viernes, 23 de agosto de 2024

Emilia Pardo Bazán: Insolación

Idioma original: Español  
Año de publicación: 1889
Valoración: Se deja leer

Insolación es una novela breve cuya publicación provocó un verdadero escándalo. Trata sobre doña Asís, una joven viuda, hermosa y adinerada, que es seducida por un apuesto gaditano. 

Emilia Pardo Bazán, siempre contestataria, denunció en estas páginas a la hipócrita sociedad de su época, la cual favorecía al varón y practicaba una doble moral sexual. La escritora se mete, incluso, con aquellos hombres progresistas que solamente apoyaban la causa feminista de palabra.   

La faceta crítica de esta obra es, quizá, su mejor aspecto. Está bien expuesta, pues no resulta panfletaria; además, ha sido integrada en la historia a través del argumento y de las reflexiones de la protagonista y de su amigo Pardo. Sin embargo, una intencionalidad lograda no salva al conjunto. Y, dicho sea de paso, me hubiera gustado que Bazán la abordara sin tantos rodeos.

A fin de cuentas, muchas escenas podrían haberse condensado. O, puestos a respetar su extensión original, podrían haberse enfocado en dar una mayor caracterización de los personajes. La prosa de Bazán tampoco se libra de una reprimenda: es demasiado espesa, sobre todo para estándares contemporáneos. Vale que exhibe un dominio del lenguaje excepcional, vale que está salpicada de enjundiosas reflexiones y bellas metáforas, vale que es una gozada la polifonía que logra plasmar (respeta dialectos o registros de clase varios), pero es innegable que este acabado marcadamente decimonónico se antoja un tanto caduco en la actualidad (puede que ya lo fuera en su época). Insisto: una intencionalidad lograda no salva al conjunto. 


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14 comentarios:

beatrizrodriguezsoto dijo...

Cuando era yo adolescente me fascinaba Rosalía.No sé porqué la enfrentaba a la Pardo Bazán; ahora se que no se conocieron ni se mencionaron. Pero ese sentimiento persiste en gran medida. Pardo Bazán escribe bien, de hecho algunos fragmentos de Los pazos de Ulloa me parecen muy buenos pero carece de sensibilidad “femenina”, tiene personalidad muy masculina. Hace poco he leído correspondencia suya con Galdós y él es el delicado en la pareja. A sus personajes y novelas les falta ternura, profundización, sentimentalismo, para mi gusto.
Me molestó mucho de ella un dato biográfico: Su padre, y ella, pasaron la vida obsesionados por conseguir el título de nobleza por su apellido Pardo. Muerto el padre, ella siguió con la misma obstinación hasta que, cuando ya había publicado varias obras, se lo concedieron.

Anónimo dijo...

Un apunte sobre el estilo. En la reseña se viene a censurar la novela por su estilo caduco, alejado de estándares actuales. Francamente, no lo entiendo. Que los usos lingüísticos de un libro se puedan asimilar a uso de la lengua en un determinado momento (en este caso, nuestro presente) no hace que una obra en cuestión sea más o menos lograda. (De hecho, tomando el asunto en bloque, creo que saldría ganado el uso estándar del castellano que escribe Pardo Bazán con respecto al canon lingüístico de 2024, considerablemente más pobre es aspectos léxicos, morfológicos y sintácticos). Se trata, en cualquier caso, de un problema de competencia lingüística del lector, no de un problema de capacidad estética de la autora.
Entiendo la dificultad o, mejor, la enojosa incomodad, que nos puede suponer a todos leer en 2024 libros escritos en 1889 o en 1420. Pero no me parece razonable, cuando se elabora una crítica literaria, echar en el debe de esos libros tales lunares.

Mònica Flores dijo...

Totalmente de acuerdo con el comentario. Gracias por explicarlo tan bien.

Oriol dijo...

Hola, Beatriz. Entiendo lo que quieres decir, pero no lo comparto. ¿Acaso el sexo del escritor determina la obra (en su sensibilidad, argumento, temas...)? No lo creo. Puede que hace siglos la marcara mínimamente (probablemente algo más que ahora), pero aun así siempre ha habido hombres y mujeres con aproximaciones únicas y personales a la literatura, para nada condicionadas por su sexo.

Anónimo y Mònica, parece que no habéis entendido lo que quiero expresar. En ningún momento "censuro" el estilo de Insolación (al contrario, remarco varias de sus virtudes); le hago, eso sí, una pequeña reprimenda, porque es demasiado espeso y marcadamente decimonónico, incluso comparándolo con otras obras de la autora o de su época.

beatrizrodriguezsoto dijo...

A ver, Oriol, para una vez que me pongo fina...,quería decir bruta. Doña Emilia me parece bruta. En una carta a Galdos, recordaba que en un paseo con él en coche de caballos por un paseo de Madrid se quitó las bragas y las tiró. Se preguntaba, divertida, si el guarda del paseo pensaría que eran de ella. Pues sí, doña Emilia, el guarda las conocería inmediatamente: bajitas y anchas.

Mònica Flores dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Se agradece la aclaración. Lo de "parece que no habéis entendido" supura un pelín de condescendencia, Oriol. Un básico de comunicación es, como bien sabrás, q cuando una información no se interpreta bien, responde más a falta de claridad del emisor q no tanto a falta de comprensión por parte del receptor. Parece q no te habías explicado suficiente mente bien en la entrada. Ahora en la aclaración, sí👍

Amparo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Oriol dijo...

Si yo supuro condescendencia, Anónimo de las 16:33, no sé qué es lo que transmite tu comentario.

Me explicaré mejor o peor, pero vuestra interpretación ha sido, desde el inicio, la menos caritativa posible. Cualquiera que siga este blog sabe que mi novela favorita es del siglo XIX (cuyo estilo, por cierto, no ha envejecido en absoluto) y que he leído en múltiples ocasiones a Bazán (cuya prosa ha veces defiendo y a veces, como en este caso, critico un pelín más, pese a su innegable calidad sintáctica y estética).

beatrizrodriguezsoto dijo...

El buen escritor no tiene edad, es un testimonio. Qué diría yo de mi autor favorito, Homero?

Toloveo dijo...

Soy el anónimo de las 3:23, que me precipité a darle al botón sin firmar.
Me permito precisar un poco más sobre la cuestión del estilo, con ánimo, si puedo, de enriquecer las ideas de todos.
La observación que hice en concreto sobre esta novela y su crítica se me ocurrió al leer el último párrafo de la reseña, donde se une explícitamente por dos veces lo decimonónico con lo caduco ("La prosa de Bazán tampoco se libra de una reprimenda: es demasiado espesa, sobre todo para estándares contemporáneos" ... "es innegable que este acabado marcadamente decimonónico se antoja un tanto caduco en la actualidad") y se hace esa identificación como desaprobación o reparo. Y eso es lo que, a su vez, me parece improcedente. Trataré de explicarme con más detalle.
El español decimonónico ( o el de 1567, o el de 1678) no es ni mejor ni peor que el de 2024. Es distinto. Si leemos una novela del año 1667 y nos resulta pesada su lectura, cosa que nos ocurrirá a la mayoría, el problema no es estético ni novelístico, sino lingüístico e histórico. Es tan improcedente criticar la novela por su estilo "decimonónico", que es lo que hace la reseña, como criticar una película de 1925 por estar en blanco y negro o como criticar a una persona de noventa años por hablar de manera distinta a los de mi generación. Es el lector el que tiene que, hasta cierto punto, adaptar su capacidad y su tolerancia a lo que está leyendo. Como me adapto cuando hablo con una persona que es cincuenta años mayor que yo o como me adapto cuando veo cine mudo.
Creo entender entre líneas el sentido del juicio emitido en la reseña: la lectura hoy de un libro de Emilia Pardo Bazán puede resultar pesada para un lector de 2024. Hasta ahí, estoy de acuerdo. En lo que no estaría de acuerdo es en lo que parece inferirse a partir de ahí: la autora erró al hacer su trabajo.
En una reseña literaria cabe esperar que se fundamenten de manera clara y distinta las valoraciones, de tal modo que podamos saber por qué se emiten determinados juicios y en qué los basamos. Por eso, simplemente, me permití observar que en la reseña de Oriol estaba todo un poco confuso en el aspecto señalado, el de la valoración del estilo. Es un problema que, por otra parte, se da de manera generalizada en la crítica (incluso en la profesional).

Carlos Andia dijo...

Si se me permite intervenir en el asunto, yo creo que está bastante claro: no se trata de una crítica literaria, sino de la valoración del libro para un lector actual, que es quien va a leer la reseña. Hay libros de todas las épocas que pueden estar estupendamente escritos para el estándar de su época pero resultan difíciles de digerir para un lector del siglo XXI, creo que esa es la idea. Todos hemos reseñado libros antiguos y muchas veces hemos advertido que la lectura podría resultar pesada, recargada, etc., no porque el autor lo hiciese mal sino porque está escrito con códigos diferentes.
Un cordial saludo.

Anónimo dijo...


¿Sensibilidad femenina?
¿Personalidad muy masculina?
¿Sólo lo hombres pueden ser brutos?


Sandra dijo...

Ese fue el gran drama de la Pardo Bazán, ser más brillante que sus contemporáneos, incluso que Galdós, (Clarín era el genio pero poco prolífico) siendo mujer. Eso era tan inadmisible que su drama, aparte del título de lo que no tenía noticia, fue que intentó varias veces ser admitida en la Real Academia y se lo impidieron por su sexo. Esa fue su gran lucha y fracasó. Una injusticia que ahora no se entiende. Más que muy masculina, muy persona, sin ñoñerías estereotípicas.