viernes, 25 de febrero de 2011

Pascal Mercier: Tren nocturno a Lisboa

Idioma original: alemán
Título original: Nachtzug nach Lissabon
Año de publicación: 2004
Valoración: se deja leer


Viviendo en Lisboa, y teniendo un amigo que se llama Amadeus do Prado, era inevitable que terminara leyéndome esta novela, que trata de un viaje a Lisboa y en la que aparece un personaje que se llama Amadeu de Prado. Así que, cuando hace un mes me compré un billete para el tren nocturno a Lisboa, me compré también un ejemplar de Tren nocturno a Lisboa. Ocasiones de hacer tonterías así, no hay que dejarlas pasar. Y yo estaba preparado para que aquello fuera una experiencia lectora única, casi mística, entre otras cosas porque me habían hablado muy bien del libro, y bueno, por todo lo demás. Pero no. Tanto la experiencia viajera como el libro me decepcionaron bastante.

Mira que el libro empieza bien (aunque la idea no sea la más original del mundo): un rutinario y algo aburrido profesor de lenguas muertas, Raimund Gregorius, también conocido como Mundus, presencia el posible intento de suicidio de una mujer portuguesa en un puente de Berna; después compra un misterioso libro íntimo-filosófico escrito por un misterioso autor, Amadeu de Prado, que se opuso a la dictadura Salazarista. Y en ese momento Gregorius decide cambiar su vida, dejarlo todo y coger ese mismo día un tren (varios trenes) que le lleven a Lisboa, la ciudad en la que vivió Amadeu.

Y ahí es donde mi interés por el libro se desploma. Porque empieza bien, con un personaje principal con el que es fácil simpatizar, y mezclando elementos de intriga con reflexiones más o menos filosóficas sobre la vida, el tiempo o la muerte (reflexiones de Amadeu que pueden emparentarse con el Libro del Desasosiego, de Pessoa, que el autor cita explícitamente); pero luego, cuando Gregorius llega a Lisboa, el autor se entretiene otras 300 páginas en reconstruir una trama de tortuosas relaciones personales y familiares que a mí no me han llegado a interesar en ningún momento, de manera que las últimas 100 o 150 páginas del libro las hojeé más que las leí.

Además, hay demasiadas cosas que suenan a falso: para empezar, Lisboa. No sé si Mercier ha vivido en la ciudad o no, pero sus referencias (la Rua Augusta, Alfama, Bairro Alto) son demasiado obvias y demasiado superficiales, casi turísticas. Y también, la trama. Un desconocido llega a una ciudad extraña donde hablan un idioma que no domina, y en una semana, tirando de listín telefónico y mucha, muchísima suerte, ha conseguido introducirse en el círculo de otra persona, ha conocido a todos sus familiares y allegados, y estos le han revelado sus secretos más íntimos. Porque sí. Pues no me lo trago.

En fin, que no está mal, es un libro curioso, sobre todo al principio, pero no es lo que promete. Más bien es una versión suizo-portuguesa de La sombra del viento, con ínfulas de algo más. Y le sobran 300 páginas. He dicho.

32 comentarios:

Anónimo dijo...

Santi, o como quiera que te llames, no tienes ni pajolera idea sobre literatura.

Santi dijo...

Don't feed the troll.

Anónimo dijo...

Buenas.
En mi opinión no hace falta que las novelas sean "tragables", para eso ya existe la realidad. A mi me ha encantado saborear este libro, creo que es un buen alimento para el alma, si se me permite la cursilería.
Aunque para gustos...
Saludos.
Daida.

Anónimo dijo...

What about all the philosophical reflexion, the quest? The allegory?
It's not a book about Lisbon, you know?

Anónimo dijo...

Entendido asi Garcia Marquez y tantos otros de cabo a rabo serian inenetendiblen. Coincido, ni idea de literatura.

Santi dijo...

Cualquier similitud de esta novela con García Márquez es pura coincidencia...

Unknown dijo...

Mercier no es, evidentemente, el más grande de los literatos suizos; de hecho, diría que la película filmada por August, basada en esta novela, trasciende y supera con mucho ciertos puntos oscuros de la historia.

Anónimo dijo...

Comparto totalmente cuestiones como el que llega a Lisboa y por arte de magia todos saben inglés, intiman, y le cuentan cosas que jamás han dicho, aunque el protagonista dice que a veces es más fácil sincerarse con un desconocido.La primera parte es muy descriptiva y creíble. Lo que más me alucinó sinceramente es que después de conducir toda una noche fueran capaces de llegar a Finisterre (galicia), por unas carreteras de la época infinitas, interminables. Incluso hoy día es inviable, que alguien lo intente.
Un saludo
Laura cargo

Anónimo dijo...

"Todos saben inglés"? Te has leído el libro? Creo que el único idioma que se menciona muy de pasada es el inglés...

Anónimo dijo...

Dejando a un lado lo "creíble" del libro, que, a mi modo de entender, tratándose de ficción es lo menos importante...hay reflexiones verdaderamente interesantes, profundas, y mucha literatura. Me ha encantado.

Norma dijo...

No coincido con los otros comentarios. Leí el libro y vi la película, considero que son los dos muy buenos.

Roberto Enrique Peralta dijo...

He visto la película. Su desarrollo es una obra de arte en cuanto a la concatenación de cada evento narrativo, en los que el narrador es protagonista y a lo largo de la trama ira descubriendo otros narradores. Los eventos del libro ocurrieron en una época anterior y a la vez hay una segunda trama en el presente en la que los sobrevivientes deberán tener una catarsis sobre el daño que sufrieron en la dictadura. Esto lo digo pues la obra no la ví con ojos de lector sino de escritor. Admirable el trabajo del señor Mercier. saludos Face Book Roberto Enrique Peralta y correo electrónico: capacitar.negocios@hotmail.com y FB

Marcelo Gauna dijo...

Hace mucho tiempo que una película no me deja pensando sobre lo que expresa tan profundamente, y me acerca a la literatura una vez mas.
Conseguí el libro, y descubro que el poeta portugués es parte de la ficción. Doble mérito papá el escritor suizo.
Soy de la idea que es mejor ver primero una película y leer luego el libro. Aunque no siempre se nos presenta esta posibilidad.
Saludos a todos

Marcelo Gauna dijo...

"para el escritor suizo"
Salió papá por error

Marcelo Gauna dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Marcelo Gauna dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Bueno el Libro,buena la película.
La literatura es ficción y realidad. Tiene reflexiones profundas .Yo le daría el premio Nobel.
Es íntimo,histórico,sensual y gratifica.

Anónimo dijo...

Agradezco no ser tan experta, pude disfrutar mucho la película!

Unknown dijo...

Recién terminó el libro y me quedo con ganas de más. La manera en la que se concibe la palabra escirta, el poder de las expresiones,la poesía con la que se ve la realidad y la manera en la que reflexiona sobre situaciones tan humanas y a las que tal vez todos estamos sujetos, bueno es lo que me ha atrapado, más allá de la credibilidad o la descripción de Lisboa. Pienso que la película y el libro se complementan. En realidad no termino de convencerme del final, pero debo decir que me ha dejado muy buen sabor la lectura. Evidentemente no he leído los libros a los que haces referencia, tal vez por eso he encontrado tan genial el libro.

Anónimo dijo...

Tu crítica no hace justicia.Tanto el libro como la película son buenísimos.

Irma dijo...

He visto la película, cuyo principio me ha parecido un tópico de literatura adolescente imposible de tomar en serio. Me fio completamente de Santi. Seguro que tanto los temas que aborda como las situaciones merecerían un relato mejor. Gracias siempre.

Anónimo dijo...

Me parece que realmente el comentario del blog deja mucho que desear sobre un visión profunda de la literatura... proponer la superposición de historias de vida, lugares e intereses, conectarlos en una mirada presente y pasada no es "desperdiciar 300 páginas"; tal vez este lector confunde devenir con vértigo.
Y le recuerdo a Irma que no es lo mismo un tópico que un lugar común, en fin, al menos ha dado que hablar, los invito a conocer algo más sobre Pascal Mercier.
Saludos, Patricia

Taller Literario Andés dijo...

Y bueno. Para mí es excelente libro y película. En la ficción todo puede pasar. Nombra a Pessoa porque todo escritor es además un eximio lector

Anónimo dijo...

No se mucho de literatura...pero si la película q vi anoche 8 de abril del 2019 es tal cómo lo expresa el contenido del libro ...es una bella obra... Sabiendo o viviendo la actual dictadura acá en Venezuela sería una bendición un líder como amadeus en nuestro país ... E tratado buscar éste libro pero se q va a ser imposible conseguirlo ya q según en la película la Hermana dice que se imprimieron sólo 100 ejemplares.... Quienes hayan vívido en dictadura o la están viviendo en está época entenderán todo esto...y quienes no tienen suerte de vivir en un país en democracia.... Así púes a cuidar y luchar por mantenerse en libertad.....

Anónimo dijo...

El libro es bueno, muy bueno. Reflexiona sobre la vida, sobre las víctimas de las dictaduras, sobre la memoria histórica y sobre la resistencia a la injusticia. La película, aunque más ajustada en el relato, se ve bien. Y sí, en Lisboa la mayor parte de sus habitantes hablan Inglés y se esfuerzan por entenderte y comunicarse con los extranjeros en Inglés, en Portugués, en Español y en lo que sea. Su educación y amabilidad es digna de imitación. En cuanto al cliché "turístico" de la ciudad...Lisboa es belleza y se corresponde a la magnífica fotografía de la película de August.

Unknown dijo...

No soy crítica literaria. Me fascinó la película. La actuación de Irons es a mi gusto Magistral. No he leído el libro. Ni tampoco conocía la película. La vería nuevamente. Estoy en Venezuela y como casi toda la humanidad en cuarentena por la pandemia del coronavirus

Josefiña dijo...

“Se deja leer”. “Las últimas 150 páginas (¡de un libro de 525!) las hojeé más que las leí”. ¿Soy yo o hay en estas dos afirmaciones una contradicción total? Santi, ¿el libro se deja leer o se deja hojear? ¿Estamos en ULAD o en “El rincón del vago”?

Llevo dos años leyendo con interés vuestras reseñas, que me parecen casi siempre muy bien escritas y argumentadas. Puedo coincidir o no con lo que se expone en ellas, porque la literatura, al final, también es una cuestión de gustos y estilos. Sin embargo, esta seudocrítica, pergueñada, por cierto, en menos de cinco minutos, me parece que no hace ninguna justicia a la novela “Tren nocturno a Lisboa” y que está muy lejos de la calidad crítica que suelo encontrar en esta página de amantes de las letras y de la sensibilidad y agudeza que suele exhibir el que la firma.

Josefiña dijo...

(continúa 2) Para empezar, Santi, no has entendido nada de la novela, ya que el libro no habla de Lisboa, ni del maravilloso tren que llega allá desde Irún. Esto es muy evidente para cualquiera que se haya molestado en leer el libro. De sus 525 páginas, menos de una docena habla del tren en cuestión o de Lisboa. Ni siquiera de la dictadura de Salazar. El libro está ambientado en Lisboa, pero podría estarlo en Salamanca, Berna, París u otras ciudades que se mencionan en él. No ofrece La visión turística o estereotipada de Lisboa que comentas (¡ni siquiera menciona el omnipresente olor a sardinas o el hermoso resplandor sobre el Tajo!). Que yo recuerde, solo se mencionan la rua Augusta, la rua Sapateiros, Alfama, Baixa y Cacilhas. ¡En un libro de más de quinientas páginas! Y el viaje en tren queda finiquitado en poco más de tres o cuatro de ellas. Me temo que este no era el libro que querías leer, Santi.

Al igual que el reseñador/maltratador de este libro, yo también amo Lisboa y he tenido la fortuna de pasar largas temporadas allí desde hace años. Además, he tomado al menos una docena de veces el tren que da título a esta obra. El tren que pasa por mi ciudad cada noche y llega a la maravillosa Santa Apolónia cada mañana. Como el autor, yo también hice la “tontería” de comenzar el libro nada más subirme al tren el pasado día de Navidad. Aquí se acaban las coincidencias.

El tren nocturno a Lisboa, el último de los trenhoteles de Renfe con ruta internacional, tiene una magia sin parangón ferroviario. Al menos en esta parte del mundo. Nada más salir de la estación de la Dato, me sumerjo de lleno en Portugal gracias a sus cervezas Superbock y el suave acento de los revisores lusos. Amo este tren y me han sucedido inolvidables anécdotas en él, así que parecía apropiado que leyera esta obra. Sin embargo, a las pocas paginas ya entendí que el tren no era más que una metáfora sobre los caminos de la vida, las elecciones personales, las dudas existenciales y sus dilemas éticos. Quizás el mayor problema de esta novela sea que su título puede confundir a la multitud de enamorados de la capital lusa, que como Santi o yo mismo, se acercan a su lectura queriendo saber más sobre “a branca cidade à beira do Teixo”. No obstante, la novela NO HABLA DE LISBOA ni del tren que allí termina: estos no son sino un mero decorado para multitud de reflexiones sobre lo humano y lo divino.

Josefiña dijo...

(continúa 3)Algunos temas que sí se tratan: el sentir religioso; el aprecio por la genuina búsqueda espiritual frente al materialismo superficial; la crítica a una iglesia hipócrita y anquilosada; el amor por las lenguas, las palabras y las letras; la imposibilidad de expresar con ellas nuestros sentimientos más íntimos; la legitimidad de la lucha contra la tiranía; la tortura y sus desgarradoras consecuencias (el personaje de João Eça permanecerá por siempre en mi recuerdo); la cuestionable ética tras el asesinato de una persona (temas estos que, por nuestro pasado reciente, a mí me interpelaron de manera intensa); la consciencia ante una muerte inminente y la aceptación de ella; el sentimiento de una persona ante el final de su vida; el amor y la imposibilidad de llegar a conocer a quien se ama; el matrimonio; la lealtad a las personas que uno quiere; la amistad; la soledad; las decisiones que marcan el devenir de una vida; el derecho a una muerte digna; los trucos de la memoria y el autoengaño; la imposibilidad del pleno autoconocimiento ; el amor por las lenguas, tanto vivas como muertas, y las vicisitudes de los políglotas al usarlas... En resumen, multitud de temas, pero no Lisboa ni el tren nocturno.


Cabe destacar que el autor que se esconde bajo el seudónimo de Pascal Mercier, Peter Bieri, es más filósofo que escritor, y esto se percibe en las profundas reflexiones que nos ofrece la novela.
A veces, esto hace que resulte densa y difícil, tanto por la sintaxis de sus frases inusualmente largas como por la complejidad de algunas de las ideas expuestas. Es un libro para meditar, para saborear cada frase con deleite y extraerle todo su significado. Un libro para leer con paciencia y sensibilidad. Si te adentras en él, algunos de sus personajes, diálogos y escenas te acompañarán de por vida. Y eso es mucho decir.

Me apena comprobar que varios de los que han comentado aquí ni siquiera se han leído la novela y reaccionan de forma partisana a las críticas (ofensivas y poco argumentadas) vertidas por otros comentaristas contra el hacedor de esta cosa que no llega a reseña. Algunos que comentan las lenguas habladas en la novela (más francés y un mal hablado portugués que inglés, por cierto) dejan muy claro que conocen muy poco Lisboa y a los alfazinhas.

Como comenté al comienzo, esta reseña hace flaco favor a la novela y a los amantes de la literatura. Si esto es una crítica literaria, que venga Atenea y lo vea.

Considero que sería una buena política no reseñar una obra cuya lectura no se haya finalizado.

Un saludo,


Joxe



Josefiña dijo...

Y para terminar, comparar esta obra de arte con "La sombra del viento" es de juzgado de guardia.

Anónimo dijo...

Pues muy de acuerdo. El Lisboeta (alfacinha) más hermético no puede ser. Eso de intimar en una semana es imposible