Título original: Too much happiness
Año de publicación: 2010
Traducción: Flora Casas
Valoración: Muy recomendable
Comparar una autora con Chéjov es mucho comparar. Muchísimo. Y también lo es pretender, a la vez, que la narración corta sea considerada al nivel de las grandes obras, a pesar del respeto que generan autores como Carver. Con la veneración que solemos destinar a los autores de novelas de más 400 páginas, repletas de tramas y de historias meticulosamente detalladas. Parece que la narrativa corta sea una canción pop al lado de una sinfonía en ocho movimientos. Y no.
Alice Munro, canadiense superados los 80 de edad, podría pasar por una respetable señora residente en Miami y apuntada a un club de bridge en el que pasar las tardes. En vez de eso, resulta ser como una profesora de instituto que se niega pertinazmente a jubilarse mientras prefiere emplear las tardes en pertrechar relatos como los diez incluidos en este Demasiada felicidad. No cuentos. Los cuentos, al menos los cuentos al uso, no se reservan bazas perversas, siniestras, retorcidas, como las que van salpimentando cada historia. Dimensiones, por ejemplo, hubiera dado para una entrada zoom de rabiosa actualidad con la sentencia Bretón de por medio. Primer relato, primer dardo a la yugular, primera demostración de que Alice Munro tiene más que ver con Donald Ray Pollock que con, erm, María Dueñas. Aquí la amabilidad y las maneras y la aparente aura de sosiego son solo pieles de cordero en las historias. Hasta el título es puro atrezzo. O la portada, que aporta, junto al titulo, una impresión errónea, demasiado cercana a la novela romántica. Pues no hay mucho romanticismo aquí. En estas historias hay brechas abiertas y hay rabia; no de la superficial sino de la que sale de bien adentro. Las heridas de los personajes son profundas y se abren de vez en cuando. Munro sólo se reserva escribirlas con excelente estilo como baza de empatía hacia el lector. Sin tomar partido alguno, y con una imaginación desbordante, su elegante prosa es un excipiente que acompaña dosis de amarga medicina. No hay ligereza ni más licencias que las necesarias para que el lector resulte convulso, cosa que siempre acaba sucediendo. Radicales libres, o cómo la vejez y la enfermedad son una perspectiva idónea frente a los imprevistos. El filo de Wenlock, tan sutil como perverso y perturbador. Madera, veinte páginas casi faulknerianas. O, en otro registro, el cuento que da título al libro, el último y más prolongado, especie de narración biográfica de regusto clásico.
Sí, Munro es una narradora de primera, y la entusiasta recomendación en la contraportada, del mismísimo Jonathan Franzen, un acertado consejo a tener muy en cuenta.
Sí, Munro es una narradora de primera, y la entusiasta recomendación en la contraportada, del mismísimo Jonathan Franzen, un acertado consejo a tener muy en cuenta.
12 comentarios:
Hola.
Lei el libro el año pasado y me gusto muchisimo, mas que "La vista desde Castle Rock" que al final se me hizo un poco largo.
Los personajes en mi opinión estan muy bien definidos, me resultaron "familiares", accesibles.
Tengo preparada "Mi vida querida" de esta autora, espero no llevarme una decepción. El listón esta alto.
Muchas gracias, Anónimo, por el comentario. Mi próxima lectura deMunro será, aunque no sé cuando, La vida de las mujers.
Empecé a leer a Munro cuando me la recomendaron como ejemplo de escritora que no escribe "libros solo para mujeres", (si es que esta categoría existe) ... me gustaron mucho "la vista desde Castle Rock" y el libro de relatos "Lunas de Júpiter". Luego me encontré con que Franzen también decía "Lean a Munro" en su libro "Más afuera" y confirmó la impresión que me causó esta escritora que, por cierto, he leído que no va a escribir más.
Pues justo el detalle concreto de que Munro haya dado por terminada su carrera no lo conocía. Sería una lástima. Puede que sea debido a su edad, aunque para ser sincero esa edad no trasluce en sus escritos. Otra virtud más, por cierto. Gracias por el comentario
Nobel de Literatura 2013 para Alice Munro,muy merecido!
Pues casualmente en UnLibroAlDía en las últimas semanas habíamos apostado por sus obras. Gracias por el comentario.
Fue el.primero de Munro que lei, aunque me parece que es el ultimo suyo publicado. Fue excelente, desgarrador, real, triste y definitivamente uno se da cuenta de porque la comparan con Chejov. Una verdadera genio.
Yo quedé prendado de esa elegancia otoñal en la forma que acaba revelando un tormentoso incendio en el fondo. Tengo pendientes más libros de Munro, pero el tiempo, señores... gracias por el comentario.
Hola Francesc. Me gustó tu comentario a lo de la canadiense.
A mi me maravilló el contraste de un prosa tan llevadera, amable que uno podría asociar a un relato de "todos felices y comieron perdices", y de pronto se devela la crueldad sin tapujos, sin la más mínima concesión a esa dsiposiciñon cándida que venía tejiendo previamente. El contraste es hasta perturbador.
Creo que su arte literario es sumo, tan alto que... por momentos es difícil, arduo leerla. Se parece tanto a la vida que uno puede querer evitarla. Si uno pasa por esas etapas en que busca en los libros un contrapeso para las asperezas de la existencia (o al menos una nota realista pero con matiz irónico), Munro no es recomendable. No conoce la palabra anestesia. Te la pone sin preámbulos, y casi sin aviso.
Igual celebro que alguien escriba tan bien, maneje tan bien los tiempos del relato, cree semejante atmósfera. Se necesita, entre tanta banalidad modernosa.
Bueno, Saludos Francesc
Gracias por el comentario. El aspecto amable, venerable y hasta frágil de Munro no debe engañarnos. Aquí hay bilis y vitriolo escondidos en una botella de perfume.
Acabo de terminarlo. El cuento "Juego de niños" me impacto mucho. Lo mejor es que quede con ganas de leer mas de esta canadiense.
Noto que hasta ahora no han reseñado nada de Onetti (una de sus novelas es mi siguiente lectura).
Otro de Munro que es fantástico es "el progreso del amor" cada relato es un micromundo descrito a la perfección. Merece mucho la pena. Gracias por el blog.
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