sábado, 7 de marzo de 2020

Reseña a cuatro manos. Alice Walker: El color púrpura

Idioma original: inglés
Título original: The purple color
Año de publicación: 1982
Traducción: Ana María de la Fuente
Valoración: Imprescindible Alto

El arte germina de la forma más inesperada. A la niña Alice, nacida en una pequeña localidad de Georgia y la menor de ocho hermanos, le alcanzó un perdigonazo cuando jugaba con ellos y acabó perdiendo un ojo a causa de la herida. Ella se sintió agredida, discriminada y nunca llegó a superarlo. Pero muy probablemente este hecho determinó su carrera, ya que su carácter introspectivo la convirtió en una gran observadora, en primer lugar, de su familia, que le proporcionó parte de la materia prima con la que elaboró sus argumentos.

Aunque tiene en su haber poesía, ensayo y otras obras de ficción, El color púrpura es su obra más conocida, con ella obtuvo los premios Pulitzer y el American Book Atward. Méritos tiene de sobra pues trata asuntos tan trascendentes como machismo, racismo, clasismo, capitalismo, colonialismo, religión y ecología. El racismo está en todas partes. Si los personajes viven en un mundo más o menos autosuficiente, pero pobre, es porque están segregados. Lo ilustra muy bien Nettie al señalar que la Biblia cuenta una historia de negros, pero los dibujantes han pintado blancos y eso los tiene confundidos. También queda muy claro que el colonialismo blanco ha esquilmado las riquezas africanas para adornar sus casas y museos, igual que capturó y esclavizó a las personas más productivas, despojando de su capital humano a la población del continente.

También es destacable su capacidad para conmover a los lectores, que no solo depende de los hechos en sí, sino de la forma de transmitirlos. El lenguaje es sencillo, en su versión inglesa reproduce la variante popular negra (black folk english). Está escrita en primera persona, con estilo epistolar, y a través de dos narradoras (Celie y su hermana Nettie) asistimos a una serie de desgracias e injusticias que nos muestran la forma de vida y mentalidad de una parte de la América negra, donde la instrucción es mínima y las leyes estatales no han penetrado del todo. La trama abarca tres décadas de la vida de una familia bastante numerosa, así como las costumbres e incidencias que afectan a una tribu africana y a los misioneros seglares que tratan de ayudarles como pueden.

Walker se vale de lo metaliterario, que maneja hábilmente, para desarrollar el argumento. No encontramos un relato objetivo sino muchos, a cargo de gran cantidad de personajes con voz propia, cada uno interpretando la realidad a su manera. Todos ellos, desde el protagonista hasta el último de los secundarios, tienen un carácter reconocible, un rol perfectamente definido dentro del conjunto y forman un universo propio. Sus diferentes puntos de vista son piezas del puzle que es la novela y que necesita del lector para estar completo. 

Entre todos ellos, destaca la voz de Celie, que en un primer momento sorprende por su ingenuidad –no es casual que en inglés se pronuncie igual que "tonta" (silly)–, aunque según vamos leyendo comprobamos que sus reflexiones son más complejas de lo que parecen, ya que describe sin cortapisas los terribles abusos a los que es sometida desde la infancia. El contraste entre ese tono exento de ira o tristeza y el horror de lo que narra intensifica enormemente la sensación de impotencia e injusticia. Su personalidad nos cautiva porque sabe disfrutar de las cosas pequeñas: como el color púrpura –de ahí el título– que, junto con el rojo, relaciona con la alegría y la libertad y que atribuye a un plan divino (“A mí me parece que Dios se mosquearía si, al pasar por un campo, no vieras el color púrpura” “Tan ocupada estaba pensando en Él que no me daba cuenta de las cosas que ha hecho. Ni de la espiga de trigo (¿cómo las hará?), ni del color púrpura (¿de dónde habrá salido?)”. Estas son muestras de su capacidad para maravillarse y obtener placer con lo mínimo, y hasta de ser feliz en la medida de lo posible. A la vez se trata de una inteligente estratagema por parte de la autora para desvincular el concepto color –tan presente en el texto– de la cuestión racial, y llevarlo a un plano sensorial, emocional, incluso espiritual. No obstante, la Celie que conocimos al principio va evolucionando según pasan los años y, aunque sigue siendo la misma, su visión de la realidad y su influencia en quienes la rodean reflejan su propia madurez.

La sororidad es un elemento presente a lo largo de toda la novela (Celie en relación con su hermana, con Shug Avery, con Sofía etc.) Las mujeres no compiten, no se espían entre sí ni sienten celos retrospectivos, sino que se tienden la mano continuamente y se consuelan entre ellas. Eso las hace más fuertes.

En su momento, se produjo un hecho curioso. Parece ser que la novela y la película incomodaron a la comunidad negra debido a que uno de ellos, el marido de Celie, se presenta como un maltratador que se ceba con ella de muchas formas, y el otro, su hijastro, como un idiota que, a pesar de su talante dócil y sensible, pierde a su familia para no ser menos que el resto de los maridos que pegan a sus mujeres. Sí, habéis leído bien.

Describe también un lugar muy concreto del continente africano a través de las crónicas que Nettie envía a Celie a lo largo de tres décadas. En ellas se refleja la mentalidad evangelizadora y paternalista de Occidente en la época, también resulta convincente la cultura indígena que se intuye y que ellos consideran ignorancia, así como sus conflictos con los propios misioneros y con las multinacionales que les roban aprovechándose de su ingenuidad.

Después de tantas penurias, lo que todos queremos es que se haga justicia pero, desde el punto de vista narrativo, no resulta muy convincente que Walker vaya cerrando todas las historias sin que casi nos demos cuenta de la forma que más conviene a sus lectores. Es verdad que logra poner a cada uno en su sitio y eso, aunque no resulte muy verosímil, es absolutamente didáctico.

Por todo ello pensamos que debería ser lectura obligatoria en los institutos.

Y eso es todo lo que tenemos que decir acerca de El color púrpura.
Bueno, no. Es mentira.
Mañana seguimos.

Firmado: Beatriz y Montuenga

17 comentarios:

DAMON dijo...

Primer "imprescindible alto" que veo en este blog...y he visto muchas de sus entradas.
Tomo nota.
¡Muchas gracias por vuestras reseñas!

DAMON dijo...

Yo estoy enfrascado en dos lecturas largas que quizás pudieran entrar en la serie de los imprescindibles altos:
1-Viktor Klemperer. Diarios (1942-1945)
2-Alejo Carpentier. La Consagración de la primavera.

Beatriz Garza dijo...

DAMON,
Somos conscientes de que "imprescindible" es tan categórico como "muerto" y que decir "muy muerto" así como "imprescindible alto" lo que nos indica es que se está produciendo una situación insólita. La situación insólita, en este caso, es que nos hallamos frente a una novela que es imprescindible desde lo literario pero también desde lo social, económico, político, educativo, etc, tocando con grandísimo acierto unos temas poco amables pero muy necesarios.
Muchas gracias por comentar.

Juan G. B. dijo...

Pues a mí lo de "muy muerto" sí que me parece pertinente, porque si lo pensamos, hay diferentes grados de mortandad: muerto del todo, vampiro, momia, zombie, Aznar...

Montuenga dijo...

Os voy a echar una mano, chicos. Esta es una historia de negros, mujeres y pobres. Y ya estamos tardando en poner nuestro granito de arena para que se remedie tanta injusticia que se está cometiendo contra ellos.
¿Entendéis ahora lo del "Muy Imprescindible"?

DAMON dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
DAMON dijo...

Totalmente de acuerdo en el uso del imprescindible alto para libros que aúnan excelencia literaria, y crítica y/o denuncia social, económica, política... Está claro que hay que visibilitzar al máximo este tipo de libros.

Montuenga dijo...

Y además tenía su poquito de retranca ;)

Lupita dijo...

Qué pasada de libro, lo he leído entre ayer y hoy.
Un libro de mujeres que todos deberían leer, porque además es un buen libro, con personajes muy bien construidos, donde no hay santos ni mártires, sino gente real.
La verdad es que se lee con bastante vergüenza a veces, la vergüenza de pertenecer a este sistema de privilegiados..porque sí. Naces en África, en un país pobre, te j.., si eres mujer, te j.., y vamos sumando, o poniendo variables.

Las mujeres nos ayudamos, y en el libro se refleja así. Si a alguien le molestó cómo salían parados los hombres, ajo y agua, que muchas lo hemos visto. Me ha gustado especialmente que las mujeres no quieren ser como los hombres, sino ser ellas mismas, como estamos diciendo ahora, y que los aspectos buenos de unos y otros sumen y no sea esto una guerra de sexos, que no se trata de eso.
La protagonista es capaz de no odiar, me parece admirable, y no hago spoiler, jeje

Yo también le doy un imprescindible alto, por ser capaz de transmitir con total sinceridad aquello que muchas personas han sufrido y sufren aún.

Para acabar, como anécdota os cuento que mientras leía el libro, cinco chicas adolescentes hacían carteles para la manifestación de hoy en mi casa. Cuando se quedó sola mi hija y hubo que recoger, me pidió ayuda, y en cuanto pudo casi se larga. No se vale, le dije, no se vale. El feminismo también se demuestra en casa, visitando a la abuela, por muy anticuada que te parezca, colaborando todos y no hartando a la madre hasta que desiste de cansancio. No somos ni mejores ni peores, somos, existimos y queremos ser mujeres, y no comernos en casa la mierda de toda la familia, que cierra la puerta y se largan cada uno a lo suyo.Luego hablamos un rato de mujeres africanas que han venido a España y conocemos. Me hizo caso un rato y algo le habrá quedado.
Feliz 8 de marzo a todas y todos.
Muchas gracias, Montuenga y Beatriz. Qué bueno es este libro, lo de leerlo en los institutos no sé, algo más actual, quizás.
Saludos

Anónimo dijo...

Es lectura obligatoria en algunos.

Anónimo dijo...

Vi la, película en el cine de mi ciudad. Ya no existe ni el cine y la ciudad... Es distinta. Mayor Thompson

Beatriz Garza dijo...

Lupita, leíste el libro en menos de 48 horas tras leer nuestra reseña?
Ahora sí: Cásate conmigo!
La verdad es que tú que llevas un club de lectura infantil y juvenil sabrás de otras obras también muy válidas en ese aspecto.
Un abrazo, que aún no estamos casadas.

Anónimo (1 y 2 son el mismo?)
Celebro saber que El color púrpura es lectura obligatoria en algunos institutos. Yo lo tendría muy claro, esta y
Christiane F. (http://unlibroaldia.blogspot.com/2017/10/christiane-f-hijos-de-la-droga.html)
y si necesitan una tercera, Primera sangre (http://unlibroaldia.blogspot.com/search?q=primera+sangre).
El cine no existe, la ciudad es distinta pero las mujeres siguen sufriendo por el mero hecho de ser mujeres. Solo cambia el envoltorio.
Muchas gracias por comentar!

Anónimo dijo...

Hola! He leído el libro de tirón, en algunos momentos casi conteniendo la respiración. Uno de los personajes secundarios, Sofía, me ha parecido absolutamente maravilloso...
No sé cómo no había leído yo antes esta joya...GRACIAS por la reseña y todos estos comentarios!

Beatriz Garza dijo...

Anónimo,
Yo sentí exactamente lo mismo que comentas: ¿cómo es posible que no haya leído antes esta novela?. Los feed-back como el que acabas de regalarnos enriquecen nuestro blog y la experiencia de otros lectores. Muchísimas gracias!

tachi dijo...

Una sorpresa esta novela. Había visto la película, no es lo mejor de Spielberg, algo lacrimógena...
Un libro feminista, un libro que denuncia la xenofobia universal, la intolerancia al diferente por argumentos inventados, la xenofobia, la injusticia racial...
El estilo, muy ligero y original, todo articulado desde correspondencias de las dos protagonistas principales.
No digo más, me encantó; gracias a los colaboradores del blog por acercarnos buenos libros.

Beatriz Garza dijo...

Tachi, gracias a vosotros por seguirnos y por compartir generosamente vuestra experiencia lectora!
Un saludo.

Dionisio García dijo...

Infumable. No he podido pasar de la página 82. ¡Qué horror!