Idioma de publicación: Español
Año de publicación: 2011
Valoración: recomendable
Lamentablemente, Daniel Sada fallecía a los 58 años, un par de meses tras la publicación de esta novela. Un escritor que, por lo apreciado aquí y por la información que he consultado previamente a esta lectura, estaba destinado, por su originalidad, a un lugar de honor en las letras mexicanas.
Ésta es una novela difícil: el estilo literario de Sada no se presta, como el libro de Bellatín a excesivas concesiones. Frases cortas, inacabadas, elipsis, algunas descomunales, uso dramático de la puntuación, lenguaje repleto de localismos (como diría David Simon, que se joda el español neutro) que no siempre pueden interpretarse fácilmente en función del contexto. Aún así, estos factores dejan pronto de ser obstáculos para integrarse como atractivos adicionales de su lectura. como estímulos que nos acerquen al autor y a la trama.
Dos camioneros engañan a su patrón para que se interese en la compra de una parcela en un lugar remoto del desierto. En el camino hacia el inexistente terreno, la simple subida de tono de una conversación es pretexto suficiente para que acaben con él a tiros. Sin finalidad económica, sin otro motivo que dar fin a la existencia de quien cruelmente los ha explotado por más de veinte años. Tras deshacerse torpemente de cadáver y camión en que se ha perpetrado el crimen, los dos inician una huida torpe y chapucera. Tan torpe que no los lleva, en primera instancia, más que a sus propios domicilios. La novela se centra en los avatares de uno de ellos, Ponciano Palma. Hombre de sesenta años para el que el crimen cometido viene a representar una especie de oportunidad de reinvención. O más bien especula en ello, pues lo que él interpreta como grandes opciones de convertir su existencia en algo excitante y con perspectivas, sólo son bandazos, justo son, desde otro prisma, confirmaciones de que la suerte le da la espalda de manera progresiva y pertinaz.
Novela abierta y dada a interpretaciones de todo tipo, desde la del crimen gratuito y casi fortuito que quiebra la existencia, hasta una fábula del hartazgo que sobreviene tras una vida de explotación laboral, la característica que imprime personalidad a A la vista es el peculiar estilo de Sada. Su entusiasta y florido uso de un lenguaje, a la vez fluido y complejo, su utilización, rozando lo percusivo, de los dos puntos, o de los suspensivos, y de las pausas que impulsan al lector, casi, a especular con las palabras que faltan. Obviamente un libro para lectores con cierta experiencia y con un interés por historias al margen de lo usual.
2 comentarios:
Personalmente no me gustó demasiado, aunque reconozco su valía y sobre todo la originalidad de su prosa.
Gracias por el comentario. Me queda pendiente leer algún otro libro de Sada y ver si el peculiar estilo es propio para el libro o cambia en otros.
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