Fecha de publicación: 2002
Valoración: Muy recomendable
La voz dormida relata la historia de un grupo de mujeres presas en la madrileña cárcel de Las Ventas. Elvira, Reme, Hortensia... y tantas otras matan las horas, mientras esperan recibir la visita de algún familiar para romper la rutina tediosa de la cárcel, sin saber nunca si el día que viven va a ser el último, si se conmutarán sus penas de muerte por cadena perpetua o si se reducirán los años de su condena. ¿Por qué están en prisión? Porque son republicanas, anarquistas o guerrilleras. Porque durante la guerra eligieron el bando de los perdedores y algunas se echaron al monte para continuar la lucha.
Mientras tanto, fuera de la cárcel observamos la vida de otros personajes: sus familiares, que viven la tragedia de tener a un ser querido en prisión. Asistimos a las horas que pasan en fila, en las puertas de Las Ventas, esperando a entrar al locutorio, una vez al año, para ver a una hermana, a una hija, a una esposa, a una nieta, a la que ni siquiera podrán tocar y, en ocasiones, ni siquiera llegarán a verla porque a alguna funcionaria se le antoja y tendrán que volverse a sus casas y no podrán volver hasta el año siguiente.
Pero en La voz dormida también asistimos a las vidas de esas funcionarias, encabezadas por la hermana María de los Serafines, una monja implacable, carente de cualquier tipo de sentimiento humano y de piedad hacia las reclusas.
Dulce Chacón nos ofrece una visión muchas veces olvidada de la represión franquista contra el bando republicano: la perspectiva de las mujeres. Mujeres que no se quedaron en la retaguardia, que optaron por la primera fila de la resistencia, que se lanzaron al monte como guerrilleras. Pero esta visión se enriquece sumándole todo el mundo que las rodea y su pasado, que aparece como una forma de evadirse de los muros de la prisión, para alejar a la muerte, siempre presente.
La voz dormida es una novela que atrapa al lector desde las primeras líneas y lo emociona en cada página. Una novela dura, en ocasiones, incluso muy dura, pero escrita con una ternura inmensa hacia las protagonistas, unas mujeres luchadoras a las que ni la cárcel logra amilanar.
Mientras tanto, fuera de la cárcel observamos la vida de otros personajes: sus familiares, que viven la tragedia de tener a un ser querido en prisión. Asistimos a las horas que pasan en fila, en las puertas de Las Ventas, esperando a entrar al locutorio, una vez al año, para ver a una hermana, a una hija, a una esposa, a una nieta, a la que ni siquiera podrán tocar y, en ocasiones, ni siquiera llegarán a verla porque a alguna funcionaria se le antoja y tendrán que volverse a sus casas y no podrán volver hasta el año siguiente.
Pero en La voz dormida también asistimos a las vidas de esas funcionarias, encabezadas por la hermana María de los Serafines, una monja implacable, carente de cualquier tipo de sentimiento humano y de piedad hacia las reclusas.
Dulce Chacón nos ofrece una visión muchas veces olvidada de la represión franquista contra el bando republicano: la perspectiva de las mujeres. Mujeres que no se quedaron en la retaguardia, que optaron por la primera fila de la resistencia, que se lanzaron al monte como guerrilleras. Pero esta visión se enriquece sumándole todo el mundo que las rodea y su pasado, que aparece como una forma de evadirse de los muros de la prisión, para alejar a la muerte, siempre presente.
La voz dormida es una novela que atrapa al lector desde las primeras líneas y lo emociona en cada página. Una novela dura, en ocasiones, incluso muy dura, pero escrita con una ternura inmensa hacia las protagonistas, unas mujeres luchadoras a las que ni la cárcel logra amilanar.
14 comentarios:
Creo que el tema está batante manido, el de los buenos y los malos, siempre igual...la misma manera de enfocar las cosas...no se puede negar la evidencia, pero tampoco ser eternamente parcial. La monja carente de sentimientos... en fin, qué cansada me tiene que pasen los años y no hayamos aprendido nada, que se conserven los mismos clichés.
De hecho, creo que toda autora española en la actualidad, si no tiene su libro de la guerra civil hablando del buen bando perdedor y del perverso bando ganador, no es nadie.
Creo que ya es hora de pasar página y construir una nueva España, sin basarnos unicamente en lo que nos contaron nuestros abuelos.
Pues a mí me parece que, por desgracia, las "dos españas" siguen existiendo, y están en completa vigencia. Lo cual es un lastre, terrible, para la construcción de una democracia adulta. Pero están ahí: basta con escuchar las sesiones del Parlamento, las declaraciones de genios como Llamazares o Mayor Oreja (ese "periodo de extraordinaria placidez" todavía me pone los pelos de punta), los enfrentamientos por la asignatura de Educación para la Ciudadanía, la Ley de Memoria Histórica, la Directiva del Retorno, las violencias en el Dia de las Fuerzas Armadas, los abismos del estado de las Autonomías...
Yo veo esas dos Españas cada día. Y por suerte, sí, empieza a asomar una tercera, me parece, pero todavía deberá superar el peso histórico de toda la mierda que la Transición no pudo solucionar.
In mai opinion, eh?
Fátima, estoy contigo. Y dale con la guerra civil... ¿Hasta cuándo vamos a tener que aguantar que se sigan publicando novelas y haciendo películas sobre la sobada, manida guerra civil? ¿Es que la imaginación de los escritores y cineastas españoles no da para más?
Cada uno cuenta la guerra civil según su abuelo, y algunos nos hemos hartado de tanto maniqueísmo, de las dos Españas y de que nos metan la guerra civil hasta en la sopa.
Yo no he leído este libro, así que no voy a opinar sobre el mismo. Pero me parece lógico que se sigan escribiendo obras (o filmando películas, que tanto da) sobre el tema porque, nos guste o no, la Guerra Civil forma parte de nuestro pasado reciente y también, nos guste o no, hay heridas que aún están abiertas.
De la misma manera que seguimos recordando la Primera y Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y tantas otras atrocidades que han tenido lugar en el pasado siglo (y en los anteriores), creo que es importante recordar la Guerra Civil e intentar (en la medida que se pueda) ir cerrando heridas.
Las obras que traten estos temas podrán ser mejores o peores, pero eso es harina de otro costal.
Reivindico el carácter puramente lúdico que puede y tiene derecho a tener un libro aunque trate de temas manidos y lo haga con cierto maniqueismo según las opiniones de algunos. Hay cientos de libros que abusan de clichés similares pero que todos perdonan y a muchos entretienen si en lugar de Chacón uno se apellida Brown o Crichton... incluso Ussía (vale, ahora estoy provocando).
Es más, hay libros geniales que no dicen más que barbaridades (estoy pensando en Bukowski) o autores bárbaros que son unas bestias de la narrativa (ahora en Celine).
No evaluemos un libro con criterios puramente políticos, porque nos perderemos por el camino y acabaremos en el fango de la política patria que, la verdad, da asco.
Creo que ya he dado mi opinión sobre esto alguna otra vez, pero bueno, aquí va: a mí también me repatea un poco bastante la "moda" de escribir sobre la Guerra Civil, o sobre la Segunda Guerra Mundial, en lo que tiene de moda o de aprovechar el tirón editorial. Creo que está claro que hay escritores que se ponen a escribir sobre estos temas porque venden, o porque dan un aura de legitimidad intelectual a la obra.
Sin embargo, desde otro punto de vista es verdad que estos asuntos tienen una carga de contenido histórico, dramático o incluso ético que puede dar lugar a obras magníficas, como Soldados de Salamina, Los girasoles ciegos o La higuera, por poner ejemplos españoles reseñados en este blog.
Creo que el límite entre las dos categorías está en que haya una verdadera inspiración individual, una interiorización profunda y compleja de los temas, que vaya más allá del mero escenario anecdótico o del maniqueísmo facilón de "buenos contra malos".
Esta novela de Dulce Chacón no la he leído, así que no puedo decir si es pura moda o verdadera literatura...
Pues yo no lo pienso leer. Simplemente porque no pienso leer un texto en el que no se transmite una realidad. Y juega a hacerlo. Para eso está la literatura fantástica.
Porque la realidad de la guerra civil es que habia de todo en los dos bandos. Se hicieron atrocidades en todas las familias, ciudades, y pueblos. En nombre de Dios o de la República.
Estoy de acuerdo en que hay muchas heridas por cerrar. Pero reivindico, por una vez, 75 años después, un enfoque objetivo. Que alguien intente contar la verdad de lo que ocurrió. Sin prejuicios. En ambos sentidos, sin prejuicios.
Este libro me encanto y me conmovió, y como dice Iván yo también creo que las dos Españas aún siguen vivas, no hay nada mas que ver el panorama político para darse cuenta....
Y si recomiendo este libro, porque a fin de cuentas este país es lo que es hoy debido al fruto de esa historia que queramos o no está ahí....
No he leído el texto, así que no puedo juzgar si trasmite o no la realidad. Pero lo haga o no, los hechos son tozudos. No veo el porqué de tantas críticas por la excesiva proliferación del tema. los yankis llevan pufff contándonos historias de la guerra de secesión y nadie dice nada.
Y aunque el tema sea repetitivo, es totalmente necesario. Durante cuarenta años este tema estuvo prohibido, aun no llevamos otros cuarenta años de democracia como para haber podido compensar. Es muy fácil quejarse y soltar el recurso manido de que los dos bandos hicieron atrocidades y yo no voy a ser el que disculpe las de los republicanos, pero los del bando golpista fueron no solo mayores, sino orquestadas por los mandos y abiertamente crueles e innecesarias. Y si no contárselo a las mujeres violadas por las tropas marroquíes que trajo Franco con él desde el Rif, como se llamaba entonces. Y a los alcaldes fusilados por el terrible delito de ser del PSOE. Y cientos de burradas más.
No olvidéis que el pueblo que ignora su historia está condenado a repetirla.
Leo muchas opiniones sobre lo cansino o necesario que es escribir o leer sobre la guerra civil y muy pocas valoraciones de la novela en cuestión.
Reconozco que cuando me la regalaron (estas navidades) yo también pensé: "Jo, otra vez la guerra civil...". Y, sin embargo, decidí darle una oportunidad a la novela, y me ha parecido extraordinaria y absolutamente recomendable. Engancha desde la primera página, está muy bien escrita, las protagonistas son personajes con mucha fuerza, conmueve y remueve por dentro...
En fin, me parece absurdo que alguien considere que es poco original sin haberla leído, basándose solo en el tema que aborda. Al fin y al cabo, la buena literatura siempre trata los mismos temas, que son universales, y todos están en esta obra: el amor, la muerte, la dignidad, la libertad, la esperanza, el miedo...
Es una muy buena novela. Conmovedora, entrañable, dura y sobre todo muy bien escrita. No veo maniqueismo por ningún sitio, es una historia como tantas otras, no un ensayo ni un libro de historia.
No deja de sorprender que se ataquen estos libros precisamente por los que alaban otros éxitos editoriales igual de válidos (os suenan por ejemplo los éxitos de ventas de Jimenez Losantos, la estupenda Rebelión en la granja de Orwell o Vida y destino de Grossman, por citar tres ejemplos?). Casualmente ninguno de los ofendidos se queja de que vaya manía con el comunismo!
Que somos ya todos mayorcitos. Esta novela es muy recomendable y es una preciosidad por más que a algunos les moleste la temática. No confundir - con perdón - el culo con las témporas, queridos blogueros y queridas blogueras. Ah, pero que no es obligatorio leerla!!
El libro no trata de la guerra civil, sino de la dictadura franquista. Os recuerdo que fueron 40 años de atrocidades sobre las que no hay tanta literatura y sí mucho silencio. Está claro que todavía hay dos Españas y a una de ellas le molesta que se haga historia. No hemos pasado página, por desgracia.
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