viernes, 5 de junio de 2009

"El libro de mi vida": Ancia de Blas de Otero

Idioma original: español
Título original: Ángel fieramente humano y Redoble de Conciencia
Fecha de publicación: 1950/1951/1958
Valoración: Imprescindible

La verdad es que varios de los "libros de mi vida" ya han sido reseñados en este blog: La Tregua fue un libro generacional; Pedro Páramo me impresionó y me sigue pareciendo un de los libros más perfectos que he leído nunca; los cuentos de Monterroso los recuerdo como una de mis primeras lecturas "adultas", si no la primera; y Jaime se me ha adelantado eligiendo Ficciones, de Borges, un libro que me descubrió que había otra forma de escribir y de narrar, más profunda y casi mágica. Así que, después de pensármelo, he elegido otro libro que tiene una significación muy especial para mí: Ancia, del poeta bilbaíno Blas de Otero.

Hay varias razones por las que este libro es especial para mí: para empezar, porque es un poeta de Bilbao, y por pura casualidad mi casa estaba al ladito mismo de la calle "Blas de Otero", así que era como estar leyendo a un vecino. Además, en casa teníamos una primera edición de Ancia, firmada por el poeta, que mi abuelo había conseguido para mi madre. También contribuye el que la primera vez que leí este libro (tenía 17 o 18 años) podía identificarme con las angustias existenciales y religiosas del poeta -ahora me costaría bastante más, creo- y el lenguaje entrecortado y tortuoso me pareció insuperable.

Ancia, para quien no lo conozca, es un libro compuesto de dos libros: Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, dos libros unidos por un mismo tono y unos mismos temas: la soledad del ser humano, la angustia ante Dios, ante la vida y la muerte, con poco espacio (todavía) para la solidaridad o el amor. El estilo personalísimo de Blas de Otero, lleno de pausas y encabalgamientos que dan como resultado un ritmo brusco y sincopado, se combina con el uso de estrofas tradicionales -sobre todo el soneto- y da como resultado una obra poderosa, aunque oscura. En Ancia hay muchos poemas muy buenos: "Hombre", "Digo vivir", "Tú, que hieres", "Crecida"... Uno de mis favoritos -lo era entonces, ahora todavía sigue pareciéndome un gran poema, aunque su dolor místico y existencial me resulta más ajeno- era "Entonces y además". Lo pongo aquí, a ver qué os parece:
Cuando el llanto, partido en dos mitades,
cuelga, sombríamente, de las manos,
y el viento, vengador, viene y va, estira
el corazón, ensancha el desamparo.

Cuando el llanto, tendido como un llanto
silencioso, se arrastra por las calles
solitarias, se enreda entre los pies,
y luego suavemente se deshace.

Cuando morir es ir donde no hay nadie,
nadie, nadie; caer, no llegar nunca,
nunca, nunca; morirse y no poder
hablar, gritar, hacer la gran pregunta.

Cuando besar una mujer desnuda
sabe a ceniza, a bajamar, a broza,
y el abrazo final es esa franja
sucia que deja, en bajamar, la ola.

Entonces, y también cuando se toca
con las dos manos el vacío, el hueco,
y no hay donde apoyarse, no hay columnas
que no sean de sombra y de silencio.

Entonces, y además cuando da miedo
ser hombre, y estar solo es estar solo,
nada más que estar solo, sorprenderse
de ser hombre, ajenarse: ahogarse sólo.

3 comentarios:

Paula dijo...

Me ha parecido brutal el poema. Muchas gracias por ponérnoslo. (¡Cuántas visitas que hacer a la biblioteca este verano!).

Santi dijo...

Muchos de los poemas de este libro son así de brutales. No sé qué tendrá Bilbao, que hace que sus poetas tengan estas vivencias existenciales y místicas tan angustiosas (Unamuno, Blas de Otero...)

Visto desde la perspectiva actual, Ancia me parece demasiado oscuro -tanto en la forma como en el contenido-, y me atraen más otros libros o poemas de Otero, de su etapa más social... Pero bueno, es un gran poeta en cualquier caso...

clarissa dijo...

Maravilloso...