sábado, 31 de agosto de 2024

Irene Vallejo: El silbido del arquero

Idioma original: Español
Año de publicación: 2015
Valoración: Bastante recomendable

Sobran las presentaciones con Irene Vallejo. Bastará decir que El infinito en un junco anda ya por las 40 reimpresiones (¿son reimpresiones, Alfonso?), lo que sitúa a la aragonesa en un nivel de ventas que para sí quisieran vacas sagradas con mucha más presencia en medios e infinitamente menos lectores. Cosa de la vida, supongo.

El caso es que, por suerte, el éxito de El infinito en un junco no ha conseguido eclipsar del todo obras anteriores de Vallejo. El más claro ejemplo es este El silbido del arquero que va ya por su 15ª (¿o 16ª ya?) reimpresión, dato más que destacable para una editorial como Contraseña, una editorial pequeña que aspira a ser menos pequeña con el tiempo. 

El resumen ultrarresumido de la novela vendría a ser una relectura de la Eneida de Virgilio. Cinco son las voces encargadas de narrar la historia de Eneas, quien llega a Cartago tras la derrota de Troya, y Elisa, reina de Tiro y ahora de Cartago, adonde llegó también exiliada: las de los propios Eneas y Elisa, la de Ana (hermana medio bruja de Elisa) la del dios Eros y la del poeta Virgilio.

Las tres voces humanas llevan la voz cantante en cuanto a la narración de los sucesos, mientras que la voz de Eros funciona como una especie de manejador de hilos que de vez en cuando se entretiene en digresiones sobre lo humano y lo divino. Por su parte, la voz de un Virgilio asomado a la historia de Elisa y Eneas desde siglos posteriores sirve, al mismo tiempo, para introducir un elemento de "modernidad" al situar al autor dentro de la obra y al autor frente a su obra.

Todo ello en un hermoso texto que mezcla el mito y la poesía y que, pese a estar situado en un pasado lejano y parecer una "sencilla novela de aventuras", pone sobre la mesa temas, situaciones y dilemas atemporales como el amor, el poder, el peso de la culpa y el remordimiento o la violencia. Junto a lo anterior, es destacable el ritmo que la autora imprime a la novela y la construcción de los dos personajes principales, profundamente humanos en sus dudas y contradicciones.

En el lado menos positivo, me queda una sensación extraña con la voz de Ana. Vale que es hija de rey, medio hermana de una reina y medio hechicera, pero creo que se hecha en falta una cierta diferenciación entre su voz y la de los ya adultos Elisa y Eneas.

De todas maneras, la valoración general tras la lectura de El silbido del arquero es más que positiva. Buena historia, buenos personajes principales y buen manejo del ritmo, además de un estilo poético y elegante sin llegar a empalagar. 

viernes, 30 de agosto de 2024

Benito Pérez Galdós: Tristana

Idioma original:
español
Año de publicación: 1892
Valoración: Muy recomendable (aunque algo deprimente)
 
Las vacaciones siempre me han parecido un buen momento para (re)leer a los clásicos: con más tiempo para dedicar a la lectura, sin las habituales urgencias del día a día, sin la presión constante de las novedades literarias, es el momento ideal para desempolvar esos libros que dejamos en la balda o en la mesilla de cabecera "para más adelante". Hace unos años, durante unas vacaciones de verano me "tragué" Fortunata y Jacinta de Galdós, una novela que me pareció fascinante, impresionante, magnífica. Este año he escogido una obra más modesta, en extensión y ambición: la novela Tristana (famosamente adaptada, ochenta años más tarde, por Luis Buñuel), que me ha impactado menos que la gran novela galdosiana, pero que aun así muestra el dominio narrativo de un autor en plena madurez. 
 
(Aviso de que esta reseña, dado que Tristana es un clásico ampliamente conocido, será más spoilery de lo habitual. Quien no quiera leer detalles del argumento, hoy tendrá que conformarse con leer el Marca o la hoja parroquial)

Tristana es, en su estructura más esencial, la historia de un triángulo sentimental: el que componen el quijotesco y lazarinesco don Lope; la protagonista, la joven e inocente (al menos al comienzo) Tristana, y el pintor Horacio. Tristana, huérfana empujada por la vida a la casa y a los brazos (y a la cama) del rijoso don Lope, parece encontrar una vía de escape a sus opresivas circunstancias cuando, durante sus paseos dominicales, conoce a un joven igualmente huérfano y soñador, con quien inicia una relación inicialmente platónica, después carnal, y en cuya descripción Galdós no nos ahorra las cursilerías y la construcción de un lenguaje propio característicos de las parejas de enamorados, sobre todo en los primeros tiempos de fascinación e idealización. Este mundo de ensueño se rompe, infelizmente, cuando Horacio acepta acompañar a su tía a Alicante para una temporada de descanso, y cuando Tristana contrae una enfermedad que le provoca terribles dolores y que lleva a la amputación de una pierna. Desmejorada y recluida nuevamente en casa debido a su discapacidad, Tristana se resigna a perder el amor de Horacio y a casarse con un envejecido Lope. La frase final es un ejemplo de ironía y ambigüedad galdosiana: "¿Eran felices uno y otro? Tal vez".
 
Si creyésemos en la numerología podríamos decir que en esta novela el número fundamental es el tres: además del triángulo de personajes (al que volveré a continuación), la estructura de la novela también es claramente tripartita: unos primeros capítulos en los que Galdós muestra su absoluta maestría en la creación de situaciones y personajes; el núcleo central, compuesto por la relación amorosa entre Tristana y Horacio, en el que Tristana "sale de su capullo" y se convierte en una mujer culta, independiente y con una fuerte personalidad; y el tercer acto, antitético del segundo, que incluye la enfermedad de Tristana, su amputación, la desaparición del amor y ese final anticlimático con Tristana, la "mujer libre", casada con un vejestorio y cocinando dulces conventuales para él. 
 
Con esta estructura, es inevitable pensar que Galdós nos presenta una visión desencantada y escéptica del amor o de la liberación de la mujer. De hecho, una de las grandes cuestiones que plantea la lectura de esta novela es saber si estamos ante una ridiculización de la idea de mujer independiente y libre (esa Tristana que aprende idiomas, pinta, toca el piano, cita a los clásicos y sueña con vivir su vida sin ataduras ni convenciones), o si se trata, más bien, de una constatación de que esa "nueva mujer" todavía no tiene cabida en la España de finales del siglo XIX. Quizás sea relevante recordar que, aproximadamente en la misma época de composición de Tristana, Galdós mantenía una relación apasionada y epistolar con Emilia Pardo Bazán (de hecho Tristana está llena de cartas entre amantes que pueden reflejar las que ambos escritores se intercambiaban, algunas de ellas recientemente publicadas), quien era una de las principales defensoras, en aquel momento, de este modelo de mujer liberada, independiente y profesionalmente activa. 

También el personaje de don Lope resulta interesante (y es algo que Buñuel explotará en su adaptación cinematográfica, alejándose en cierto modo del original de Galdós): como la propia Tristana explica cuando habla de él con Horacio, no se trata de un personaje demoniaco o completamente repulsivo, sino una curiosa mezcla de hombre con un alto concepto del honor y de su propia valía (al estilo de Alonso Quijano o del escudero del Lazarillo), y de viejo verde libidinoso que no tiene reparos en aprovecharse de una jovencita inocente que ha quedado a su cargo. El tercer acto, cuando don Lope ha perdido ya todos sus encantos juveniles y también una buena parte de su hacienda, nos muestra a un hombre que se resiste a ser humillado pero que es capaz de tragarse su orgullo por Tristana (aunque lo haga, quizás, egoístamente, confiando en que ella acabe por resignarse a quedarse con él, lo que finalmente ocurre). 

En comparación con estos dos grandes personajes, el de Horacio parece bastante más desdibujado: podríamos identificarlo con el personaje del "falso aliado" feminista que aparece en otras novelas de la época, como Insolación de la propia Emilia Pardo Bazán (con la que Tristana me atrevería a decir que tiene ciertas conexiones) o Desgarrada de la escritora portuguesa Alice Pestana, que ya reseñé por aquí. Se trata de personajes masculinos que asumen de forma más o menos explícita el discurso y los planteamientos feministas de la llamada "primera ola", pero que acaban traicionándolos para refugiarse en el convencionalismo social.

Volviendo al inicio, no se puede decir que Tristana sea una obra maestra al nivel de ambición o de perfección de Fortunata y Jacinta, pero, dentro de su menor extensión y amplitud, sigue siendo una pequeña joya de la que cualquier escritor podrá aprender, en lo que se refiere a la construcción de personajes o a la estructuración de la trama. Puede ser ideológicamente problemática, por cuanto parece negar (o incluso ridiculizar) la posibilidad de emancipación de la mujer, pero es también, en cualquier caso, un estudio magistral de un triángulo amoroso entre personajes complejos e imperfectos, cada uno a su manera.

jueves, 29 de agosto de 2024

Cătălin Partenie: La madriguera dorada

Idioma original: inglés

Título original: The Golden Burrow

Traducción: Laura Fernández

Año de publicación: 2020

Valoración: Recomendable


En diciembre de 1989, poco después de la caída del muro de Berlín, Nicolae Ceaușescu fue detenido tras una rocambolesca operación, juzgado a toda velocidad y ajusticiado. Considerado durante años un rebelde en el bloque soviético, su gobierno derivó hacia la megalomanía y el culto a la personalidad, elemento este último que, tengo que confesar, me resulta especialmente repugnante, mucho cuando es estimulado desde el círculo del poder, aún más cuando es asumido por la ciudadanía, o parte de ella.

En aquellos estertores del régimen, algunos jóvenes rumanos, como en cualquier parte del mundo, se ven atraídos por la música. No hay muchas opciones, la censura solo permite música no contaminada por las modas occidentales, y apenas puede oírse a unos pocos grupos locales considerados inofensivos, e intuyo que muy malos. Los chavales consiguen hacerse en el mercado negro con algunos discos europeos o norteamericanos y compran baterías o guitarras cutres con las que aprender a tocar o, a lo sumo, actuar en algún hotel para turistas gracias a algún cómplice discreto. Se diría que estos jóvenes se sitúan por completo al margen de la realidad política y social, se encierran en su burbuja, solo atentos a copiar riffs de Deep Purple o a improvisar compases con las baquetas. Juventud no comprometida, aislada en su madriguera dorada con sus sueños musicales y sus pequeñas aventuras sexuales, ajena a la escasez de alimentos y a los vientos de la Historia. 

Así se va construyendo el modesto y amable relato de Cătălin Partenie, una narración ligera y simpática que dibuja ese mundo juvenil apenas importunado por las patéticos remilgos del poder establecido, asumidos como obstáculos naturales a los que hay que plegarse, o saltarse cuando se pueda, como si se tratase de prohibiciones parentales.

Pero ese entorno gris y relativamente asfixiante va poco a poco permeando en la vida de los jóvenes, y la narración se va llenando de sombras. La gradación resulta casi imperceptible y es uno de los valores destacables del libro: el carácter castrante de ese régimen ensimismado cala en primer lugar en los chicos de más edad, que empiezan a tomar decisiones arriesgadas. La opción no es luchar, ni siquiera mostrar desacuerdo, sino huir buscando las fronteras más próximas donde las restricciones se supone que no existen. La idea es simplemente escapar a donde se pueda escuchar y tocar la música que gusta, tan sencillo como eso aunque detrás haya mucho más contenido de lo que ellos mismos creen.

En ese proceso, visto desde la óptica todavía ingenua de un adolescente, se van abriendo paso los acontecimientos históricos, y de esta forma el pequeño relato de los jóvenes idealistas centrados en la música se convierte en una crónica indirecta del momento. Con lo que parece un componente autobiográfico importante, el libro gana peso sin desprenderse de la subjetividad del narrador, lo que da lugar a un contrapunto muy bien equilibrado que podría ser lo que mejor define al texto. El joven cuenta siempre lo que siente y observa pero, aunque ni siquiera sea consciente de ello, su campo de visión es cada vez más amplio y lo que le importa poco a poco se traslada desde sí mismo y su entorno más inmediato a la realidad social del momento histórico. Un dibujo convincente de cómo inevitablemente la ingenuidad de lo sueños juveniles termina por verse sacudida por el paso del tiempo.


miércoles, 28 de agosto de 2024

José Sanz: Duelos patológicos

Idioma original: Español  
Año de publicación: 2024
Valoración: Está bien

Duelos patológicos es un volumen que recopila cinco textos de José Sanz. Aunque misceláneo en cuanto a formatos y registros (aglutina cuatro relatos y una obra de teatro en tres actos), guarda bastante coherencia tonal y temática. Al fin y al cabo, abunda en humor y explora cómo distintos personajes gestionan sus respectivos duelos (la muerte de alguien cercano, la agónica decadencia de su afición, una ruptura amorosa...).

En "El hombre más rico del país", aquel que da nombre al relato, que es también el ser humano más odiado del país, obliga a su gestor patrimonial a seguirle en una alucinante empresa. En "El gran reemplazo", un anciano se niega a aceptar que el fútbol ya no le interesa a nadie. En "Su indiferencia me da ganas de romper cosas" (la obra de teatro), un cura a tiempo parcial es llamado para efectuar un exorcismo. En "La vía diplomática", un ser humano divorciado interactúa con un pasillo cuyas paredes y techo tienen pelo. En "Líneas rojas", un autónomo que trabaja desde casa se obsesiona con un televisor que parece mostrarle a sí mismo con la que fue su ex.

De los textos de Duelos patológicos destacaría la excentricidad de sus premisas y, sobre todo, la eficacia de su antes mencionado sentido del humor. Y es que el humor de Sanz, aunque más cándido del que yo acostumbro a leer, nos saca una sonrisa de vez en cuando y tiene ocasionales destellos de genialidad. Donde brilla más es, a mi juicio, en "Su indiferencia me da ganas de romper cosas", cuya lógica absurda y diálogos estrafalarios recuerdan al Esperando a Godot de Samuel Beckett o al Otoño en Pekín de Boris Vian. 

Quizá esta pieza teatral se alargue más de la cuenta, por cierto, pero en general deja un buen sabor de boca. Aunque también me gustaría verla representada, me satisface haberla leído (¿de qué modo si no hubiera podido experimentar sus hilarantes acotaciones?).

A Duelos patológicos le achacaría dos pegas. 

  • Que su estilo, aunque funcional, podría depurarse. En "El hombre más rico del país", por ejemplo, hay un par de imágenes que la prosa de Sanz no plasma nítidamente, por lo que al lector le cuesta visualizarlas. Asmismo, en "La vía diplomática" encontramos varias oraciones cuya redacción y estructura resulta un tanto confusa: «Del Campamento como tal no recuerdo gran cosa de mi estancia» o «Echo de menos muchísimo eso», entre otras.
  • Que las ideas que sustentan sus textos podrían haberse exprimido más. El niño enfermo de "El gran reemplazo" cumple su función, no lo niego, pero se siente algo desaprovechado. Idéntica impresión me suscita el «Campamento» de "La vía diplomática".

Sea como fuere, Duelos patológicos es una antología disfrutable. Su heterogeneidad, sus modestas pretensiones, sus conceptos extravagantes y su logrado sentido del humor menguan sin duda sus posibles defectillos e imperfecciones.

martes, 27 de agosto de 2024

Eva Piquer: Aterratge

Idioma original: catalán
Título original: Aterratge
Traducción: sin traducción al castellano
Año de publicación: 2023
Valoración: se deja leer


Poco conocimiento tenía de Eva Piquer como escritora, aunque sí que la conocía por sus artículos en medios periodísticos y culturales y por ser alguien con un bagaje como lectora muy amplio y rico. Así que esta reciente publicación, después de veinte años desde su última novela, me despertó el interés para ver cómo se desenvolvía como escritora de narrativa y más aún después de un parón de veinte años. Lamentablemente el resultado es bastante desigual.
 
Empieza el relato donde la narradora en primera persona nos indica que fue a Islandia con tres desconocidos, uno de los cuales un fotógrafo que quería fotografiar el fuselaje de un avión que aterrizó de emergencia sobre la isla hacía cuarenta y seis años y que desde entonces sigue permaneciendo en el mismo lugar. Esa historia la animó para viajar a la isla y conocer los detalles del accidente, así como para huir de su realidad, una realidad marcada por la reciente defunción de su marido y que sigue teniendo muy presente. De esta manera, la autora sitúa la historia en 2020, tres años después de ese hecho trágico en su vida que describe afirmando que «hacía tres años que los aullidos del horror me perforaban los tímpanos y me invadía en silencio una urgencia de mal confesar: cuando antes toques fondo, antes remontarás». Pero justo cuando parecía que empezaba a remontar, aparece la pandemia que lo cambia y lo encierra todo, recluyéndola en su soledad y en su pequeño hogar. Por ello, ya pocos años después, decide emprender este viaje y contacta con el piloto que sufrió ese accidente para ver los restos del avión, pues la protagonista, intrigada por esa historia, quiere escribir sobre él, aunque el piloto se niega a que alteren los hechos, a que los ficcionen, con lo que le pone una condición para quiere escribir esa historia: «no sé qué pretendes escribir pero me niego a ser un personaje de novela con una personalidad imaginada. Te podría contar cómo fue todo si lo escribieras tal cual, sin ficcionarlo».
 
Con este pretexto, la autora entremezcla fragmentos del pasado en las que el piloto relata el viaje y aterrizaje forzoso del avión con su propia experiencia y el duelo (sobre)vivido, estableciendo paralelismos no siempre conseguidos. De este modo, sus reflexiones y pinceladas en torno a la vida y la muerte se simultanean con el relato del aviador, así como también el de su propio viaje para encontrarse con el avión. Tres relatos entremezclados que tienen su propia historia por separado y que desafortunadamente se pueden leer de manera aislada a pesar del intento de la autora por entretejer las historias. Ese esfuerzo es evidente y se nota en exceso cuando la autora utiliza expresiones como «poner el piloto automático» (al referirse a su día a día), cuando habla de cómo conseguir «mantener el rumbo» o incluso hablando de «turbulencias» vitales lo cual, aunque no deja de tener evidente paralelismo, quizá es algo forzado.
 
La parte positiva de la novela es que la prosa fluye de manera rápida y el libro se lee de un tirón a pesar de que la historia del piloto no suscita interés, pues no se puede empatizar con un piloto del que apenas se nos cuenta nada a nivel personal y que no narra nada diferente de otras historias sobre catástrofes aéreas sucedidas (me viene a la cabeza «¡Viven!», de Piers Paul Read) donde sí hay un buen retrato a nivel de personajes. Una historia de catástrofes solo se sostiene si el libro se centra en ella y especialmente en el impacto en las vidas de los que lo sufren más que del trayecto en sí; en este caso no es así, pues parece que el accidente del avión sirve únicamente como un canal para establecer paralelismos que no acaban de funcionar pues el lector se percata enseguida de que se trata meramente de un vehículo a través del cual explicar una historia personal (en gran medida basada en su propia vida) y que la autora ha querido plasmar en un libro de ficción en una suerte de catarsis. Incluso la propia autora parece reconocer el poco impacto de la historia del piloto al afirmar que «si le tuviera confianza, le diría que echo en falta detalles de la vivencia humana del aterrizaje (…) como si no fuera él el piloto del avión estrellado», confirmando así las sensaciones de la distancia emocional hacia la historia narrada.
 
Otro aspecto negativo que le encuentro al libro es que la autora hace referencia y menciona de forma frecuente a autores y libros que destaca y parafrasea en un claro homenaje y demostración de su bagaje literario, pero que aparecen en el texto como pinceladas in media res. Con el propósito aparente de dar cierta profundidad al texto, la autora utiliza citas de otros autores y libros leídos para a partir de ahí lanzar algunas reflexiones (aunque de manera fragmentada) y, a pesar de que tratan sobre de la vida y la muerte, no hay más continuidad con la historia que la de proporcionar una serie de aforismos y razonamientos en torno a ese mismo tema. Este recurso, que cada vez utiliza más a medida que el libro avanza, no aporta mucho a la historia, en todo caso sirve para conocer el estado de ánimo de la autora y hacernos partícipes de lo que piensa, pero es un recurso difícil de utilizar con éxito si se quiere entrelazar bien con la historia contada y es algo solo al alcance de unos pocos (mencionaría Gornick, Hardwick o Lispector). Por el contrario, y afortunadamente, la historia sobre el piloto sí mejora a medida que avanza la narración cuando deja de lado el propio accidente y conocemos algo más de su manera de ser y su vida, aunque quizás ya es algo tarde para ello pues la desconexión con esa parte del relato ya se ha producido páginas atrás.
 
Por todo ello, se trata de un libro que se lee de una sentada pero que, a excepción de algunos pasajes concretos, no termina de funcionar y siguiendo los mismos paralelismos utilizados por la autora, podría afirmar que acaba aterrizando en el poso lector con también algunas dificultades.


lunes, 26 de agosto de 2024

Lydia Davis: Ni puedo ni quiero

Idioma original: inglés
Título original: Can't and Won't: stories
Traducción: Inés Garland
Año de publicación: 2014
Valoración: recomendable

Abriré la sub-sección de prensa rosa de este blog aportando cierta información: Lydia Davis fue la primera esposa del fallecido Paul Auster, y madre del también fallecido hijo común, Daniel Auster. No sé si (como la médica) la profesión literaria es dada cierta tendencia a la endogamia. Sé que cierto comentario recibido por Twitter llegó a contraponer el talento de Davis frente al de Siri Hustvedt, en todo caso fue suficiente para generar cierta curiosidad que este Ni puedo ni quiero ha saciado solo parcialmente. Ya ha pasado una década y Davis no ha publicado nada más, de hecho podría considerársela una especialista en el género corto ya que solo ha publicado una novela y dos ensayos, y percibo cierta unanimidad en las alabanzas a su obra en este formato.

Ni puedo ni quiero es una colección que abarca una centena de piezas que no pueden ser más variadas. De hecho, aunque el libro está dividido en cuatro partes, yo distingo cuatro partes que la estructuran en otro plano. Por una parte, relatos cortos, casi siempre de una sola página, que la autora señala como sueños y que parecen corresponder realmente con esta descripción, tanto en su estilo, llano y descriptivo, como en su contenido, casi siempre rozando lo absurdo o surrealista, sin una estructura de trama definida más allá, quiero suponer, que la mera exposición de una situación que puede resultar esquemática y lógicamente incoherente. El segundo bloque (insisto, en una estructura diferente a la secuencia establecida por la autora) lo conforma una serie de relatos que se etiquetan como relatos de Flaubert y que nos situan en una Francia decimonónica, con carruajes y plazas con guillotina, relatos con personajes y situaciones recurrentes aunque, en una segunda lectura secuencial, no he podido descubrir una trama al margen. Un tercer bloque lo conformarían algunos relatos largos, los pocos que superan las cinco páginas, que me han resultado el grupo más irregular, confirmando cierta percepción de que la autora se maneja mejor en el resultado corto, por cuanto los más largos (en especial Las vacas) se me han atragantado, aunque me ha gustado mucho la tonalidad ligeramente agridulce y crepuscular de Carta a la fundación. La cuarta parte la podríamos definir como miscelánea y contiene desde puros juegos de palabras hasta curiosas relaciones que muestran a Lydia Davis como una interesante experimentadora verbal, quizás esa condición remporal de última obra pueda manifestar intención resuelta y desinhibida, pero me da que en ese grupo está la esencia de la escritora: en relatos que son apenas un par de frases hasta relaciones, de obituarios, de filias y fobias, incluyendo alguna curiosa carta.

Más allá del interés que pueda suscitar por otras obras de Davis (quizás las que forman parte de la fase intermedia de su carrera) quizás mi opinión sobre Ni puedo ni quiero sea ambivalente. Agradezco y recrimino a la vez que su dispersión la muestre más como un catálogo de habilidades que como una obra sólida.


domingo, 25 de agosto de 2024

Izumi Shikibu, Murasaki Shikibu, Dama Sarashina: Diarios de damas la corte Heian

Idioma original: japonés (de la era Heian)

Título original: 和泉式部日記 (Izumi Shikibu nikki); 紫式部日記 (Murasaki Shikibu nikki); 更級日記 (Sarashina nikki)

Traducción: Xavier Rosa Ferrer

Año de publicación: 1008; 1010; 1059

Valoración: recomendable para interesados

Esta edición junta a tres mujeres que tiene en común haber escrito obras consideradas hoy en día como clásicos de la literatura japonesa, conocidas por su profundidad y riqueza en la descripción de la vida en la corte imperial durante el período Heian (794-1185).

Diario de Izumi Shikibu: Izumi Shikibu fue una famosa poetisa y cortesana. Su diario es una obra semiautobiográfica que narra su relación amorosa con el príncipe Atsumichi. La obra está llena de poesía waka (el fuerte de este tipo de obra), y mezcla la prosa con la poesía para reflejar sus emociones y experiencias en la corte. Es conocida por su estilo lírico y la introspección emocional que ofrece.

Diario de Murasaki Shikibu: Murasaki Shikibu es la autora de La novela de Genji (Genji Monogatari), la cual pueden encontrar reseñada en nuestro blog. Su diario, ofrece una visión íntima de su vida en la corte de la emperatriz Shōshi, describiendo tanto los aspectos ceremoniales como las rivalidades y la vida cotidiana en la corte, muy al estilo del Genji Monogatari. Es un testimonio valioso de la vida en la corte y ofrece una perspectiva única sobre la vida de una mujer de su tiempo.

Diario de Dama Sarashina: Este diario fue escrito por una mujer anónima, pero que es conocida por convención como la Dama Sarashina. Éste es el más personal de los tres, narrando su vida desde la juventud hasta la madurez, y su deseo constante de leer historias y romances (incluyendo, claro, el Genji Monogatari). El diario es conocido por su tono melancólico y su reflexión sobre la transitoriedad de la vida, un tema común en la literatura japonesa de la época.

Los tres diarios, aunque distintos en estilo y enfoque, comparten varios elementos que los vinculan como expresiones literarias del período Heian. En primer lugar, todos son escritos por mujeres de la nobleza que utilizaron la escritura como un medio para explorar y expresar sus emociones en un entorno donde la introspección y la sensibilidad poética eran altamente valoradas. Estos diarios combinan la prosa con la poesía waka, unificando la narrativa con la reflexión lírica. Además, los tres diarios ofrecen una visión personal y matizada de la vida aristocrática, con un enfoque particular en la transitoriedad de la existencia y las relaciones humanas. 

A pesar de las similitudes en su contexto y estilo, los diarios presentan diferencias notables que reflejan las personalidades y enfoques únicos de cada autora, lo que hace que valga la pena leerlos en conjunto. El Diario de Izumi Shikibu se distingue por su carácter apasionado y su enfoque en una historia de amor intensa y llena de emociones. En contraste, el Diario de Murasaki Shikibu es más observacional y descriptivo, centrándose en la vida de la corte imperial y ofreciendo una visión más amplia de los rituales, las intrigas y las dinámicas sociales de su entorno. Por otro lado, el Diario de la Dama Sarashina tiene un tono más contemplativo y está menos centrado en los eventos sociales. De esta manera, los tres diarios se complementan muy bien para ofrecernos una idea de la vida y las tribulaciones en la corte de Heian, principalmente aquellas que preocupaban a las mujeres, quienes, a pesar de vivir en ese supuesto paraíso, estaban subordinadas, en primer lugar, a los hombres de la familia, y en segundo lugar, a la estructura social de un pasado que hoy nos podría parecer incomprensible.

Otras obras de Murasaki Shikibu reseñadas en ULAD: Genji Monogatari

sábado, 24 de agosto de 2024

Guzel Yájina: Tren a Samarcanda

Idioma original: Ruso
Año de publicación: 2024
Traducción: Jorge Ferrer
Valoración: Bastante recomendable

El viaje como motivo central de un texto es algo casi tan antiguo como la propia literatura. No creo que haga falta dar ejemplos, pero sí que citaré dos de ellos para situar este Tren a Samarcanda: el Miguel Strogoff de Julio Verne y el Éxodo de la Biblia.

El Miguel Strogoff sirve como marco de referencia espacial (lo que era un viaje de Moscú a Irkutsk se convierte en un viaje de Moscú a Samarcanda) y como vínculo con las novelas clásicas de aventuras, que es una de las múltiples lecturas posibles de la novela; la referencia bíblica viene a cuento porque el viaje a Samarcanda tiene mucho de búsqueda de una Tierra Prometida, aunque también de camino de redención personal y, en cierto modo, colectivo.

El argumento de la novela en el traslado de un convoy con 500 huérfanos desde Moscú a Samarcanda. Corre el año 1923 y la pobreza, la escasez y la enfermedad campan por sus anchas en la URSS de posguerra. En ese contexto, el jefe de convoy Deyev, la comisaría Belaya y el enfermero Bug (junto a múltiples secundarios) deberán hacer frente al cólera, a la falta de víveres y combustible, a bandidos y burócratas que a veces coinciden en la misma persona, etc en un viaje en el que los demonios interiores son casi tan peligrosos como los riesgos externos.

A lo largo del camino se cruzarán con personajes y situaciones que reflejan la situación política y social de la URSS de la época, tiempos duros como una picadora de carne, en lo que sería una lectura mas de corte histórico de la novela. Además de esta y de las ya citadas, Tren a Samarcanda tiene también una lectura más cercana a la picaresca y otra más próxima al cuento gótico, sobre todo en fragmentos en los que la autora cambia el paso y salta de una narración mas o menos convencional al monólogo interior en el que brilla la poetica del horror.

Por lo tanto, Tren a Samarcanda es una historia sobre la bondad que puede encontrarse en medio de horror, una novela que mezcla lo íntimo y lo terrible, con personajes bien construidos y que avanza con buen y sostenido ritmo a lo largo de sus casi 600 páginas. Una novela muy muy rusa que, pese a ciertos pasajes en los que la autora tira de recursos más "modernos", tiene un fuerte aroma a clásico. Que lo acabe siendo o no solo lo dirá el tiempo.

viernes, 23 de agosto de 2024

Emilia Pardo Bazán: Insolación

Idioma original: Español  
Año de publicación: 1889
Valoración: Se deja leer

Insolación es una novela breve cuya publicación provocó un verdadero escándalo. Trata sobre doña Asís, una joven viuda, hermosa y adinerada, que es seducida por un apuesto gaditano. 

Emilia Pardo Bazán, siempre contestataria, denunció en estas páginas a la hipócrita sociedad de su época, la cual favorecía al varón y practicaba una doble moral sexual. La escritora se mete, incluso, con aquellos hombres progresistas que solamente apoyaban la causa feminista de palabra.   

La faceta crítica de esta obra es, quizá, su mejor aspecto. Está bien expuesta, pues no resulta panfletaria; además, ha sido integrada en la historia a través del argumento y de las reflexiones de la protagonista y de su amigo Pardo. Sin embargo, una intencionalidad lograda no salva al conjunto. Y, dicho sea de paso, me hubiera gustado que Bazán la abordara sin tantos rodeos.

A fin de cuentas, muchas escenas podrían haberse condensado. O, puestos a respetar su extensión original, podrían haberse enfocado en dar una mayor caracterización de los personajes. La prosa de Bazán tampoco se libra de una reprimenda: es demasiado espesa, sobre todo para estándares contemporáneos. Vale que exhibe un dominio del lenguaje excepcional, vale que está salpicada de enjundiosas reflexiones y bellas metáforas, vale que es una gozada la polifonía que logra plasmar (respeta dialectos o registros de clase varios), pero es innegable que este acabado marcadamente decimonónico se antoja un tanto caduco en la actualidad (puede que ya lo fuera en su época). Insisto: una intencionalidad lograda no salva al conjunto. 


También de Emilia Pardo Bazán en ULAD: Aquí

jueves, 22 de agosto de 2024

Álvaro Ortiz: Cenizas

Idioma: español

Año de publicación: 2012 

Valoración: está bien

Cenizas parte de una idea que, por más que algo tópica, no deja de tener su eficacia narrativa: un grupo de amigos que llevan años distanciados se reúnen a causa del fallecimiento de otro amigo, que ha dejado la última voluntad de que sus cenizas sean esparcidas en un punto determinado de la costa. Se inicia así el consabido road trip que vuelve a juntar, no del todo por voluntad propia, a Polly, Moho, Piter y el Monito Andrés, que vive con Moho -es un mono de verdad, no el apodo de algún tipo-, personajes cada uno con una personalidad y comportamientos bien marcados y que no tardan en entrar en conflicto. Por el camino, como es preceptivo en este tipo de historias, vivirán una serie de aventuras y conocerán a no menos peculiares personajes secundarios, como cierto traficante de drogas o los matones Smirnov & Smirnov, que siguen a Moho -el más proclive a meterse en líos- por encargo de un tal Cowboy.

En fin, una historieta simpática que lo es más aún gracias al estilo gráfico digamos "cuqui" (por lo que resulta especialmente interesante el contraste con los momentos más turbios, como ocurría, de forma aún más marcada, en Murderabilia) y en la que no faltan los momento entrañable, aunque, me temo, un tanto previsibles... Es decir, se trata de un cómic o novela (novelita9 gráfica entretenida y gustosa de leer, pero que no va más allá. Eso, claro está, resulta suficiente, siempre que no le pidas peras al olmo; a Cenizas, aparte del enésimo, aunque pertinente, canto a la amistad, limitémonos a pedirle... eh, bueno, lo que sea que den los olmos...

Nota final: en fecha muy reciente la edición en inglés de este cómic -esto es, Ashes- ha estado nominada en dos categorías, nada menos, de los prestigiosos premios Eisner. No se llevo ninguno, por desgracia, pero no importa: se trata de un verdadero logro por el que felicitamos desde aquí a su autor, Álvaro Ortiz , deseándole mejor suerte para la próxima, que sin duda llegará...

Más títulos de Álvaro Ortiz reseñados en Un Libro Al Día: Murderabilia




miércoles, 21 de agosto de 2024

Roberto Bolaño: Nocturno de Chile

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2000

Valoración: Muy recomendable


La larga noche, insomne y febril, del cura Sebastián Urrutia es también una reivindicación y una penitencia. La vigilia del sacerdote, en lo que no está claro si pueden ser sus últimos estertores, es un denso repaso de episodios esenciales de su vida adulta. El enfermo, debilitado pero clarividente, va engarzando recuerdos desde que conoció al famoso Farewell, crítico literario como él mismo, una fiesta en la hacienda con presencia de Neruda, el itinerario por Europa para aprender técnicas de conservación de las iglesias, anécdotas, o viejas historias del pintor guatemalteco que se dejó morir de inanición en París, o del zapatero que proveía al emperador de Austria-Hungría. 

Los relatos ajenos, algunos de cierto tono borgiano, se cruzan con experiencias propias, siempre salpicados de elementos desconcertantes, muy puntuales pero bien visibles. El narrador no llega a interpretar esos momentos, simplemente los expone, porque su posición es siempre pasiva, es alguien que asiste a las situaciones desde una especie de inocencia primordial, se sorprende pero parece no entender, es una especie de alma pura que solo ve y cuenta. Quizá es la fiebre. Queda descolocado ante los campesinos que parecen emerger de un mundo desconocido para encontrarle en su paseo, no atribuye significado a las prácticas de cetrería para ahuyentar a las palomas, ni comprende el porqué del monumento en el que el zapatero invierte su fortuna ni el motivo por el que queda abandonado y destruido. Bolaño espera que todo esto lo vaya registrando el lector y sacando consecuencias, porque el padrecito parece al margen de todo. Lo ve, lo conoce pero no deduce nada de ello, tampoco lo busca.

Lo mismo pasará cuando el golpe de Estado acabe con la democracia. Urrutia es de derechas, sí, del Opus Dei que colaboró activamente con los sublevados, pero por encima de todo sigue sintiéndose crítico literario y un poco poeta, no tiene inconveniente en ensalzar a escritores desafectos a los golpistas, pero tampoco se muestra especialmente intimidado, ni entusiasmado, cuando sus contactos con la dictadura son ya directos e incuestionables. Parece vagar por una frecuencia diferente y ni siquiera cuando conoce hechos reales parece conmoverse demasiado. 

Es quizá el retrato perfecto de ese tipo de individuo incapaz de sentir la culpabilidad, enfrascado en su propia realidad, a veces sorprendido por lo que le llega del exterior, pero que se considera un objeto, alguien que asiste a un fenómeno meteorológico que no es responsabilidad de nadie, que simplemente ocurre.

Es muy convincente la narración de Bolaño, no necesita de trucos narrativos para levantar un relato sólido que no da respiro, con un ritmo constante y una prosa tan limpia como contundente. Cuenta, sugiere, deja asomar pistas, explica a veces, todo con una fluidez que brota con toda naturalidad, como algo que no necesita ser repensado ni corregido. Es un dibujo crudo de un episodio difícil de la historia chilena, pero también una reflexión de país y, sobre todo, al menos así lo veo yo, de cierta actitud ante la vida, llena de matices, que ni inculpa ni exculpa, el punto de vista de quien se sitúa en la orilla y asiste al discurrir de las cosas sin plantearse siquiera si él mismo tiene algo que ver con ellas. Una figura que se reivindica en su dudosa inocencia y que encuentra su penitencia al verse absorbida y centrifugada por la Historia.

Casi todas las obras de Roberto Bolaño reseñadas en ULADaquí


martes, 20 de agosto de 2024

Chris Frantz. Amor crónico


Idioma original: inglés .
Título original: Remain in love
Traducción: Iñigo García Ureta.
Año de publicación: 2020
Valoración: bastante recomendable.

Una puesta en contexto muy rápida: Chris Frantz formó, junto a su esposa Tina Weymouth, la base rítmica, él a la batería, ella al bajo, de los Talking Heads. Banda mítica en su época, influencia aún presente tanto en la mezcla entre rock y ritmos más bien funk como en cierta actitud intelectual. Eran estudiantes de arte tocando instrumentos y se valoraba más su actitud creativa y transgresora que su eficacia técnica. En lo sonoro, desde engendros como los Red Hot Chilli Peppers hasta bandas inquietas como Arcade Fire o Vampire Weekend tienen cierta deuda con el cuarteto neoyorquino.

Amor crónico se subtitula como Memorias de Chris Frantz y es, desde su portada en que recrea grafía y maquetación (incluso título, que la traducción traiciona) de su obra maestra Remain in light, una obvia apelación no solo al fan enfebrecido, alguno habrá aunque la proyección comercial no era una obsesión de la banda, si no hasta al mero interesado en una época (la del 77 al 85, más o menos) de efervescencia creativa, de cierto frenesí cultural que puso al eje Londres-Nueva York en el centro de las manifestaciones artísticas de vanguardia. Frantz me sorprende algo en la proporción. Más de la mitad de estas quinientas páginas largas están dedicadas a hablar de su niñez, su juventud y todas las vicisitudes de la banda previas a la publicación de su primer disco, 77, las vidas de sus miembros como - algo que a veces se ha criticado - hijos de clases medias o relativamente acomodadas que optan por dedicar su vida a actividades inciertas. El libro es particularmente fascinante, y se lee de forma voraz, entre esos primeros conciertos en el CBGB y la configuración del grupo, mientras Frantz detalla tanto la precariedad económica como los avances sonoros y el ascenso dentro de la escena local mientras salen de gira como teloneros de otros grupos. 

Por supuesto las menciones a otras bandas de la época (Ramones, Blondie, Television, Clash) sitúan en contexto la narración y nos damos cuenta del excitante momento en que todo tuvo lugar, de lo intenso y persistente que fue, y eso Frantz sabe ponerlo en palabras de manera eficaz, si bien he de decir que la perspectiva es subjetiva y hay dos cuestiones que surgen constantemente a lo largo del texto y que pueden llegar a condicionar al lector: la primera es el amor inconmensurable que Frantz manifiesta a lo largo de todo el libro por su esposa. Las menciones son constantes y el libro casi podría definirse - otra vez el título - como un homenaje a Tina Weymouth, lógico en todo caso para quien ha sido compañera de banda y de dormitorio, chocante en un mundo donde las relaciones de largo plazo no suelen producirse. La segunda cuestión, corriente de fondo constante, es el conflicto con David Byrne, vocalista y frontman de la banda, cuya figura recibe constantes reproches, desde su obsesivo control hasta la supuesta tendencia a decidir unilateralmente y apropiarse de forma personal de lo que, según Frantz, eran logros colectivos y productos de un esfuerzo conjunto. En este punto, y sin poder contar con el contrapunto de un Byrne siempre críptico y poco dado a los titulares, el libro parece demasiado una oportunidad para el ajuste de cuentas, algo que no deja de formar parte de la clásica lucha de egos presente en muchas bandas de rock, pero que quizás desluzca el conjunto y aleje la obra del clásico ejercicio de autoadulación ligeramente narcotizado que suelen ser estos libros y lo acerque al lanzamiento desafiante de guante que, de momento, no parece haber sido recogido.

lunes, 19 de agosto de 2024

Mònica Batet: Una història és una pedra llançada al riu

Idioma original: catalán
Título original: Una història és una pedra llançada al riu
Traducción: sin traducción al castellano de momento
Año de publicación: 2023
Valoración: entre recomendable y muy recomendable


Hay ciertos libros que, por un motivo u otro, quedan en la pila de pendientes durante bastante tiempo, ya sea en casa o en esa lista que todos tenemos de lecturas que algún día deberíamos leer. Y este es el caso de la novela que nos ocupa, pues consta en mi particular lista tras los múltiples elogios recibidos en distintos foros, pero por algún motivo que se me escapa no había encontrado el momento de leerlo hasta estas vacaciones. Y la verdad es que su lectura ha valido la pena.

La historia empieza de manera muy cautivadora con una breve fábula que abre el libro exponiendo lo que vendrá a continuación en cuanto a intencionalidad narrativa y estilo: así, ya en el primer capítulo la autora nos presenta al Futuro Folclorista, un joven nacido en una familia poblada de bailarines pero que, a diferencia de ellos, su gran pasión son los libros y las historias, los cuentos. Así, mientras en su familia tratan de hacerle ver que debe dedicarse al balé como todos ellos, él va cada domingo por la mañana al Mercado de Libros Leídos a comprar antiguos libros de cuentos de una editorial ya extinguida. Y, por las tardes, se adentra de lleno en esas historias, porque «esas eran las tardes del a futuro Folclorista. Unas tardes llenas de felicidad plena y de noches de dormir de una sola tirada» ante la inquietud de su padre que se pregunta cómo pueden interesarle esos libros y qué será de su hijo si no empieza a bailar porque «en la ciudad donde vivía el Futuro Folclorista no solo había diez salas de baile, también había un nombre incontable de escuelas donde jóvenes, y no tan jóvenes, iban a hacer clases». Finalmente, a raíz de un comentario que oye en boca de una joven diciendo que los chicos que no saben bailar no encontrarán novia, decide apuntarse a una escuela donde conocerá al Futuro Revolucionario, un joven con quien comparte su amor por los libros y las historias. A partir de ahí, su relación crece y se dedican a investigar los cuentos populares, sus similitudes y versiones, sus enfoques y características, la narración y su oralidad.

Así, la autora sitúa la historia de la narración en un tiempo y un país indeterminado, aunque en la mente del lector lo podría ubicar en un país centroeuropeo, de mentalidad cerrada, de tradiciones férreas y costumbres anquilosadas, donde rige la censura y la música está restringida a los hombres, porque «no es correcto que una mujer hable del amor que siente por un hombre y menos aún hacia otra mujer. Esto último es inaceptable. Si una mujer cantara, aunque fuera en un local muy pequeño, tanto los músicos como ella tendrían problemas». A través de unos pocos personajes interrelacionados, con alguna elipsis temporal que nos ubica y reubica en los tiempos narrados en los que la guerra, la dictadura o el totalitarismo ocupan y centran el día a día de sus habitantes, la historia se deslocaliza en tiempo y espacio, a través de esos personajes sin nombre y del que no conocemos su procedencia, lo cual amplía el espectro mental en el que el lector sitúa la historia y el contexto, un contexto en el que las libertades son restringidas, en las que los cuentos y las canciones de letras metafóricas son las únicas vías de escape, de protesta y de resistencia ante un estado totalitario. Unas canciones cantadas en la clandestinidad que, a diferencia de las canciones de la música popular, en este caso «tanto en las canciones de las mujeres de su país como en las de aquellos hombres vestidos de negro se entreveía la eternidad». 

Fácilmente uno se percata de que el estilo de la autora es sólido, firme, con un propósito claro que es el de adentrar al lector en esas mismas historias y lo consigue desde el primer momento con un acercamiento a sus personajes tal que en pocas páginas ya estás metido de lleno en la historia. Se nota en Batet un oficio logrado a base de sus estudios académicos, pero también una trayectoria de libros publicados que empieza a coger cierto volumen y, especialmente, en su predilección por la literatura centroeuropea de la que se contagia en su pulso narrativo en la que se constata una prosa muy precisa y ligada al texto que narra. Así, como la propia autora reconoce, su bagaje cultural pasa por la literatura centroeuropea y se nota por la solidez y la concisión en su estilo. Un lenguaje sin excesivos adornos a la vez que firme, en un estilo que recuerda en parte a Saša Stanišić y sus «Orígenes» (publicado también por Angle Editorial y libro del que nunca me cansaré de recomendar) pero también a Zweig o mi siempre admirada Agota Kristof.

Mònica Batet, ha escrito un libro en el que destaca no únicamente un estilo firme y sin altibajos, sino también una historia en la que la importancia de la misma no radica únicamente en sus personajes sino en lo que estos pretenden, la intencionalidad subyacente en su interés por las narraciones orales y por los cuentos. De manera similar a cómo Joan-Lluís Lluís defendía la narración oral en «Junil a les terres dels bàrbars», Batet hace lo propio y lo expande también a las canciones populares destacando la importancia de la transmisión oral de las historias en la cultura de una sociedad recordando a la vez los tiempos en los que las canciones eran utilizadas como instrumentos de protesta, donde la letra ocultaba mensajes de denuncia y esperanza, de lucha y subversión.

Afirma la autora, en boca de uno de sus personajes, que «fuimos nosotros. La victoria empezó con nosotros. Solo hay que mirar la historia, siempre hay un momento en el que el pueblo deja de obedecer». En tiempos en que la extrema derecha y los totalitarismos asoman tras cada contienda electoral, conviene no olvidar que, en el fondo, solo el pueblo salva el pueblo.

domingo, 18 de agosto de 2024

Enrique Serna: El seductor de la patria

Idioma original: español

Año de publicación: 1999

Valoración: recomendable (muy recomendable para interesados en la historia (con h minúscula) de México)


Una de las primeras novelas de Enrique Serna, y sin duda una de mis favoritas. Esta obra fue concebida inicialmente como un guion para una telenovela de época. Afortunadamente, el proyecto de rodaje fue cancelado, lo que permitió a Serna repensar y redirigir su enfoque. En lugar de abandonarlo, transformó la idea original en una novela, con gran acierto, convirtiendo la vida del dictador mexicano del siglo XIX, Antonio López de Santa Anna, en una obra literaria que combina el formato de falsas memorias con la novela histórica. De esta manera, Serna explora a fondo la complejidad del personaje y del contexto histórico en el que se desenvolvió, algo que posiblemente habría quedado limitado en formato de culebrón.

Enrique Serna construye a Santa Anna (o hace que se muestre a sí mismo) como un hombre de contrastes, una figura carismática (como todo buen dictador) que cautiva a quienes lo rodean, pero al mismo tiempo, un egocéntrico impenitente, capaz de manipular a todos a su favor sin el menor escrúpulo. Serna nos muestra a Santa Anna como un maestro de la política y la seducción, alguien que entiende y explota las debilidades de quienes lo rodean para mantenerse en el poder. Aunque su narcisismo lo lleva a cometer errores fatales impulsados por su vanidad y ansias de protagonismo, llevándolo a tomar decisiones que, aunque momentáneamente le benefician, acaban destruyendo su legado y su reputación. A lo largo de la novela, Santa Anna se revela como un hombre ambicioso, cuyo talento para las hazañas heroicas es equiparable a su capacidad para las traiciones más profundas.

Bien establecido el papel de villano de Santa Anna (hecho que es inculcado a todos los mexicanos desde la más tierna infancia), Serna nos deja ver, de igual manera, sus momentos de duda, sus miedos y su humanidad, lo que hace que el lector lo entienda, incluso haya algunos que lo justifiquen. Este enfoque en la ambigüedad moral del personaje principal es uno de los puntos fuertes de la novela, mostrándonos la fragilidad del ser humano ante la tentación de la gloria y el control absoluto (¿Qué hubiera hecho yo estando en su lugar? Tal vez lo mismo).

Como en la mayoría de sus libros, Serna se distingue por su uso mordaz del sarcasmo y la ironía, lo que le permite criticar no solo a Santa Anna, sino también a la sociedad que lo creó y lo apoyó, resultando en una obra que es tanto entretenida como intelectualmente estimulante.

Por último, cabe mencionar que, para los mexicanos, para quienes Santa Anna es el arquetipo de la traición, este libro es particularmente interesante. Sin embargo, para aquellos que lean el libro sin ese rencor, tal vez les cueste involucrarse emocionalmente con el protagonista. No estoy del todo cualificado para decir sin prejuicios que la novela se sostenga por sí misma. Pero apostaría a que sí. 

Otras obras de Enrique Serna reseñadas en ULAD: Lealtad al fantasma


sábado, 17 de agosto de 2024

Edmundo Paz Soldán: La vía del futuro

Idioma original: Español
Año de publicación: 2021
Valoración: Recomendable

No es ningún secreto, al menos para los que seguís este blog con cierta frecuencia, que Edmundo Paz Soldán es uno de mis autores favoritos de la actualidad. Creo que son ya 10, contando este "La vía del futuro", los libros que he leído del autor nacido en Cochabamba. Pese a que su obra es mucho más amplia, creo no equivocarme si digo que dos son las principales líneas, ambas ancladas firmemente en la realidad, que se pueden distinguir en ella: la "puramente realista" y la "fantástica". 

El libro que hoy traemos a ULAD se enmarcaría, al igual que "Iris" o "Las visiones", en esa segunda línea que hemos dado en llamar "fantástica". Porque las tres obras parten de premisas ligadas a la ciencia-ficción para hablarnos de realidades y situaciones muy identificables para los lectores. Es decir, nada de ciencia-ficción escapista ni de "consumo fácil" (absolutamente legítima, por otra parte) sino historias que, pese a estar pobladas por algoritmos, hologramas y realidades virtuales, hablan del aquí y del ahora, de este mundo que habitamos. No sé a vosotros, pero a mi todo esto un poco a Black Mirror (aunque sea una referencia demasiado obvia).

Así, los 8 relatos que componen "La vía del futuro" hablan de relaciones de pareja, de relaciones de poder (político, económico, religioso...), de la utilización de las tecnologías y de nuestra relación con las mismas, de control social, del uso de drogas, etc.

Para mí Dios es el GPS - responde Olmos-. Una máquina que te dice cuál es el mejor camino a seguir, nunca te falla y está encendida las 24 horas. ¿Qué otro Dios quieres?

En términos generales, califico el libro como "recomendable" debido a cierta irregularidad entre los distintos textos. Y aunque algunos ("Mi querido resplandor", "El astronauta Michael García"o "En la hora de nuestra muerte") me han dejado más bien frío y no he logrado conectar con ellos, otros son verdaderamente magníficos. Destacaría los siguientes:

  • "Las calaveras", relato en el que se juega con la dicotomía vida real / virtual para hablarnos de las inseguridades en la pareja, 
  • "La muñeca japonesa", relato tragicómico en el que se narra un particular descenso a los infiernos y en el que se plantea, entre otros asuntos, la cuestión de si somos nosotros los que dominamos la tecnología o es más bien al revés, y
  • "El Señor de la Palma", quizá el relato más político del volumen y que no es otra cosa que una crítica a esas nuevas formas de fe que bajo términos como emprendimiento o hecho a sí mismo esconde el capitalismo más salvaje.
Un poco más en tierra de nadie quedan "La vía del futuro" y "Bienvenidos al nuevo mundo", relatos que abren y cierran el volumen. Son relatos más que aceptables, pero en mi opinión quedan por debajo de los anteriores.

En resumen, colección de relatos interesante aunque algo irregular de un autor en el que uno, al menos según lo que he podido leer hasta ahora, puede confiar casi a ciegas. ¡Que ya es decir!

Un montón de libros de Edmundo Paz Soldán AQUÍ

viernes, 16 de agosto de 2024

Tamara Romero: Objeto ancla

Idioma original:
Español 
Año de publicación: 2022
Valoración: Está bien

Objeto ancla, antología autoeditada de Tamara Romero, contiene siete relatos. Siete relatos oscuros, inquietantes, perversos y crueles; siete relatos preñados de un humor negro exquisitamente cáustico; siete relatos que, pese a compartir personajes y escenarios, se pueden leer de manera autónoma. 

Todos me han gustado; sin embargo, creo que se pueden pulir. Y es que si bien tienen premisas con mucho potencial, no acaban de exprimirlas al máximo. A eso súmale dos escollos más: el desenfoco de apartados importantes (caracterizaciones, trasfondos…) y la tendencia a sobreexplicar. Tampoco ayuda a redondear el conjunto la necesidad de conectar los textos; necesidad que a veces obliga a insertar, de forma poco orgánica, referencias puramente decorativas en los mismos.

A mi juicio, los más logrados son "Un sendero eléctrico" y "Aplaudirán cuando me vaya". Un nivel notable tienen, también, el carveriano "Una buena amiga", el depravado "Lamer un cactus" y "La carcasa", joyita a la que debemos la imagen de la cubierta.

Por otro lado, destacaría que "Esfinge severa" y "Galactogogos" pecan de cierta previsibilidad. Lo cual resulta especialmente frustrante en el primero, cuyo toque bizarro auguraba una ficción muchísimo más extravagante que la que al final recibimos. 

En resumen: Objeto ancla es, pese a sus altibajos, un volumen interesante. Aun así, siento que le falta algo. Quizá se hubiera beneficiado de una revisión de estilo más estricta; quizá la figura de un editor hubiera ayudado a reorientarla donde fuera menester. En cualquier caso, la sensibilidad literaria que exuda es tan similar a la mía que no puedo dejar de recomendarlo.


También de Tamara Romero en ULAD: La estatua que tiembla, Los dedos de la bruja

jueves, 15 de agosto de 2024

VV.AA.: The King

Idioma original: español e inglés

Año de publicación: 2019 (como libro)

Traducción: David Muñoz Mateos

Valoración: recomendable para friki... digo, fans

El subtítulo de este libro (por si no había quedado claro con lo de The King... y no digamos ya la magnífica ilustración de la cubierta) resume a la perfección de qué va la cosa: Bienvenidos al universo literario de Stephen King. Y eso es lo que encontramos aquí: una serie de artículos o ensayos escritos por autores tanto norte como hispanoamericanos (incluyo a una catalana en esta categoría) sobre diferentes aspectos de la obra y también, en más de un caso de la vida, de Su Graciosa Majestad don Stephen King (*).

Ojo cuidao, de todas formas, para quien se espere encontrar en este libro un mero recorrido anecdótico, simpaticón, por la trayectoria del monstruo de Maine (nunca mejor dicho), puesto que, si bien las aportaciones de los autores hispanohablantes o hispanoescribientes son más ligeras o, cuando menos, más llevaderas para el eventual lector/a, las que están redactadas originalmente en inglés, resultan un pelín más  densas. He puesto el participio "redactadas" porque, salvo en el primero de los capítulos, se trata de artículos o pequeños ensayos (no me atrevo a llamarles papers, que me parece un término más académico y, por tanto, engañosamente campechano) escritos por profesores/as de filosofía, Ciencias políticas e Historia del arte y tratan sobre las implicaciones filosóficas sociológicas y políticas presentes en la obra del Rey... Tranquis todos, porque una cultura medianita basta para seguir estas disertaciones -que seguro que sus autores/as se tomaron como un divertimento, un respiro ligerito entre tanto sesudo trabajo-, pero vamos, tampoco me parecen dirigidas a todos los públicos, por decirlo así... Huelga decir que no tengo ni idea de quienes son todos estos y estas docentes de varias universidades norteamericanas e ignoro si con prestigio y prestancia académicas, puesto que hasta el momento, yo sólo conocía a los hispanoescribientes del libro, a saber: los argentinos Rodrigo Fresán y Mariana Enriquez -no podía faltar, en este libro-, la catalana Laura Fernández y el boliviano Edmundo Paz Soldán

Trataré de ser breve, pero creo que lo mejor, para una mejor comprensión del libro, será ir explicando de qué va cada capítulo o ensayo, o, por lo menos, reseñar su título:

- Esta recopilación se abre con una interesante entrevista realizada por Tony Magistrale -profesor de Literatura y escritura creativa- al propio Rey en 2003, sobre las adaptaciones de sus libros a la pantalla (se entiende que hasta ese momento): La versión de Steve: una entrevista con Stephen King.

- Sigue un recorrido algo rutinario de Rodrigo Fresán por -algunos de- los muchos niños y adolescentes que aparecen en su obra: El King de los chicos.

- El filósofo Greg Littmann especula sobre qué habrían pensado Platón, Aristóteles y David Hume sobre los libros de King y de terror, en general, en Stephen King y el arte del horror.

- Algo parecido a Rodrigo Fresán, aunque con mayor profundidad, hace Mariana Enriquez: "Para Tabby, que me metió en esta...". Un recorrido por las mujeres en la obra de Stephen King, un estudio de varios arquetipos femeninos que aparecen en las novelas del Rey.

- Otra filósofa, Katherine Allen en "A veces es preferible la muerte". Stephen King, Dédalo, dragones tiranos y mortalidad, expone la oposición transhumanismo vs. bioconservacionismo a través de Cementerio de animales y Tommyknockers (según ella, estas novelas de King advierten sobre los peligros de trascender los límites humanos).

- La novelista Laura Fernández, tras el chiripiflaútico título "Cuidado con lo que sueñas porque podrían salirle colmillos y empezar a correr detrás de ti" o la realidad (deseada) como monstruo en tres actos que son tres obras de Stephen King y a partir de La pata de mono de William Wymark Jacobs, explora cómo Cementerio de animales, La larga marcha, Misery y La tienda, son parábolas del viejo adagio de que se ha de tener cuidado con lo que se desea (aviso para los reticentes al estilo de esta escritora, con sus habituales (PARÉNTESIS) y cursivas que pueden parecer aleatorias... y quizás lo sean: en este artículo no abusa tanto de ellas, pero de vez en cuando le da el siroco le da por poner varias seguidas)

- Joseph J. Foy y Timothy M. Dale (profesores de Ciencias Políticas), en Distopía en las pantallas. Poder y violencia en El fugitivo y La larga marcha, pues hablan justamente de eso, relacionando ambas novelas con Sobre la violencia de Hannah Arendt.

- La filósofa Kellye Byal en La subjetividad femenina en Carrie nos presenta a la protagonista de la primera novela de Stephen King como epítome del destino femenino, vista a través de El segundo sexo de Simone de Beauvoir.

- De nuevo un filósofo, Thomas W. Manninen, pergeña en Apuntes sobre precognición, verificación y contrafactuales en La zona muerta, según sus propias palabras (quizás con un poco de coña) un "ensayo sobre las cuestiones metafísicas que plantea La zona muerta de Stephen King".

- Garret Merriam en "Gan ha muerto". Nietzsche y el eterno retorno de Roland, nos ilustra sobre la conocida brasa algunos conceptos filosóficos nietzscheanos ejemplificándolo en la saga La torre oscura.

- La profesora de Historia del Arte y Estudios sobre Cine Elizabeth Hornbeck expone en El hotel Overlook o la heterotopía del terror cómo podemos considerar el célebre hotel de El resplandor dentro de las "heterotopías", según el concepto acuñado por Foucault: esto es, espacios que "se encuentran en relación con todos los demás espacios, pero invirtiendo las relaciones sociales normales"

- Por último, el escritor Edmundo Paz Soldán pasa de tanto ensayo y nos ofrece en Planetario un relato de terror basado en alguno de los más célebres del Rey (musofóbicos, abstenerse).


Los capítulos que más me han interesado y gustado, sin hacer de menos al resto, son el de la Reina Mariana (como no podía ser menos) sobre los arquetipos femeninos en la obra de King; enlazando con éste, el de Kellye Byal que analiza la figura de Carrie White y, sobre todo, el de Elizabeth Hornbeck sobre el Hotel Overlook como ejemplo de heterotopía. Sin olvidar, por supuesto, la entrevista al propio Stephen King, algo que siempre resulta interesante y esclarecedor. Ahora bien, ésta es mi preferencia personal y es muy probable que a otro lector o lectora le atraigan más otros ensayos o que incluso le parezcan más sesudos y dignos de consideración; en eso radica la gracia de este libro, que ahonda en diferentes aspectos de la obra de este grandísimo autor y constructor de un mundo propio, pero, como puede comprobarse en esta compilación, enraizado no sólo en la realidad (algo que se ha dicho ya muchas veces), sino en el sustrato que alimenta la cultura occidental.

(*) Lo de "Graciosa", justificado sobre todo por su gran afición a los chistes y juegos de palabras de pésima calidad, como puede atestiguar cualquiera que siga su cuenta de Twitter. Afición, por cierto, que comparte con más de un miembro de este benemérito blog.

Mogollón de libros del Rey reseñados en Un Libro Al Día: aquí

miércoles, 14 de agosto de 2024

Antonio Escohotado: Rameras y esposas

Idioma original: castellano

Año de publicación: 1993

Valoración: Está bien


Llega a mis manos, un poco por carambola, este libro de Antonio Escohotado que, reconozco, no me apetecía demasiado leer. No es buena cosa eso de leer con cierta desgana, aunque a veces se encuentra uno sorpresas agradables, que nunca se sabe. Por lo visto se trata de una reelaboración de un texto anterior (1978), que llevaba el menos impactante título de Historias de familia, aunque se conserva el subtítulo Cuatro mitos sobre sexo y deber. El currículum de Escohotado es tan abrumador, en volumen y temática, que uno casi se puede esperar cualquier cosa, aunque a primera vista parece que va a tener algo o bastante de polémica.

Tampoco podría asegurarlo, pero me atrevería a decir que no. No veo intención, como se podría suponer, de describir de ninguna manera la posición de la mujer en la Historia, ni tan siquiera en el mundo antiguo, sino más bien de analizar ciertas relaciones de poder en el ámbito de la pareja a través del estudio de cuatro de ellas, todas inscritas en el campo del mito o la leyenda: Ishtar y Gilgamesh, Zeus y Hera, Hércules y Deyanira, María y José. Los tres primeros relatos se exponen con claridad y de forma sencilla, poniendo de manifiesto algunas de las fuerzas que mueven estas relaciones: la seducción, los celos, el sentido de la posesión, la fidelidad o su ausencia, la venganza. Aspectos que en estas narraciones clásicas tienen un inevitable, y muy acentuado, carácter trágico.

Por su parte, en el relato bíblico tiene cabida, naturalmente, la partenogénesis mariana que ha entretenido a tantos durante siglos. Pero en el libro no es esa la cuestión central, sino la propia figura de María, que asume hasta sus últimas consecuencias el papel de madre del Elegido, convicción que guía su conducta y define, sin posible revisión, las relaciones en la pequeña familia. De forma bastante sorprendente Escohotado sigue al pie de la letra y sin contraste buen número de pasajes de los conocidos como 'evangelios apócrifos', lo que da lugar a un efecto bastante extraño y con aspecto de haber sido buscado de propósito: el relato bíblico, incluida la caracterización de sus personajes principales, puede perfectamente asimilarse a la atmósfera de los mitos antiguos que antes se han expuesto.

Tampoco me resulta fácil extraer conclusiones del libro, quizá es que tampoco lo pretende. Lo entiendo como un análisis de aquellas relaciones familiares o de pareja desde el punto de vista de los roles masculino y femenino, en especial desde este último. No obstante, se puede deducir que, según el autor, la mujer, postergada en tantos aspectos de la vida civil, no ha dejado de manejar armas poderosas con las que enfrentar sus desventajas, muchas veces en el ámbito privado, pero otras tantas trascendiendo, y de qué manera, al exterior. De ahí el énfasis en la figura de las prostitutas sagradas, hieródulas o hetairas, con otras denominaciones en diferentes culturas, cuya influencia resultaba decisiva en más momentos de lo que cabría suponer. 

A fin de cuentas, parece decir Escohotado, se trata en alguna medida de una lucha por el poder, el poder en general, o en poder sobre el otro. Aquellas mujeres míticas exhiben por ejemplo sus invencibles dotes de seducción, suficientes para doblegar cualquier fuerza, y en todo caso mantienen la gran llave de la maternidad, que teje alianzas, urde traiciones o empodera a la madre generadora, protectora o manipuladora, según los casos. Se me ocurre que estos cuatro relatos tal vez no sean material suficiente para construir mucho más que un esbozo, unos rápidos apuntes sobre aspectos seguramente relevantes que lindan con la antropología o la psicología, pero que no terminan de constituir un cuerpo teórico sólido.

Sirven tal vez como fuente de información y como punto de reflexión, pero quizá no le podemos pedir mucho más.


También de Antonio Escohotado reseñado en ULADSesenta semanas en el trópico