lunes, 14 de enero de 2019

Isaac Bashevis Singer: Escoria

Idioma original: Yiddish    
Título versión inglesa: Scum  
Año de publicación versión inglesa: 1991 
Traductor al español: Carlos Lagarriga 
Valoración: Entre recomendable y está bien



Mi primer contacto con Isaac Bashevis Singer, escritor laureado con el Premio Nobel de Literatura en 1978, no podría haber sido más satisfactorio. Y es que Escoria es una novela de poco más que doscientas páginas, soberbiamente escrita y cuyo trasfondo no carece de interés. Presenta algunos defectos, como se verá en breve, pero, pese a todo, sigue siendo una lectura de lo más recomendable. 

¿De qué trata? Pues bien, su protagonista se llama Max Barabander. Max es un judío polaco que de joven emigró a la Argentina y consiguió amasar una fortuna. A sus cuarenta y siete años regresa a Varsovia, huyendo del trauma que ha supuesto la muerte de su único hijo, así como de la crisis matrimonial que dicha muerte ha conllevado. Ya en su ciudad natal, Max se irá hundiendo más y más en «un embrollo de mentiras y estafas», debido a su personalidad contradictoria e impulsiva.

El argumento de Escoria es bastante repetitivo, todo hay que decirlo. Max va conociendo (o reconociendo, en algunos casos) a gente, y a veces hace alguna promesa que momentos después se ve incapaz de cumplir. Sobre todo, hace promesas a mujeres. Como el buen Don Juan que es, se compromete/lía con mujeres a las que no puede honrar ni ayudar.

Así pues, si su argumento es tan cíclico, ¿qué tiene de aconsejable esta novela? Bueno, para empezar, la prosa de Singer es buenísima. Además, los retratos que el autor hace de Varsovia y de la sociedad judía de la época están muy logrados. Pero, para mí, lo mejor de Escoria es su protagonista, el propio Max. Está escrito para ser muy verosímil, para sentirse humano. Asimismo, sus defectos nos impelen a simpatizar con él. ¿Qué decir de su vano intento por sobrellevar una crisis de la mediana edad? ¿O de su constante forcejeo entre su sexualidad y las rígidas costumbres de sus compatriotas? ¿O de su voluntad para hacer lo correcto, siempre frustrada por su naturaleza moral corrupta? Como se podrá ver, es imposible no sentir cierta empatía por este mujeriego ya caduco, por este creyente extraviado.

Poco más que añadir. Pese a sus defectillos (un argumento reiterativo y una extensión algo exagerada para lo que se nos está contando), Escoria vale la pena. A su manera, recuerda a la magistral Memorias del subsuelo, tiene una prosa correcta, buena ambientación y un protagonista interesante. Tampoco es una novela que caiga en el olvido nada más acabarla. Eso lo consigue un final algo efectista, pero que no resta seriedad al conjunto y que, de hecho, cierra la narración con un broche memorable. Lo tengo claro: insistiré con Singer.


8 comentarios:

Anónimo dijo...

La leí hace bastante, pero me gustó. Recuerdo que las vueltas y revueltas del protagonista por los bajos fondos de la Varsovia de 1906 me recordaban a “La lucha por la vida” de Pío Baroja. La misma tristeza reiterativa y el mismo pesimismo existencial. Barajar a Kafka con Baroja y te sale esta novela excelente.

Oriol dijo...

La novela de Baroja no la conocía, me apunto el nombre.

La relación con Kafka no la acabo de ver. El fatalismo que impregna esta obra viene más bien del individuo, y no de un mundo absurdo en su crueldad.

Con "Memorias del subsuelo", veo afinidad en el hecho de que el protagonista empeore la vida de algunas mujeres, aunque en este caso no lo haga maliciosamente o con premeditación. Hasta siente remordimientos por ello, fíjate tú, que considerado.

También se podría encajar "Escoria" en la tradición de hombres maduros escribiendo cosas sucias, junto a Thomas Mann, Hemingway, Nabokov, Bukowski, Gabriel García Márquez, Moravia, Philip Roth...

No me enrollo más, gracias por el comentario.

Lupita dijo...

Hola:
Un apunte. “La lucha por la vida” es una trilogía, y contiene: “La busca”, “Mala hierba” y “Aurora roja” Sólo he leído el primero, que me pareció excepcional. Baroja está a la altura de cualquiera de los mejores escritores realistas europeos de su época, por lo que te recomiendo, Oriol, encarecidamente su lectura. Es un autor

El libro reseñado pinta bien, pero ahora no me apetece el tema.
Saludos

Oriol dijo...

Lupita, gracias por la aclaración; me hubiera vuelto loco buscando un libro cuando en realidad eran tres.

De Baroja sólo conocía "El árbol de la ciencia", ya que era lectura obligatoria en bachillerato. Me gustó, la verdad, así que me apunto tu recomendación.

El Puma dijo...

Oriol, tal vez la relaciòn de Singer con Kafka venga de que un libro de relatos suyo se llama, precisamente, El amigo de Kafka. Que, curiosamente, es el único libro de Singer que leí.
Un autor difícil de soslayar, con un estilo muy personal y ameno para contar historias simples y universales.

Oriol dijo...

Bueno, Anónimo decía que "Escoria" es como mezclar a Baroja y a Kafka, y yo me refería a que no veía la relación de la novela con el escritor checho. Ojalá se pronuncie y me saque de dudas.

Por cierto, aunque esta es la primera obra que leo de Singer, me parece que das en el clavo cuando afirmas que sabe contar "historias simples y universales" de forma muy amena. Has definido a la perfección "Escoria". Y es que más que ante el retrato de una época y una sociedad (que también), estamos frente a un estudio de personaje; uno que decide explorar las contradicciones del ser humano, su constante forcejeo consigo mismo.

Cities: Moving dijo...

En comparación con Enemigos. Una historia de amor (¿¿¿cómo es que todavíano habéis reseñado esa maravilla????), a mí Escoria me pareció muy, muy floja. De todas formas estoy contigo: seguiré insistiendo con Isaac Bashevis Singer.

Oriol dijo...

Hola, Cities: Moving. Puestos a insistir con Singer, quizás me anime con "Enemigos. Una historia de amor", teniendo en cuenta que la recomiendas con tanto ímpetu.

En cuanto a "Escoria", estoy contigo en que es algo floja. Pero, para mí, no es tan vodevillesca como das a entender en tu reseña. Entiendo que los enredos amorosos que salpican su argumento son indispensables para establecer la personalidad de Max. La cual, a su vez, trasciende el mero estudio de personaje para apelar a lo universal.

Por mi parte, lo que le reprocho a esta novela es que le falte concesión. En ningún momento llegó a hacerse larga, pero más concesión hubiera logrado que el mensaje no estuviera tan masticado.