domingo, 15 de marzo de 2009

Imre Kertesz: Sin destino

Título original: Sorstalanság
Idioma original: Húngaro  
Año de publicación: 1975  
Valoración: Imprescindible


Éste es quizá uno de los libros más importantes que he encontrado en mi trayectoria como lectora. Simplemente, brillante.

En él se narra la experiencia de un joven en un campo de concentración nazi. Pero esta historia (o al menos su forma de ser contada) poco o nada tiene que ver con otras novelas sobre el holocausto. Para empezar, en ella no hay un ápice de sentimentalismo; el narrador cuenta lo que le ocurre y expone sus reflexiones de forma fría y sorprendentemente objetiva. En mi opinión, de ese modo logra poner a los lectores en la disposición propicia para profundizar cuestiones muy complejas, como por ejemplo, la responsabilidad de las víctimas en su propia situación de opresión.

Sin destino es un libro de gran hondura y complejidad; más filosófico que autobiográfico, aunque el propio Kertesz reconoce que utiliza algunas experiencias propias para construir una ficción que, de algún modo, las dé sentido.

El Nobel del 2005 escribe desde una profunda lucidez, sin perder nunca de vista el dolor, la muerte, el absurdo. Y desde su labor de "escribiente", justifica incluso su propia existencia en un mundo donde no hay mucho que esperar después de Auschwitz.

Un libro imprescindible para quienes buscan densidad en sus lecturas y están dispuestos a abrir sus mentes, a dejarse cuestionar, a profundizar en los aspectos más complejos del ser humano y del doloroso mundo que éste se empeña en construir.

También de Imre Kertész en ULAD: Dossier KDiario de la galeraLiquidación

4 comentarios:

Santi dijo...

Ayer me releí Sin destino casi de un tirón, porque tenía un recuerdo bastante vago de la primera vez, y coincido contigo en que es una obra brillante. Brillante en el sentido de que es una obra maestra, claro.

La parte que más me ha gustado es la que trata (brevemente) de la vuelta a casa después de su permanencia en los campos: la incomprensión de los que se quedaron ("¿por qué vamos a ser nosotros culpables?", "¿los campos eran como un infierno en la tierra?") y la incapacidad del protagonista para explicar su propia vivencia, o mejor dicho para conseguir que los demás la entiendan... Sobre estos temas vuelve Kertesz en otros libros, como en Kaddish por el hijo no nacido, creo recordar.

Por cierto que también me han recomendado -no recuerdo quién- los libros de Primo Levi sobre los campos de concentración, porque dicen que sabe mostrar su experiencia con una lucidez e, incluso, un sentido del humor sorprendentes.

Jaime dijo...

Primo Levi tiene una trilogía sobre su experiencia en Auschwitz: La tregua, Si esto es un hombre y Los hundidos y los salvados. Yo la leí hace ya algún tiempo, y no la recuerdo bien, pero lo más me impactó fue la manera en que desmiente ese arraigado maniqueísmo entre víctimas y verdugos que nos deja tan tranquilos. Primo Levi deja bastante claro que no se puede sobrevivir a un campo de exterminio sin cometer alguna injusticia contra los demás, sin comprometerse en una lucha animalizante por la supervivencia. "Los mejores no regresaron", repite a menudo.

Ivan dijo...

Coincido en que se palpa un realismo sin concesiones retratado con frialdad objetiva pero lo interpreto como la acomodación del protagonista a la irremediable realidad escéptica que digiere con un inconcebible estoicismo. No obstante, aún tanta objetividad se muestra inútil para cuando el esfuerzo y hambre hecen mella en él. En ese momento la frialdad se transforma en ataraxia como arma para afrontar un tiempo tan omnipresente como inconmensurable, confiriendo un valor crucial y fatal a la eterna espera que reconcome al sentimento reaccionario del perplejo lector.

izas dijo...

Acabo de terminar este libro y coincido totalmente con lo dicho en la reseña y los comentarios. Al principio me sorprendía tanta objetividad, pero a medida que avanzaba en la lectura ésta resultaba más dolorosa que cualquier adorno que pudiera haber empleado en la narración.

Un librazo, sin duda.