- ¿Estudias o trabajas?
- Trabajo. Soy editor.
- Ah, qué bien... ¿y qué hace un editor?
Esta conversación es real, y ha tenido lugar algunas veces en mi vida. Lo juro. Lo que significa que, si bien todo el mundo sabe lo que es un libro, hay también muchas personas que no saben exactamente cómo llega a las librerías.
Hoy me salgo un poco de la habitual reseña de UN libro para hacer un breve comentario sobre CUATRO. Y solo cuatro porque no quiero aburrir, ya que hay muchos más del mismo género y algunos hasta los he leído: libros escritos por editores. Tranquilos: subrayo lo de breve. Las gentes del libro que conozcan el tema ya pueden pasar página y esperar la reseña de mañana. En esta entrada mi única intención es poner sobre la mesa y comentar, especialmente para quienes están al margen de la "industria" editorial, esta curiosa profesión de la que en general nadie sabe nada. Volvamos al principio:
- Ah... ¿y qué hace un editor?
Pues depende, porque todo es relativo y lo que pueda decir será verdad y mentira al mismo tiempo: cada caso es diferente.
Para hacerlo sencillo, podríamos hablar de dos tipos de editores: el "editor" (en español y en inglés) y el "publisher" o "director editorial"/"editor jefe"/"lo que la empresa quiera poner en la tarjeta" (en inglés y en español). Los primeros serían aquellas personas que "editan" propiamente un libro, esto es, lo revisan, corrigen, comentan cambios con el autor, con la imprenta, etc.; y los segundos, los que se encargan de plantear la "línea editorial" y llevarla a cabo; es decir: defender una postura temática o estética o ambas y buscar autores, estudiar lo que puede pagarse por sus derechos, gestionar las publicaciones de cara al futuro... En muchos casos ambos "tipos" son la misma persona, principalmente en editoriales pequeñas. En otros, las funciones se solapan entre varias. Como digo: cada caso es un mundo.
Evidentemente, es imposible explicar esto en un bar cuando te están preguntando a qué te dedicas, así que lo mejor es responder "marinero".
Por supuesto, tiene mucha más "miga", puestos a escribir una biografía, la profesión de "publisher", que es la de los autores de los cuatro libros que quiero mencionar: anécdotas estravagantes de famosos escritores, peleas por derechos, traiciones dignas de Shakespeare, grandes fracasos, milagros inesperados, decisiones trágicas, cambios forzados de título que un autor no quiere... Esas cosas. De verdad: esta profesión es una aventura. Y una aventura, además, en la que se gana poco dinero, se lee mucho y se duerme poco. Ergo: es absolutamente vocacional.
Dice Kurt Wolff:
«Uno edita o bien los libros que considera que la gente debería leer, o bien los libros que piensa que la gente quiere leer. Los editores de la segunda categoría, es decir, los editores que obedecen ciegamente al gusto del público, no cuentan, ¿verdad que no?»
Editores ha habido muchos, y muy buenos. Yo destacaría, entre los que más me interesan, a Gallimard, en Francia, a Einaudi, en Italia, y a Gottlieb, en Estados Unidos. (Creo que Gallimard murió en un accidente de coche, junto a su editado Albert Camus. Menuda historia). Personas que vivieron por y para los libros, capaces de dedicar diez años a una edición, o defender a un autor en el nadie quería creer, o posicionarse políticamente con sus publicaciones en tiempos en los que posicionarse políticamente con ciertas publicaciones era peligroso. O de perder dinero, mucho dinero, por creer necesario sacar a la luz un manuscrito. O perder el trabajo. Me gustan sus biografías porque me gustan mucho los libros. En ellas, además de profundas reflexiones sobre el oficio, sobre leer y escribir, con todo lo poético y lo crudo que eso conlleva en ocasiones, descubro curiosidades encantadoras, secretos de autores que admiro o detesto, procesos de creación sorprendentes de libros que leí y no pude olvidar... Un complemento de gran interés, me parece, para entender el mundo de la literatura, con sus luces y sus sombras.
4 libros escritos por editores, cada uno de un país:
Lo peor no son los autores, de Mario Muchnik, es el más cercano para el lector español, porque se centra en autores y anécdotas de la literatura hispánica, principalmente. Siendo sincero: ser editor no significa escribir bien, y en este libro el señor Muchnik no está inspirado. Aunque editado -en mi opinión- con pésimo gusto y múltiples erratas, tiene algunos capítulos divertidos y otros entrañables, en los que podemos acompañar a Cortázar, o a Canetti, o a Gabo... Pero son pocos. Lo peor, sin duda, es el revanchismo desde el que parece estar escrito, con una serie de anotaciones finales del tipo "¿hice bien esto?", "¿por qué me echaron de tal empresa?", "¿quién fue culpable de...?". Creo que las vendettas personales, contra las que no tengo nada, deberían haber estado fuera del texto.
Editor, de Tom Maschler, nacido en Alemania pero defintivamente el editor inglés por antonomasia del siglo pasado. Un libro, como el anterior, repleto de historias personales, chismes, reflexiones y vivencias de toda índole, desde sus comienzos como editor hasta los últimos años, pasando por su infancia y hasta por sus enfermedades. Mucho mejor escrito que el libro de Mario Muchnik, con anécdotas de autores como Amis y McEwan, pero también de hispanohablantes como García Márquez o Vargas Llosa, ya que fue él quien se atrevió a sacarlos en inglés por primera vez. Todo un tío. El libro, al final, cansa un poquito, desde mi punto de vista, por la acumulación y la repetición de algunos temas, pero tiene bastante interés.
Editar la vida, de Michael Korda: el editor norteamericano. Un libro que me encantó, de verdad, porque está muy bien escrito, porque en la vida de este hombre pasó de todo y porque combina cierto egocentrismo con altas dosis de mala leche, es decir, no pinta una memorias color pastel. Además, para mí, es el más completo de los cuatro: buen equilibrio entre anécdotas, pensamientos, leer, escribir, pelear, sufrir, ganar y dejarse ganar. Bastante literario, también, en algunos pasajes, lo que se agradece.
Autores, libros, aventuras, de Kurt Wolff. El editor alemán. Posiblemente, de los cuatro, el que mejor escribe y el más poético. La edición que tenemos en España incluye su correspondencia con Kafka, nada menos. (A mí esa parte epistolar me daba un poco igual, la verdad). Buen libro, con hondas reflexiones sobre editar, sobre la literatura, sobre la importancia de los libros en la vida de las personas y en el proceso de mejora del mundo. Muy bueno.
Y hay más, como las memorias de Esther Tusquets o las de Einaudi, que también merecen la pena. Son libros entretenidos y especialmente dirigidos a personas que amen la literatura, que conozcan bien nombres y apellidos y que tengan una curiosidad innata. En mi caso, que me leí seis o siete seguidos, fue toda una experiencia intertextual, pues muchos personajes se repiten y muchas grandes historias (o trágicos Saraos) son contadas desde distintos puntos de vista.
Pues eso: luces y sombras. Perdón por la chapa.
3 comentarios:
Muy buena reseña, Iván. Me encanta lo de los trágicos saraos. Suena tan a Corazón de verano..
Muchos de esos libros llevan fotos, Jaime, y muchas de esas fotos, lo juro, son del estado "exaltación de la amistad". Imagina.
Por fin encuentro un blog que hable de libros sobre editores y además sin pelos en la lengua. Me ha gustado mucho.
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