Idioma original: francés
Título original: Le pendu de Saint-Pholien
Año de publicación: 1931
Valoración: está bien
Hace (demasiados) años, cuando en el colegio intentaban enseñarnos a "relacionarnos de una forma saludable con el alcohol" (sic) nos hablaban de usar "espaciadores": bebidas sin alcohol intercaladas en medio de las bebidas alcohólicas, para no terminar en coma etílico. No les hacíamos ni caso, claro, pero esa no es la cuestión: a lo que iba es a que yo ahora hago algo parecido, pero con novelas. Entre una novela exigente y otra, o en medio de una novela verdaderamente exigente, me meto con algo más ligero: una novela policiaca, o de terror, o de Terry Pratchett. La novela verdaderamente exigente, en este caso, es Contraluz, de Thomas Pynchon (habrá reseña); y el "espaciador", obviamente, Simenon y su comisario Maigret.
Simenon es casi contemporáneo de Agatha Christie, y sin embargo sus novelas tienen un aire muy distinto. No hay en las novelas del comisario Maigret (por las que Simenon es justamente famoso) no encontramos esos ambientes cerrados, llenos de secretos y sospechas que caracterizan las novelas de Hércules Poirot, por ejemplo. Maigret es un detective de la gran ciudad, París (aunque también viaje en muchas de sus novelas) y Simenon es un autor mucho más costumbrista que Christie, e interesado por ambientes mucho más diversos.
Esta obra en concreto, El ahorcado de la iglesia, es una de las primeras de la serie de Maigret. Quizás de ahí nazca su sencillez narrativa, y su estructura casi lineal. Comienza la novela con un misterio, como debe ser (un joven se suicida con un disparo en la boca después de que Maigret le "robe" una maleta sospechosa), y a partir de ese momento Maigret comenzará su resolución, acumulando pistas en diversas ciudades europeas y haciéndose cada vez más enemigos.
Sin llegar a ser en absoluto un héroe de novela hardboiled, como Philip Marlowe, Maigret es sin duda mucho menos cerebral y mucho más héroe de acción que los más famosos detectives que le preceden, y está más cerca de novelas actuales de tipo procedural (que muestran los procedimientos policiales con una técnica más realista) que de la inteligencia sobrehumana de Sherlock Holmes.
Esta novela, a lo mejor como decía por ser una de las primeras de la serie Maigret, no es nada del otro mundo: es una novela entretenida, poco más. En definitiva, el "espaciador" perfecto para poder seguir luego hincándole el diente a bueno de Pynchon.
Y a ello vamos...
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