Idioma original: inglés
Título original: The Rush for Second Place
Año de publicación: 2002
Traducción: Mariano Peyrou
Valoración: Muy recomendable
Sexto Piso: no recuerdo haber hablado de esta editorial cuando ya debería. Como Malpaso, editoriales mexicanas que desembarcan en España y empiezan (bueno, ya hace años) a publicar demostrando buen gusto y eclecticismo, apostando a varias bandas, pero, en el caso de Sexto Piso, con cierta admirable tendencia hacia la recuperación de oscuros contemporáneos no siempre bien comprendidos en su momento. Barth es uno. William Gaddis es otro.
Gaddis en ensayo o en lo que sean (borradores, reseñas, introducciones, outtakes) los textos que aquí se incluyen, tiene una cualidad muy poco habitual en los escritores. Parece deshacerse de contendientes a cada párrafo, parece lanzarse hacia la meta sin importarle los demás, parece sacudirse a unos cuantos con cada frase y quedarse solo, de forma tan contundente como sutil, arrastrándonos a creer que lo que escribe es lo final, lo definitivo, lo despojado de todo lo prescindible. Uno lee a Gaddis y sabe que eso que lee solo podía escribirlo él y tiene esa sensación (no llego a una decena de escritores sobre los que diría esto) de que, llegado el caso (y listas para islas desiertas al margen), uno podría apañárselas para subsistir solo con eso.
Las notas previas ayudan a ponerse en contexto en lo referente a los ensayos contenidos aquí. A familiarizarse con las citas y a comprender la totalidad de la obra como un intento de explicar la sociedad, sobre todo la capitalista y algo más concretamente la americana. Gaddis, en esta recopilación póstuma, trata de ello de forma directa e indirecta. Trata de forma amena y a veces, en el ensayo sobre las religiones que es, para mí, la pieza más endeble de esta excelente selección, de forma algo alambicada. Pero afloran sus obsesiones: las que enraízan en el resto de su obra, ejemplificadas por su curiosa obsesión por la pianola, como ejemplo paradigmático de la descabellada intención de que la tecnología acabe imponiéndose a la humanidad en uno de los últimos reductos disponibles: la creación artística. En los escritos relacionados con esa temática omnipresente, los que hacen mención a obras como Jota Erre o Ágape se paga, asoma el escritor más visionario y alucinado. También hay comentarios literarios, textos de presentación, comentarios y devaneos. Pero es Gaddis y es reconocible, incluso más concreto y menos dispar, es él. El que juguetea con el lector y el que suele alinearse, desde que se ha iniciado su necesaria recuperación, con los grandes tótems de la literatura norteamericana más simbólica o difícil. Ahí están Pynchon o Barthelme y sus influencias en DeLillo o Foster Wallace. Ahí está una rara especie de escritor, el que se desboca desde el poder de la prosa hacia lugares extraños. La carrera por el segundo lugar es un excelente menú-degustación. Uno sale de sus páginas con algo que llamaría cauto entusiasmo. El de estar tan seguro de estar ante un escritor único y poderoso como temeroso de no entender a la primera todos sus resortes. Pero en mi caso las ganas de más prevalecen. Y de qué manera. No voy a empeñarme en contenerlas, aviso.
Otros libros de William Gaddis reseñados en Un Libro Al Día: Gótico carpintero, Ágape se paga, Los reconocimientos
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