viernes, 28 de diciembre de 2012

Joaquim Lopes Vieira: El reflejo verde del agua

Idioma original: portugués
Título original: O reflexo verde da água
Año de publicación: 1934-1982
Valoración: Muy recomendable

Es verdad lo que dicen de que entrar en contacto con una cultura distinta te abre las puertas a todo un mundo. En mi caso, por ejemplo, irme a vivir a Portugal me ha abierto las puertas no solo a la cultura de este país, sino a toda la "lusofonía" (Brasil, Angola, Mozambique, Goa...) que en España es prácticamente desconocida.

Así, entre conversaciones informales y visitas a la Biblioteca Nacional de Portugal, hace poco descubrí la existencia de Joaquim Lopes Vieira (sin relación con el poeta portugués Alfonso Lopes Vieira), un escritor angoleño cuya obra se reduce a una sola novela, El reflejo verde del agua, publicada originalmente en 1934 y reescrita una y otra vez (diecinueve versiones en total) hasta su muerte en 1982. Se trataba, según declaró Lopes Vieira, de recuperar el modo de transmisión de la literatura oral, en la que el núcleo de la obra se mantiene, pero los detalles mudan, mutan, se multiplican en boca de los sucesivos narradores. "Como el agua de un río que es siempre distinta, aunque el río sea el mismo y tenga siempre el mismo nombre".

La primera versión de El reflejo verde del agua es una novela breve (entre 110 y 125 páginas, según ediciones), clasificable como bildungsroman o novela de aprendizaje, sobre un joven campesino angoleño que se traslada a la capital en busca de mejores condiciones de vida. (Lopes Vieira tenía en aquel momento veinte años, y sin duda este argumento reflejaba sus propias inquietudes e inseguridades). En la versión "definitiva" de 1982, el tema del viaje de la periferia al centro se mantiene, pero extendido de modo casi fractal en todas las direcciones imaginables: estamos hablando de una obra de 822 páginas en la que cuesta reconocer el librito original del que nació.

Un estudio de las distintas versiones de El reflejo verde del agua (yo he leído completas cuatro, y hojeado todas las demás menos la de 1972, que parece haberse perdido definitivamente) permite advertir cómo se llega a tales extremos. Por ejemplo, la tercera versión, la de 1938, es la primera en incorporar un personaje femenino fuerte, el de la hermosa Ana Maria, que ganará aún más relevancia en las siguientes versiones de 1940 y 1942. A medida que pasan las décadas, se advierte también una mayor interrelación entre la aventura individual del protagonista y el destino colectivo de Angola: así, las versiones de 1965 y 1968 son las más decididamente nacionalistas y anticoloniales, mientras que las de 1980 y 1982 muestran ya un desencanto por los gobiernos post-independencia, al estilo de las obras de Chinua Achebe.

Por supuesto, una obra de este tipo plantea cuestiones críticas interesantes. Por ejemplo, ¿debemos respetar las modificaciones del autor y considerar El reflejo verde del agua (1982) como el texto "definitivo", aun sabiendo que de haber vivido algunos años más Lopes Vieira habría publicado una nueva versión de la novela? ¿O debería considerarse que, a pesar de tener el mismo título, cada nueva versión de El reflejo verde... es una obra distinta? Y si se tratase de editar la obra, ¿qué versión se debería elegir? ¿La última? ¿La primera? ¿Todas ellas en paralelo, aun a riesgo de crear un mamotreto inmanejable? ¿Alguna de las intermedias (la que el editor de turno considere "la mejor de todas")?

Esta última opción nos lleva, por otro lado, al terreno de las valoraciones cualitativas: ¿puede hablarse de "progreso" o simplemente de "transformación" en el paso de El reflejo verde del agua (1934) a El reflejo verde del agua (1982)? ¿Mejora el libro con cada nueva modificación de su autor? ¿Es necesariamente superior el escritor maduro y políticamente comprometido de El reflejo verde del agua (1968) que el joven idealista de El reflejo verde del agua (1942)? Es indudable que con el paso de los años la novela gana en profundidad, ambición y riqueza; pero también pierde frescura y dinamismo, así como, esto es indudable, la capacidad para enganchar a un lector medio más interesado en la trama que en las intrincadas relaciones geopolíticas del colonialismo.

Tal vez precisamente por estas complejidades críticas y editoriales, Joaquim Lopes Vieira no ha alcanzado todavía el lugar que merece en el canon literario internacional. Aunque en Angola fue una celebridad prácticamente desde su juventud, en el resto del mundo, también en Portugal, su prestigio se sitúa muy por debajo de otros escritores angoleños de menor mérito. Por no tener, no tiene ni siquiera un artículo en la Wikipedia en portugués, y su obra es difícil de encontrar incluso en las librerías de segunda mano de Lisboa.
Esperemos que esta breve reseña de su obra, única pero múltiple, sirva para que sea mínimamente (re)conocido.

6 comentarios:

Montuenga dijo...

Doy por su supuesto que se habrá rodado (y estrenado) una película por cada versión de la novela y habrán acudido a todas ellas millones de espectadores. (Aunque tampoco figuren en la wikipedia)

Montuenga dijo...

Excepto, obviamente, la de 1972.

Francesc Bon dijo...

Hace un par de años un librero de Barcelona me habló de este libro: incluso me insinuó que seguidores de su evolución se habían tomado la libertad de ordenar y publicar las páginas o los párrafos que el autor iba descartando o alterando en cada revisión, buscando una especie de secuencia lógica.

Francesc Bon dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paula dijo...

Yo me voy a poner en huelga de hambre para que se reconozca internacionalmente la valía de este autor de una vez por todas.

JeanP dijo...

JAJAJAJAJA... ¿Y quién viene siendo ese Juan Ruíz, Arcipreste de Hita? En fin, una pena de elucubración.

La obra es muy bonita pero hay que leerla en portugués. No hay color.