miércoles, 13 de junio de 2018

Manuel de Pedrolo: La tierra prohibida (I)


La tierra prohibida es, tristemente, una de las obras más desconocidas de Manuel de Pedrolo. Digo tristemente porque su merecida fama ha sido eclipsada por otros libros (a mi modo de ver inferiores) del autor; libros como, por ejemplo, el simplón Juego sucio. Pero es lo que hay: determinadas circunstancias han contribuido a que La tierra prohibida sea mayoritariamente ignorada. En primer lugar, el hecho de que, contrariamente a otros productos de Pedrolo, esta obra esté menos enfocada hacia el consumo de masas. Y, sobre todo, que llevara 40 años sin editarse. ¡Ya iba siendo hora de que alguien la recuperara! Además, no se me ocurre un mejor homenaje para el centenario Pedrolo que este, la verdad. Buen trabajo, Comanegra.  

Pero, ¿qué es La tierra prohibida? Estamos ante una tetralogía escrita en catalán. Y en plena dictadura franquista. No es para menos: Pedrolo, independentista confeso, estaba muy comprometido con la lengua y la cultura catalanas. Terminó las piezas que conforman este ciclo en un solo año, el 1957; tardarían otros veinte en ser publicadas.

Todas las novelas de La tierra prohibida abarcan la Barcelona de los 50, ciudad sumergida de lleno en las dinámicas de la posguerra. Están escritas con una prosa realista y son autoconclusivas, aunque los personajes y eventos que retratan están interconectados. Las historias mantienen un tema principal: la resistencia catalanista en una tierra ocupada por las tropas enemigas. O, más bien, la supervivencia catalanista.

Que nadie se engañe. La guerra civil española fue un conflicto fratricida, y ninguno de los bandos combatientes está exento de reproches. Pedrolo lo sabe, y explica esta situación con honestidad. Se posiciona ideológicamente a favor de los republicanos, y en concreto, de los anarquistas catalanistas, vale, pero no le tiembla el pulso a la hora de hacer sana autocrítica. Y es por esto que esta tetralogía tiene un mensaje tan incómodo. Para empezar, porque arremete agresivamente contra el discurso conquistador de la España franquista. Y, al mismo tiempo, porque no mitifica los ideales con los que comulga el autor. De todos modos, esto ya lo veremos más adelante...  

En la entrada de hoy reseñaré Las puertas del pasado y La palabra de los verdugos, las dos primeras novelas del ciclo. Ambas vienen precedidas por un prólogo de Patricia Gabancho en el volumen conmemorativo de la ya mencionada editorial Comanegra. 


Las puertas del pasado


Idioma original: Catalán
Título original: Les portes del passat
Año de publicación: 1977
Valoración: Está bien 

La primera novela de la tetralogía, Las puertas del pasado, funciona a modo de introducción. A través de la perspectiva de Jesús, un exiliado que regresa a la Cataluña ocupada, se nos presenta al resto de personajes que protagonizarán las entregas posteriores del ciclo. Hasta aquí todo bien, pero ciertos elementos inflan este texto de forma artificial. Pedrolo divaga en él acerca de la condición humana y el sexo. Por supuesto, el tema principal de la obra se resiente por culpa de estas interferencias. A ver, tampoco exijo una novela monotemática (y menos si habla de política, ¡qué horror!), pero a Pedrolo le hubiera ido bien dosificar más esos dos frentes, con tal de hacerlos complementarios, y no tan protagonistas por separado. Y es que:

  • Se explora al sexo con un nivel de detalle excesivo que distrae del mensaje principal. Y, por cierto, leer sobre sexo en catalán se me antoja muy raro, aunque no se emplee para describirlo un registro muy culto o florido. No sé, manías mías, supongo. 
  • Las puertas del pasado también aprovecha para explorar la naturaleza humana, pero a veces sin que venga a cuento. De hecho, la mayoría de personajes son abordados con detalles de los que podría haberse prescindido. Si bien es cierto que estos apuntes ayudan a humanizarlos y caracterizarlos, acaban dispersando más el mensaje de la historia, abriendo frentes que no son trabajados.

En fin, que estas derivas son una lástima. Está claro que la historia podría haber sido redonda. De hecho, se ve que Pedrolo planifica con esmero todos los sucesos que la atraviesan, con tal de darle un cierre perfecto. Cierre, por cierto, anticipado en cierto modo de forma simbólica al inicio de la narración. 

La palabra de los verdugos 


Idioma original: Catalán
Título original: La paraula dels botxins  
Año de publicación: 1977
Valoración: Recomendable  

Esta es una novela "teatral", pues presenta a unos personajes de carácter muy contundente y unos escenarios muy acotados. Fijaos si los escenarios son acotados que La palabra de los verdugos transcurre, casi íntegramente, en una comisaría. Para más inri, las situaciones son también repetidas y repetitivas: interrogatorios donde se formulan las mismas preguntas una y otra vez, en un bucle de pesadilla. Y Pedrolo logra evitar que, pese a este minimalismo escénico y argumental, nos aburramos.

La palabra de los verdugos va sobre Mateu, un hombre que ha prosperado tras la guerra civil. Antiguo líder de una patrulla que, durante el conflicto, se encargaba de eliminar a disidentes políticos en el territorio republicano, ahora ha sido delatado y debe saldar cuentas en una comisaría del Régimen. 

Como decía, entretenida pese a su escasa acción, y de lectura muy ágil. Encima, el tema está mejor llevado en este texto que en su predecesor. No es sólo que esté más focalizado, sino que, además, adquiere mayor complejidad: los matices del asunto empiezan a aflorar de forma más acentuada todavía que en Las puertas del pasado, lo cual es de agradecer en cualquier obra que trate sobre política. 



8 comentarios:

ddeasombro dijo...

Esta reseña te ha salido un poco rara, Oriol. Me ha costado seguirte. De todos modos, una vez he entendido a qué te refieres, tengo que decirte que suscribo todas y cada una de tus palabras.
Leí La terra prohibida hace tiempo, y su relevancia histórica es innegable, al menos para la literatura catalana. Apenas recuerdo los detalles de las historias, pero sí recuerdo que tuve la misma impresión que tú: Pedrolo, en vez de ensalzar su postura ideológica, aprovechaba para hacer algo de autocrítica. Si mal no recuerdo, Mateu, mientras lo interrogaban, acabó sinitiéndose inocente tras tener que mentir tantas veces con respecto a su implicación como jefe de la patrulla. También había un par de sarcásticas reflexiones acerca de la verdad, entendida siempre desde la óptica del ganador.
Un abrazo.

Oriol dijo...

Puede que tengas razón. Siento que la reseña está un poco desestructurada. Creo que es porque no he sabido situar bien algunas ideas, y eso ha hecho que éstas se repitan demasiado.

Las reflexiones que mencionas cobran una presencia importante en la segunda novela. En ella, el tema está más focalizado, y se apoya astutamente en situaciones y hasta en el desarrollo del protagonista. Te dejo mi frase favorita, traducida de forma chapucera por un servidor; se encuentra en la página 555.

"De hecho, no tenía importancia alguna que fuera culpable. Si la guerra hubiera acabado de otra manera, probablemente serían ellos [los policías que le están interrogando] los que tendrían que rendir cuentas de actos similares. La culpabilidad, pues, sólo era una cosa relativa, adscrita a las circunstancias. Nadie, ni siquiera los muertos, podía juzgar con imparcialidad. Todos habían obedecido a su destino."

Anónimo dijo...

Al indepe este que le lea Rita.

Traveler dijo...

Hola, soy Rita.
Leí de niño el Mecanoscrito y me impactó muchísimo (lectura obligatoria en 1º de BUP, era otro país España). Me gustaría leer La terra prohibida, pero me temo que no hay traducción, ¿no es así?

Oriol dijo...

Hola, Anónimo. Saludaré al lobby independentista de tu parte ahora que he adoctrinado un poco más al personal con la reseña. No, ahora en serio, ¿de dónde diantres sacas tú esa conclusión? Digamos que siento curiosidad... Si algo dejo claro es que el mensaje del libro me interesa, precisamente, porque no es un panfleto maniqueista, pero bueno.

Buenos días, Traveler. Me temo que por el momento no hay traducción de La terra prohibida. Por cierto, yo leí El mecanoscrito en la ESO, y también me flipó mucho. Literatura juvenil de calidad, sin duda.

¡Gracias a los dos por comentar!

Lupita dijo...

Hola Oriol:
Intentaré leerle en catalán (siempre será más fácil que el euskera, que me cuesta horrores) ya que creo que un amigo tiene originales de él. Como me guste la mitad que el Mecanoescrito ya será mucho.
En cuanto al anónimo que ha mencionado el nacionalismo, pues muchas gracias, así ya sabemos de qué pie cojea el autor. Hay que leer sólo aquello que nos dé la razón. Lo malo es que como no soy nacionalista ni centralista ni monárquica ni lo contrario, me tendré que pasar a las novelas de Jazmín.
Y permitidme que os recomiende una novela juvenil que me ha gustado muchísimo: "El imprevisto caso del chico en la pecera" Y por supuesto todo Roald Dahl.
Saludos lectores

Oriol dijo...

Saludos, Lupita. Antes que nada, agradecerte no sólo que comentes mi reseña, si no que lo hagas con el humor y la amabilidad que te caracteriza.

En otro orden de cosas, déjame recomendarte, de nuevo, "Crucifeminació". Creo que, si vas a animarte con Pedrolo, ese sería un buen inicio, dados tus intereses lectores. Al fin y al cabo, esa novela es la antesala a una distopía. Aunque, bien pensado, la Cataluña de posguerra también tenía elementos propios de una distopía (pero mejor me callo, que al parecer se me empieza a ver el plumero). "Crucifeminació" tiene un catalán un pelín más exigente que esta tetralogía, pero lo compensa el hecho de que es más breve.

¡Un abrazo!

Anónimo dijo...

La frase está muy bien, tienes alguna otra???