jueves, 24 de mayo de 2018

Rosario Ferré: Papeles de Pandora

Año de publicación: 1976
Valoración: Recomendable (alto)

Pequeños apuntes biográficos que aportarán algo de luz sobre los párrafos posteriores: Rosario Ferré (1938 – 2016) fue una de las escritoras puertorriqueñas más relevantes del siglo XX. Su origen social, la alta burguesía local (su padre fue gobernador de la isla entre 1968 y 1972, propietario de un empresa cementera, etc), marcará profundamente su obra.

El título del libro que hoy nos ocupa: Pandora es a la mitología griega lo que Eva a la cultura judeocristiana. “Curiosamente”, ambas fueron las causantes del pecado y del mal en el mundo: Eva a través de una manzana y Pandora a través de su caja. Estos “Papeles de Pandora” serían textos que vendrían no a “esparcir” el mal por el mundo, sino a denunciarlo.

El libro en sí: Se trata de un libro absolutamente heterogéneo en el que se reúnen una veintena de textos en los que hallamos relatos breves, poemas y relatos más extensos.

El fondo: Decíamos anteriormente que Rosario Ferre perteneció a una familia de la alta burguesía local, luego la conocía a las mil maravillas. Pues bien, el libro es una continua denuncia de las instituciones y valores que esa clase social representa. En particular, la denuncia del rol tradicional asignado a la mujer en la sociedad local, la contraposición entre burguesía y pueblo y la protesta por el papel representado por aquella en las relaciones semicoloniales entre la isla y los Estados Unidos  son los temas fundamentales.

La forma: Ligado a lo anterior y al afán rupturista de Ferré, los textos tratan de destrozar las formas tradicionales. Así, por ejemplo, la sintaxis y las reglas de puntuación no son “respetadas”, algunos relatos están plagados de términos coloquiales y de palabras casi onomatopéyicas (“Maquinolandera”), en otros se rompe la continuidad espacio-tiempo a través de abigarrados monólogos interiores y en alguno (el magnífico “La bella durmiente”) se observa la huella de las vanguardias de la época al incluir en él, a modo de collage, cartas, artículos de prensa, monólogos, etc. Además de esto, se trata de textos sumamente simbólicos y poéticos, lo que por momentos puede dificultar su comprensión.

Un pero: Ferré pretende (y consigue) denunciar la hipocresía, la vulgaridad y el resto de males que corroen a la burguesía puertorriqueña, pero no sé hasta qué punto consigue hacer accesible esta crítica. Con esto me recuerda un poco a Cortázar, en el sentido de que, pese a su afán rupturista, su escritura no deja de ser hasta cierto punto una escritura “elitista”.

Conclusión: “Papeles de Pandora” se trata de un interesante acercamiento a una literatura que suele pasar desapercibida por estos lares, de un libro heterogéneo en el que los textos, los cuales admiten múltiples lecturas e interpretaciones, están atravesados por la denuncia social, más encubierta en un primer momento por el simbolismo y el lenguaje poético y más clara y descarnada a medida que avanzamos. Es, pese a su complejidad, todo un descubrimiento en el que destacan relatos verdaderamente magníficos como la versión posmoderna y trágica del clásico “La bella durmiente”, el oscuro y brutal  “El collar de camándulas”,  los simbólicos y claramente emparentados con el realismo mágico “La muñeca menor” y “Amalia” o el también trágico “La bailarina”.

4 comentarios:

Diego dijo...

Apuntado, Koldo, va a la lista entrando fuerte.
Si me permites, ya que hablamos del patio trasero estadounidense, hago mencion a otra obra del país, contestataria desde la "otra parte": Un oscuro pueblo sonriente, de Pedro Juan Soto.
También, y esto ya es recomendación porque leyendo lo que dices sobre las formas, me vino a la mente ya que lo tengo fresco: "Entre Marx y una mujer desnuda" del ecuatoriano Jorge Enrique Adoum.
A mí me gustó mucho.

Un saludo y gracias.

Koldo CF dijo...

Muchas gracias por el comentario y la recomendación. La pila de libros pendientes crece de forma alarmante. Harán falta más vidas!

Anónimo dijo...

Que comentario tan pésimo y maltratante.

Diego dijo...

Nada es gratis, boricua, el resto de Latinoamérica paga caro tener nombre. Vosotros eligieron (yo no), lo que Roosevelt llamó: "portarse bien."

En el fondo de mi casa también tengo un perro contento con su plato.