Año de publicación: 1885
Valoración: está bien / recomendable
Según Aristóteles, el asno es el único animal que no tiene bilis negra, generadora de la melancolía, la cólera y los cólicos. La de nuestro protagonista es la clásica historia del hombre que no puede vivir como un burro: a pesar de su éxito económico y social, Andrés parece dueño de una innata -y fisiológica- imposibilidad para ser feliz, para encontrar su rumbo. Es el animal que no logra hallarse en su elemento.
Terrateniente en la pampa argentina, dandi y playboy en el Buenos Aires de finales del siglo XIX, nada le despega a Andrés la apatía más allá de un breve lapso de tiempo. No encuentra alfajor que le quite ese amargor a su saliva: la sociedad es una vidriera de máscaras y maquillaje; el campo, lejos de la idealización del beatus ille, evidencia que la vida es hiriente, violenta y brutal. Sin rumbo es una peculiar versión argentina del ser humano como bestia: el personaje está sumido en un vagar pesimista, sin Dios; sin un Canaán al que dirigirse, sin un rumbo previamente marcado, nuestra fisiología nos lleva a errar.
En la prosa de Cambacérès son recurrentes la comparación y la enumeración. La comparación es generalmente de carácter campestre o sensorial. En muchas ocasiones se atribuyen al hombre características animales con una intención no solamente lírica: quizá el autor quiera recordarnos la brutalidad del ser humano, su biología zoológica más allá de la razón y de la cultura. Del mismo modo, recurre al tropo de la personificación de la naturaleza para dar viveza a las descripciones del paisaje. Por su parte, la enumeración de términos o frases cortas y filosas refuerza la concisión y vuelve el texto ágil y palpitante.
La escritura de Cambacérès va directa al grano. Blandiendo un narrador omnisciente en tercera persona, el autor parece querer combatir un subjetivismo o relativismo narrativo, intención propia de la corriente naturalista en la que lo inscribimos: en el escaneado psicosanitario de este Prometeo moderno, no permite que la visión del personaje contamine la explicación del estado psicológico de Andrés. Con todo, rehuye la asepsia estilística y se permite dotar al texto de cierto lirismo y de un tinte muy personal.
Firma invitada: A. L. G.
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