viernes, 21 de septiembre de 2012

Roald Dahl: Cuentos en verso para niños perversos

Idioma original: inglés
Título original: Revolting Rhymes
Año de publicación: 1982
Valoración: muy recomendable

Muchas veces los cuentos infantiles no son solo para niños y a veces, incluso, no son en absoluto para niños. Es el caso de estos Cuentos en verso para niños perversos, una revisión de algunos cuentos tradicionales muy conocidos por todos, como "La cenicienta", "Los tres cerditos" o "Caperucita roja", en los que el británico Roald Dahl derrocha imaginación y mala leche.

Las historias no solo están actualizadas, sino que en todas ellas encontramos un desenlace imprevisible y completamente distinto al de los cuentos originales. Abundan las expresiones coloquiales y humorísticas y muchos de los cuentos ofrecen una curiosa moraleja (Cenicienta, por ejemplo, optará por la sencilla vida campesina, y Jack sacará una interesante lección de su experiencia con las habichuelas mágicas). Ricitos de Oro -que, por si no habíais caído nunca en la cuenta, comete impunemente allanamiento de morada, entre otros crímenes igualmente punibles- se lleva su merecido en la versión de Dahl.

Como bien dice el título, estos Cuentos están escritos en verso y tienen, por lo tanto, un ritmo y una sonoridad especiales. La traducción al castellano es digna de mención: Miguel Azaola hace un trabajo magnífico, capturando la musicalidad de las "rimas repugnantes" originales. Tarea ímproba donde las haya: quien dijo que traducir literatura infantil era fácil os estaba engañando, amiguitos. Y más si es en verso. El resultado, para quitarse el sombrero: en mi humilde opinión, el título de la versión castellana prueba que, al igual que muchas veces la realidad supera a la ficción, la traducción puede mejorar sustancialmente el original.

Un clásico contemporáneo que disfrutarán tanto mayores como pequeños.

También de Roald Dahl: Charlie y la fábrica de chocolateRelatos escalofriantesRelatos de lo inesperado, además del "zoom" de "Lady Turton", incluido en este volumen

5 comentarios:

Enrique Hormigos dijo...

No estoy muy de acuerdo en que no sean adecuados para niños.

Probablemente no lo sean para los niños de por aquí, pero puedo asegurar con cierto conocimiento de causa -una de mis cuñadas es inglesa y profesora de infantil, y su madre lo fue de secundaria- que los perversos cuentos en verso del sr. Dahl son leidísimos -y siniestramente disfrutados- por la mayoria de los niños y niñas de Inglaterra.

De hecho, constituye una de sus primeras aproximaciones a la poesía.

Un saludo.

Enrique Hormigos dijo...

Por cierto, como la cabra tira al monte, he echado de menos un comentario sobre las ilustraciones de Quentin Blake, el agil y divertido colaborador habitual de Roald Dahl en tropecientos de sus trabajos.

Paula dijo...

Ciertamente debía haber mencionado las ilustraciones de Quentin Blake... Pensaba hacerlo, de hecho, pero se me olvidó. Pero para eso están los comentarios de nuestros lectores :-)

Respecto a lo de que no sean adecuados para niños, no veo que tenga que ver con que hablemos de niños de habla inglesa en general (y ya si nos ponemos, mejor decir Reino Unido que Inglaterra, para evitar ofender a galeses, escoceses, etc.) o niños de habla española. Elementos culturales no hay muchos; en ese sentido, los cuentos son universales.

A lo que me refería era a las enseñanzas (y cuidado, que aquí vienen SPOILERS ;-)). Por ejemplo, Blancanieves le roba a la reina el espejo mágico y lo utiliza, junto con los enanitos, para predecir qué caballo ganará la próxima carrera. De hecho, el cuento termina de este modo: "... Which shows that gambling's not a sin / Provided that you always win" (que así a bote pronto podríamos traducir como: "... Y esto prueba que no es pecado apostar / siempre y cuando se lleven las de ganar").

Y esto es solo un ejemplo: Caperucita Roja se hace un abrigo con la piel del lobo y luego, en el cuento de los tres cerditos, primero los salva de otro lobo para después hacerse una bolsa de viaje de piel de los cerditos. La niña inocente se convierte en una suerte de femme fatale muy poco ecológica.

No sé si los niños más pequeños serán capaces de captar la ironía de estos cuentos... Lo mismo que las pelis de Disney se ponen hoy en día en tela de juicio debido a su contenido machista, me parece que estos cuentos de Dahl, por mucho que la rima y el tono puedan darles ese toque risueño, están muy subiditos de tono.

A mí me encantan, claro. Pero no sé si se los leería a un niño de seis años...

Unknown dijo...
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Unknown dijo...
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