Idioma original: español
Año de publicación: 2006
Valoración: Muy recomendable
Confieso que estaba casi a punto de dar por perdido a Roncagliolo, después de que Tan cerca de la vida me dejase un poco frío, pero una compañera del Centro donde trabajo, que sabe lo suyo de literatura (gracias a ella me leí también Delirio y Historia secreta de Costaguana), me recomendó esta, Abril rojo, y decidí darle otra oportunidad. Y bien que hice, porque este Abril rojo es una novela muy disfrutable y muy interesante desde varios puntos de vista.
Eso sí, esta novela hay que cogerla con cierta prevención, porque engaña: uno empieza a leerla, y le parece que está leyendo una de esas novelas de Vargas Llosa con un toque humorístico, como Pantaleón y las visitadoras, por ejemplo. Efectivamente, como Pantaleón, el fiscal Félix Chacaltana, el protagonista, es un funcionario de Ayacucho (aunque todo el mundo se empeñe en pensar que es de Lima), obsesionado con cumplir los trámites y con una enfermiza relación con su madre muerta. Los primeros capítulos, en que el fiscal tiene que aprender por las bravas a enfrentarse con la realidad, que no siempre encaja en sus pulcrísimos informes oficiales, son muy divertidos.
Pero luego la novela avanza, se suceden los crímenes, se adensa el trasfondo político (el Perú de Fujimori y los rescoldos del conflicto con Sendero Luminoso) y el propio protagonista se adentra en una espiral de decadencia profesional, ética y psicológica, que de divertida ya no tiene nada. El héroe que al principio de la novela aspira aún a imponer la legalidad y la moralidad en medio del caos, se ve engullido por el propio caos que quería combatir. Como en una danza de la muerte (la novela se sitúa, no por casualidad, en la famosa Semana Santa de Ayacucho) todos los estratos sociales son llamados a posicionarse ante la realidad: el ejército, la policía, la iglesia, los políticos, los (ex-)terroristas...
Como la mejor novela policiaca actual (como la de Camillieri, Padura o Markaris, sin ir más lejos), Abril rojo utiliza el formato del género policiaco para hablar de otras cosas, en especial de la corrupción política y policial, la violencia enquistada, de varias formas, en la sociedad peruana, o la conflictiva relación con las pobliaciones indígenas. Llega un punto, de hecho, en que lo de menos es la resolución del "caso" (¿quién está dejando cadáveres desmembrados por toda la región?) importa menos que la deriva vital del protagonista o el retrato de las tensas y podridas relaciones sociales y políticas del país.
No sé si leeré más novelas de Santiago Roncagliolo en el futuro (creo que no ha vuelto a escribir nada que esté a este nivel), pero seguro que me seguiré fiando de las recomendaciones de mi amiga...
También de Santiago Roncagliolo en ULAD: Tan cerca de la vida, El amante uruguayo, La pena máxima, Y líbranos del mal
6 comentarios:
A mi honestamente no me gusto, pero tú lo describes como si fuera una gran historia, que chistoso es eso, el diferir tanto en gustos.
http://lectoresinsaciables.blogspot.mx/2013/05/abril-rojo-santiago-roncagliolo.html
Pues a mí me gustó mucho: me enganchó, me divirtió al principio y me acongojó al final. Pero sí, las diferencias de gustos y de opiniones son inevitables en literatura...
He leído el comentario que enlazas, y tampoco sé si estoy de acuerdo con la lectura ideológica que haces del libro: en él, aunque sí se critican las acciones de Sendero Luminoso, creo que se censuran y se muestran mucho más las brutalidades del ejército, la corrupción política y policial, la barbarie generalizada, consentida y utilizada por el poder.
En lo único en que Roncagilolo sí parece dejarse llevar por sus prejuicios es en la representación de los indígenas, que aparecen como hoscos, incultos y suspicaces...
Yo sólo he leído este libro de Roncagliolo y suscribo totalmente lo dicho en esta reseña. Por una vez, me pareció que un premio de éstos estaba bien dado....
felicitaciones me gusto mucho leer esta historia, realmente me cautivo hasta el final, aunque las primeras paginas no brindaban gran entusiasmo y claro, luego se torno interesante y difícil de soltar y dejar de leer.
Lo lei cuando ganó el premio o poco después y todavía lo recuerdo bastante bien, cuando de otros muchos ni recuerdo ni el título. Me cautivó. Sin embargo, acabo de terminar "Memorias de una dama", y me ha parecido malo malisimo, lo peor que he leído este año y en mucho tiempo. Salud.
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