domingo, 13 de octubre de 2013

Mohamed Chukri: El pan a secas

Idioma original: árabe
Título original: Al-jubz al-hafi
Fecha de publicación: 1972
Valoración: Muy recomendable

Llegué a este libro gracias a la celebrada Ciudad abierta de Teju Cole, reseñada en este blog hace unos meses. En un momento del libro el protagonista charla con un personaje marroquí sobre literatura y este último le dice que en cuanto a escritores de su país de origen, prefiere a Mohamed Chukri por encima del famoso Tahar Ben Jelloun. ¿El motivo? Que mientras que Jelloun  presenta en sus libros tramas y personajes que se corresponden con la idea del Oriente legendario que se tiene en Occidente (un Oriente mágico y romántico, con elementos como recién sacados de las historias de Sherezade), Chukri tiñe sus páginas de miseria, violencia, desesperación, bajeza, supervivencia, asco y dolor. En fin, que escribe sobre la dura realidad que sufrió y aún sigue sufriendo buena parte de la población del mundo árabe/musulmán.

Esta comparación me despertó la curiosidad. Yo ya conocía a Ben Jelloun, pero no a Chukri, por lo que busqué enseguida su Pan a secas, el libro autobiográfico del autor que se cita en Ciudad abierta, y descubrí encantada que el ejemplar que tienen en mi biblioteca está casi nuevo y se trata de una bonita edición de Cabaret Voltaire, en una traducción de Rajae Boumediane El Mentí revisada por el propio escritor poco antes de morir. Pero su contenido...Uugh, su contenido. Y aclaro ya que mi lamento no se refiere ni a su calidad ni a su valor, sino a las cosas que ahí dentro suceden. No me extraña que el libro estuviera prohibido durante muchos años en el mundo árabe…

Para quien no lo sepa, Chukri, nacido en Marruecos en los años 30, fue un muchacho extremadamente pobre y maltratado por la vida, como se suele decir. Hijo de un violento y alcohólico desertor del ejército y de una mujer ignorante pero cariñosa que mantenía a su familia con su humilde puesto de verduras, y con hermanos pequeños que raramente pasaban de la primera infancia, Chukri pronto vio en las duras calles de Tetuán y Tánger la única vía de escape a las palizas casi mortales de su padre y sus deseos de convertirle prácticamente en su esclavo. En su terrible vagabundeo se entregó a una destructiva pero tozuda vida de trabajos esporádicos, amigos cambiantes, amores con prostitutas, noches a la intemperie, homosexualidad puntual, peleas a muerte, piedad ocasional y hambre, mucha hambre.

Un sinfín de anécdotas y sucesos nada fáciles de leer es lo que contiene este breve libro de prosa seca y directa como púas de una planta traicionera. Y lo que relata revuelve aún más las tripas cuando se es consciente de que se trata de un testimonio real.

El libro termina cuando Chukri ronda los veinte años. Luego vendría la milagrosa oportunidad de alfabetizarse, y más tarde, la decisión de plasmar sobre papel la vida grotesca a la que había sido condenado. Así, el prácticamente autodidacta Chukri pasaría a convertirse en un reconocido escritor que se codeó con monstruos de la época como Paul Bowles (que tradujo El pan a secas al inglés y sobre el que Chukri escribió un libro), Jean Genet o, incluso, Tennesse Williams.

La historia de Chukri impresiona por la increíble capacidad que tuvo este hombre de mandar a paseo el futuro tan negro al que parecía condenado por las circunstancias en las que la vida le había colocado. Pero insisto: El pan a secas se queda en lo que vivió el escritor antes de aprender a leer y escribir, los primeros episodios de una de esas vidas legendarias que dejan con la boca abierta. Luego vendrían otras obras autobiográficas que aún no he leído.

6 comentarios:

Ana Blasfuemia dijo...

Muchas gracias por la reseña. Me llevo anotado el libro.

El agradecimiento lo hago extensivo a todos los que reseñan en "Un libro al día" que me suelo llevar anotadas bastantes lecturas y no siempre agradezco.

Saludos

Yemila dijo...

¡Gracias a ti, Ana! Que tantas veces nos dejas comentarios agradables y agradecidos. Es un placer tener seguidores como tú. Un saludo.

Anónimo dijo...

Chukri es un escritor a descubrir. Supongo que todos tenemos un mundo de imágenes y luego está lo desconocido. Esto último puede desbaratar todas las imágenes previas anteriores o, al menos, puede descolocarlas o reestructurarlas. Leer una novela como ésta, autobiográfica aunque descriptiva de una vida que en muchos aspectos es común a tantos seres humanos, es leer las palabras sinceras y abiertas, rotos todos los tabúes y miedos, del que quiere expandir su recorrido vital, sin nada ya que perder. Altamente recomendable. Un saludo y enhorabuena por vuestro trabajo.

Yemila dijo...

Muchas gracias por el comentario. La verdad es que tengo ganas de leer los siguientes libros de Chukri.

Carlos Más dijo...

Leí "el pan desnudo", cuando lo traducían así, allá por 2001 o 2002. Alucinado con este escritor y personaje, conseguí leerme la continuación de "el pan", el también fabuloso"tiempo de errores", durante un viaje a Marruecos en el que intenté ir a conocer al propio Chukri con mi amigo Guille Spottorno. Lástima que cuando llegamos al"Negresco", bar en el que pasaba sus jornadas, éste estaba cerrado por ramadán, si no recuerdo mal. Me queda una foto de aquella visita. Al poco tiempo, vueltos a Madrid, nos enteramos de la muerte de Chukri.
No quita para que su tercera obra, "Rostros, amores, maldiciones", más poética que las anteriores, y que leí después, me entusiasmase también.
Quizá mi pasión por este escritor sea ya mayor que su calidad y haya pasado al fanatismo, igual que me ocurre con tipos como Bolaño o algún otro, pero sinceramente no lo creo.
Este verano descubrí en la magnífica librería Gil de la plaza Pombo de Santander, dos obras desconocidas de Chukri, una sobre Genet y otra sobre Bowles, ¡qué ilusión!
En fin, ¿he de decir algo más sobre Chukri? Mi chica se jugó su carnet de biblioteca pública, y le cayó la correspondiente sanción de no poder sacar más libros durante largo tiempo, por sustraer "Tiempo de errores" para regalármelo; el libro llevaba años descatalogado, Guille había perdido su ejemplar, y yo no lo había conseguido encontrar en ninguna librería, ni por encargo, tras años de búsqueda. Se que es egoísta, pero ahí está ese ejemplar en mi biblioteca con su etiqueta N/CHU/tie, y bien orgulloso que estoy de mi chica :)

Yemila dijo...

Muchas gracias por tu gran comentario, Carlos. No sé ni qué decir... Leer este testimonio de tu pasión por Chukri hace que me entren aún más ganas de seguir leyéndole. Gracias de nuevo, un fuerte abrazo.