta de inquinas, los palestinos se llevan la peor parte. Cisjordania y Gaza están a merced de la potencia ocupante, que controla, impide o dificulta los movimientos de sus ciudadanos, condiciona sus vidas, decide cuando su débil «Estado» puede recaudar impuestos y viola sin cesar el derecho internacional humanitario. Ahora bien, El caos sostenible no es un libro político, sino más bien un retrato antropológico de injusticias, encantos y absurdidades que la política, y su corolario violento: la guerra, modela en los seres humanos.
Muy recomendable para cualquiera que desee atisbar qué se esconde tras la fachada de ese Oriente Próximo dicotómico que nos describe la prensa.
Firmado: Jose Serralvo
1 comentario:
Suena interesante. Aunque (tristemente) conozca de primera mano lo que pasa por esos lares, me gustará leer este libro. Gracias por la colaboración.
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